La investigación, realizada por el American Institute for Cancer Research y el Cancer Research Fund, aporta evidencia sólida en contra de la carne roja, que ya ha estado varias veces en el banquillo de los alimentos acusados.
Cuando se sigue el consejo de disminuir el consumo de carne roja o procesada, y se lo combina con ejercicio, ingesta de fibras y disminución del alcohol, el cáncer de colon se puede prevenir hasta en un 45%, lo que en cifras significa 64,000 casos de este cáncer al año.
Puntos clave
- Disminuyendo el consumo de carne roja se evitarían 64,000 nuevos casos de cáncer de colon anuales.
- Cuanto más carne roja o procesada se come, mayor es el riesgo.
- Hay que cambiar el color de la carne en el plato: de rojas a blancas, es decir más pollo y pescado.
El cáncer colorectal es el tercero más común diagnosticado en el país, excluyendo los distintos tipos de cáncer de piel, de acuerdo a la American Cancer Society.
“La buena noticia es que tenemos cierto control sobre los factores de riesgo del cáncer de colon”, explicó la doctora Elisa Bandera, profesora asociada de Epidemiología en el Cancer Institute de Nueva Jersey, quien participó del análisis.
Comer 18 onzas (510 gramos) de carne roja por semana, como bife, cordero o puerco, muestra un aumento leve del riesgo de cáncer de colon.
Pero la cosa cambia para aquellos que comen 3.5 onzas (99 gramos), es decir 24.5 onzas a la semana (690 gramos): aumentarán su riesgo en un 17 por ciento. Para los que comen 7 onzas por día (190 gramos), es decir 49 onzas a la semana (1.38 kilos), el riesgo se eleva a 34%.
Aquéllos que comen 3.5 onzas (690 gramos) de carne procesada, el peligro aumenta en un 36%.
La ecuación es simple: cuanto más roja es la carne, mayor es el riesgo.
No se sabe por qué exactamente las carnes rojas o procesadas aumentan el riesgo de padecer este cáncer, pero sí hay varias teorías. Puede ser la presencia de una sustancia química de nombre difícil, se llama heterociclicamina, o los nitratos que se usan como conservantes en carnes procesadas.
La recomendación general es moderar el consumo de carnes rojas, y cambiar el color de las carnes que se ponen en el plato, de rojas a blancas: más pollo y pescados. Por supuesto, vegetales, fibras y frutas ayudarán a reducir el riesgo no sólo de cáncer de colon sino de cualquier otro mal.
El análisis se realizó en base a información de The Continuous Update Project, la base de datos de las dos asociaciones médicas, que reúne información de millones de pacientes, y que los científicos utilizan para dilucidar la relación entre nutrición y cáncer.