Probablemente te paso o conoces casos de personas que tras viajar a lugares como África, Asia u Oriente Medio, sufren calambres abdominales, hinchazón y náuseas.
Esto puede deberse a la diarrea del viajero, la enfermedad más común que afecta a quienes viajan a destinos exóticos. Aquí te contamos todo sobre este malestar.
Se considera diarrea a la deposición de heces sueltas o líquidas tres o más veces al día.
Los infantes son quiénes corren un mayor riesgo de padecerla debido a que tienden a llevar diferentes objetos a sus bocas y no suelen desarrollar buenos hábitos de higiene.
Las enfermedades diarreicas son la segunda causa de muerte de niños menores de 5 años, según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS)
Cuando la diarrea no es controlada puede existir riesgo de deshidratación. La OMS destaca la importancia de tener acceso a agua potable, buenos sistemas de saneamiento y conciencia sobre el lavado de manos adecuados.
La diarrea puede dividirse en dos grandes grupos:
- Diarrea crónica: causada por alergia a la comida, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria intestinal, intolerancia a la comida o síndrome del intestino irritable.
- Diarrea repentina: causa por gastroenteritis, intoxicación alimentaria o por viajar a ciertas regiones.
La diarrea del viajero es la enfermedad relacionada con el viaje más común. Según informan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) las tasas de ataque varían del 30% al 70% de los viajeros, dependiendo el destino y la temporada de viaje.
Aunque no es causada por un organismo específico, la Escherichia coli enterotoxigénico es el agente responsable más común.
Los especialistas señalan que entre los principales motivos de esta contaminación se encuentra una manipulación inadecuada por parte del personal gastronómico de esas regiones (por ejemplo, al no lavarse las manos después de usar el baño).
También puede variar el riesgo de infección según sea el tipo de exposición a las comidas (desde baja por comer alimentos calientes y cocidos, hasta alta por la ingesta de vegetales y frutas crudas o agua del grifo).
Prevención y tratamiento
La diarrea del viajero suele durar entre tres y siete días y rara vez se convierte en una afección potencialmente mortal. Entre sus principales síntomas, que aparecen durante o tras el viaje, se destacan:
- Comienzo abrupto de episodios de diarrea tres o más veces al día.
- Calambres abdominales.
- Náuseas.
- Necesidad urgente de defecar.
- Vómitos.
- Fiebre.
Si bien esta condición suele aliviarse sin tratamiento, los especialistas de la Clínica Mayo señalan que, en algunos casos, quienes la sufren pueden experimentar deshidratación moderada a grave, vómitos persistentes, fiebre alta, heces con sangre o fuertes dolores en el abdomen o el recto.
De ser así, se deberá consultar con un profesional de la salud cuanto antes. Generalmente recetarán medicamentos, como difenoxilate, loperamida o paregórico, para reducir la diarrea, ralentizando su tiempo de tránsito por el intestino.
Las grupos con mayor riesgo de sufrir esta afección son: jóvenes adultos, personas con cirrosis hepática, diabetes, enfermedad inflamatoria intestinal, sistemas inmunitarios debilitados, que consumen bloqueadores de ácido o antiácidos o que viajan durante ciertas temporadas.
Para prevenir la aparición de esta enfermedad y evitar complicaciones, puedes seguir esta serie de consejos:
- Evita los alimentos de puestos ambulantes, húmedos (como salsas), leche y lácteos sin pasteurizar (incluido helados), y carnes, pescados o maricos crudos o poco cocidos.
- Consume frutas y vegetales que puedas pelar (bananas, manzanas, naranjas o aguacates), a la vez que evitas otros con los que no puedes hacerlo (uvas o bayas).
- Evita el agua no esterilizada (de grifo, pozo o arroyo), o recurre a hervirla durante al menos tres minutos.
- No nades en agua que pueda estar contaminada.
- Mantén la boca cerrada mientras te duchas.
- Recurre a bebidas enlatadas o embotellas siempre y cuando tu seas quien rompe el sello (recuerda lavarlas antes de abrirlas). También puedes usar este tipo de agua para cepillar tus dientes.
- Asegúrate de que los platos y los cubiertos estén limpios y secos antes de usarlos.
- Lávate las manos a menudo, especialmente antes de comer, o utiliza desinfectantes a base de alcohol.
También existen hábitos a los que puedes recurrir para tratar esta afección:
- Toma mucho líquido, de esta manera puedes prevenir la deshidratación.
- Dosifica tus comidas, en lugar de comer tres veces de manera abundante, hazlo de manera prudente en distintas situaciones.
- Consume frutas y vegetales pelados, sin semillas y cocidos, como calabacín o zapallo, champiñones, espárragos, habichuelas, remolachas o zanahorias.
- Toma infusiones, como de hinojo, manzanilla o tomillo.
- Pregúntale a un médico antes de consumir cualquier medicamento.
Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), Clínica Mayo, Organización Mundial de la Salud (OMS)