El estrés se describe generalmente como una sensación de agobio, preocupación y agotamiento que puede afectar a personas de cualquier edad o género. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), por definición, el estrés es cualquier experiencia emocional molesta que venga acompañada de cambios bioquímicos, fisiológicos y conductuales predecibles.
En pequeños episodios el estrés puede ser positivo, como cuando ayuda a evitar un peligro o cumplir con una fecha límite. Pero cuando el estrés dura mucho tiempo, puede acarrear problemas serios de salud como: presión arterial alta, insuficiencia cardíaca, diabetes, obesidad, depresión o ansiedad.
Entonces... ¿cómo podemos responder ante las situaciones cotidianas que elevan nuestros niveles de estrés? Diversas investigaciones han relacionado las prácticas basadas en la meditación con resultados físicos y psicológicos positivos en poblaciones clínicas y no clínicas. Particularmente, en 2017, un estudio publicado en la revista Frontiers in Human Neuroscience investigó los efectos del yoga y la meditación mediante la observación de factores fisiológicos e inmunológicos del estrés en el cerebro y marcadores inflamatorios.
Mejor resistencia
Al estudiar a los participantes de un retiro intensivo de 3 meses de yoga y meditación, los investigadores descubrieron que esas prácticas repercutían positivamente en la señalización del factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF), un neuromodulador que desempeña un papel importante en el aprendizaje, la memoria y la regulación de procesos complejos como la inflamación, la inmunidad, la regulación del estado de ánimo, la respuesta al estrés y el metabolismo.
También observaron incrementos en la magnitud de la respuesta al despertar del cortisol (CAR), que es parte del eje hipotalámico suprarrenal de la hipófisis (HPA), lo que sugiere una mejor resistencia al estrés, y marcadores inmunológicos.
Además, los participantes del retiro mostraron una disminución tanto en la ansiedad y la depresión autorreferidas como en los incrementos en la atención plena.
Las prácticas consistieron en posturas físicas, respiración controlada y meditaciones durante las cuales los participantes se centraron en la repetición de mantras, liberación de pensamientos y sensación corporal.
"Es probable que al menos algunas de las mejoras significativas …. se debieron a la práctica de meditación intensiva involucrada en este retiro", destacó el doctor Baruch Rael Cahn de la Universidad del Sur de California, uno de los autores del estudio.
Los investigadores señalaron, sin embargo, que se necesitan investigaciones con poblaciones de control más amplias para aclarar en qué medida estos cambios están relacionados específicamente con las prácticas de la meditación y el yoga.