Dolores de cabeza, mal humor o una tristeza que no te abandona. Todo, todo puede ser culpa del estrés y es posible que ni siquiera te hayas dado cuenta. A continuación revisamos todas las formas cómo puede estar afectando tu salud.
Algunos especialistas definen el estrés como un sentimiento de tensión física o emocional que puede ser causado por cualquier situación o pensamiento que te haga sentir a uno frustrado, furioso o nervioso. Podemos resumirlo como que es la reacción de tu cuerpo a un desafío o demanda y, si dura mucho tiempo, puede dañar tu seriamente salud.
El impacto negativo del estrés se puede sentir de diferentes formas, es decir, física, mental y emocionalmente. Si aprendes a reconocer estos efectos, será más fácil intentar controlar la presión que los causa, antes de que termines sufriendo consecuencias aún peores como presión arterial alta, enfermedades del corazón, obesidad y diabetes.
Especialistas de la Clínica Mayo definieron los efectos más comunes y los clasificaron de la siguiente manera:
- En tu cuerpo. Dolor de cabeza, tensión muscular o dolores, fatiga, presión en el pecho, falta de deseo sexual, malestar estomacal e insomnio son señales de que el estrés te está afectando.
- En tu estado de animo. Si estás experimentando ansiedad, inquietud, apatía, irritabilidad, enojo, tristeza o depresión y te sientes abrumado, sin duda, puedes estar muy estresado.
- En tu comportamiento. Detrás de tus ganas de comer en exceso, de tus arrebatos de enojo, tus ganas de fumar, tomar o consumir otras drogas, tu desinterés por hacer ejercicio y tus deseos de aislarte podría estar el estrés.
Pasos para sanar
Una vez que has comprobado que el estrés está afectando tu salud, debes actuar. Los expertos de la Clínica Mayo proponen que hagas actividad física de forma regular (así no tengas ganas) y dediques tiempo a pasatiempos como leer un libro o escuchar música. En cambio, evita las formas inactivas de controlar el estrés, como mirar televisión, navegar por Internet o jugar videojuegos; estas pueden parecer relajantes, pero, al final, pueden ser contraproducentes.
En la Escuela de Medicina Harvard recomiendan fortalecer tu red de amigos como una manera de controlar el estrés. Puedes intentar conectarte con otros tomando una clase de algo que disfrutes, como cocina, o participando en un grupo de apoyo o alguna causa.
Aprender técnicas de relajación también te puede ayudar. La meditación, la relajación muscular progresiva, las imágenes guiadas, los ejercicios de respiración profunda y el yoga son herramientas poderosas.
Recientemente, expertos de la Universidad de Michigan concluyeron que controlar el estrés es mucho más sencillo de lo que creemos: se trata de tomar “píldoras naturales”. Estar al menos veinte minutos al día en contacto con la naturaleza, dando un paseo o mirando y disfrutando el entorno, reduce significativamente los niveles de cortisol, la hormona que causa el estrés.
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