Tos ferina: buscan mejorar la eficacia de la vacuna

Las vacunas para prevenir la tos ferina se administraron por primera vez en la década de 1940, y se basaban en una célula completa que constaba de células muertas de la bacteria Bordetella pertussis, causante de la tos ferina.

A pesar de que era eficaz en la prevención de la tos ferina, la vacuna tenía algunos efectos secundarios preocupantes, como provocar fiebre muy alta capaz de derivar en convulsiones.

Tos ferina: buscan mejorar la eficacia de la vacuna
| Foto: THINKSTOCK

Por eso en 1991 se creó una vacuna “acelular” llamada DTaP, (la que se utiliza actualmente) basada en material celular muerto, en lugar de células enteras, más segura que la anterior.

La vacuna DTaP se administra en 5 dosis durante toda la infancia: a los 2, 4 y 6 meses, y luego entre los 15 y 18 meses y entre los 4 y 6 años, mientras que a los 11/12 años se aconseja un refuerzo, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

Sin embargo, la vacuna DTaP solamente tiene una tasa de éxito de alrededor del 80%, un 10% menos que la fórmula antigua, y su efecto empieza a desaparecer aproximadamente un año después de la última dosis.

Ésta fue la preocupación de los investigadores del Kaiser Permanente Vaccine Study Center, quienes analizaron por qué a pesar de estar vacunados, muchos niños enferman de tos ferina en California

El estudio analizó los datos de niños y adolescentes que reciben cuidado de salud en Kaiser Permanente en California. Al revisar datos médicos de 2006 y 2015 sobre 280,000 niños, los investigadores identificaron un total de 1,200 casos de tos ferina, y observaron que un gran porcentaje (no especificado) habían recibido la vacuna recomendada.

En California hubo 2 brotes importantes de tos ferina, en 2010 y 2014. En el primero, la mayoría de los niños que enfermaron tenían entre 10 y 11 años, con lo cual las autoridades decidieron que el refuerzo de la vacuna de la tos ferina sería obligatorio desde 2011 para los niños de entre 11 y 12 años. Pero en el brote de 2014, la mayoría de los afectados tenían entre 14 y 16 años, y habían recibido el refuerzo indicado.

"Creo que estábamos esperando que el refuerzo de la DTaP podría contrarrestar lo que ocurrió en 2010," dijo Nicola Klein, líder del estudio. "Por desgracia, no fue así. Funcionó bastante bien durante aproximadamente un año y por desgracia, no funcionó bien después de eso" agregó.

Esto demuestra que la vacuna DTaP no pudo ofrecer a los niños la protección que necesitaban contra esta enfermedad extremadamente contagiosa, dijeron los científicos.

Ellos midieron la potencia del refuerzo de la vacuna de la tos ferina, y observaron que un año después de haber sido administrado, su eficacia fue de sólo del 69%. Pasados 2 años, fue de entre un 9 y un 25%.

Después de este descubrimiento, Klein y sus colegas creen que el refuerzo de la vacuna TDaP ya no se debe administrar de forma rutinaria a los preadolescentes. Se debería aplicar únicamente cuando los brotes locales se consideran inminentes por las autoridades sanitarias, proponen los investigadores.

Alternativamente, las dosis de la vacuna podrían proporcionarse a los adolescentes una vez cada 3 a 4 años, ya que es por lo general la periodicidad de los brotes de tos ferina, sugieren.

También, los autores del estudio señalan que “es imperativo desarrollar otro tipo de vacuna de células enteras contra esta enfermedad bacteriana altamente contagiosa, dado que las vacunas preventivas actuales son tan obviamente deficientes” expresan en el artículo publicado en Pediatrics.

Tos ferina, síntomas y casos en EE.UU.

Los CDC reportan cada año entre 10,000 y 50,000 casos de tos ferina en el país. 

La tos ferina es una enfermedad bacteriana altamente contagiosa que ocasiona una tos violenta e incontrolable que puede dificultar la respiración. Afecta a personas de cualquier edad y puede causar discapacidad permanente en los bebés e incluso la muerte. 

Sus síntomas se asemejan a los de un resfriado común, incluyendo los estornudos, la secreción nasal, fiebre no muy alta y una tos leve. Al cabo de dos semanas la tos se vuelve más grave y se caracteriza por episodios rápidos y numerosos de tos seguidos de espasmos o de un silbido agudo.

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