¿Haces el mismo ruido cuando comes galletas que cuando comes una manzana o cacahuates?
Esto mismo se preguntaron los investigadores de la Universidad de Buffalo, que realizaron un estudio y llegaron a la conclusión de que los alimentos no sólo se ven diferente sino que “suenan” distinto al masticarlos. 
Wenyao Xu, profesor asistente de Ciencias de la Computación en la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de Búffalo, trabaja en la creación de una biblioteca que organice los sonidos de todos los alimentos cuando los mordemos, masticamos y tragamos.
Esta base de datos forma parte de “AutoDietary”, un collar súper avanzado tecnológicamente que fue desarrollado por Xu y otros investigadores de la Universidad Northeastern, en China.
Escucha los sonidos que hacen las galletas, las manzanas y los cacahuates.
No es el primer dispositivo portátil para bajar de peso o controlar la diabetes. Pero la diferencia está en que en lugar de contar las calorías quemadas con el ejercicio, esta aplicación lleva el conteo de las calorías que ingerimos, literalmente.
El líder de este invento lo resume en pocas palabras: “cada comida, al igual que al masticarla, tiene su propia voz".
El dispositivo AutoDietary (en la foto, arriba) se coloca alrededor del cuello, como una gargantilla o collar ajustado. Por dentro, un micrófono diminuto y de alta fidelidad graba los sonidos que hacemos durante la masticación y cuando tragamos. La información se envía al teléfono inteligente vía Bluetooth y allí, la app reconoce el tipo de comida por el sonido.
"Los dispositivos portátiles que nos dicen cuántas calorías quemamos no escasean, pero crear uno que mida la ingesta de calorías no es algo sencillo”, explicó Xu.
Este producto podría ser utilizado para controlar la diabetes, obesidad, desórdenes digestivos u otros trastornos alimenticios, al permitir llevar un monitoreo del consumo de comida.
Sin embargo, todavía faltan más estudios y mejoras para que AutoDietary se convierta en una herramienta eficaz para el control del peso o ciertas enfermedades: por ejemplo, no puede diferenciar un mismo alimento en diferentes versiones. Por ejemplo, los copos de maíz azucarados y los regulares. Tampoco puede distinguir los ingredientes de una comida preparada más compleja como una sopa o chili.
