Las pruebas de COVID detectan si una persona tiene o tuvo el coronavirus en su cuerpo. Son esenciales no solo para eventualmente tratar la infección, sino también para llevar un apropiado registro de casos, saber la tendencia de la pandemia y reforzar acciones de salud pública en aquellas áreas en donde se registran brotes.
Hay dos tipos de pruebas de detección, las virales, que revelan si la persona está infectada al momento del test; y las de anticuerpos, que indican si la persona tuvo una infección por el virus que causa COVID-19 anteriormente.
Pruebas de COVID-19 virales
Una persona debería hacerse una prueba viral si:
- Tiene síntomas de COVID-19
- Estuvo expuesta a una persona con la infección, incluso si está vacunada
- No se ha vacunado por razones médicas
Las personas que dieron positivo para COVID-19 en los últimos tres meses y se recuperaron no necesitan volver a realizarse la prueba de detección, al menos que presenten síntomas, indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Sin embargo, las personas que van a viajar, o han viajado y están volviendo a sus casas, trabajos o escuelas, pueden querer hacerse una prueba de COVID para quedarse tranquilos que no portan el coronavirus.
También varios establecimientos están requiriendo pruebas negativas para eventos, fiestas u otras actividades que involucran a una cantidad grande de personas.
Muchas personas simplemente programan pruebas periódicas para estar tranquilas y proteger a sus seres queridos.
Hay dos tipos de pruebas virales:
De diagnóstico o laboratorio. Popularmente conocidas como PCR, utilizan una muestra del fluido de la boca o la nariz de la persona. Los resultados suelen tardar de 2 a 7 días, dependiendo del caudal de pruebas que se estén realizando al momento.
Caseras. Son pruebas rápidas, con resultados en minutos, que se pueden hacer en cualquier lado y también se realizan con una muestra de un hisopado nasal. Estas pruebas son una de las varias medidas de reducción de riesgo, ya que registran la circulación del virus en un área.
Pruebas de anticuerpos
Los CDC explican que una prueba de anticuerpos (también conocida como prueba serológica) permite detectar los anticuerpos para el SARS-CoV-2 en la sangre. Los anticuerpos son proteínas que produce el sistema inmunitario para ayudar a la persona a combatir infecciones y protegerla para que no se enferme en el futuro.
No se deben usar las pruebas de anticuerpos para diagnosticar una infección en curso, pero sí podrían servir para indicar que se tuvo la infección. Con las pruebas de anticuerpos, los científicos pueden conocer cómo se defiende el sistema inmunitario humano del virus, además de conocer el nivel de protección de la población.
La mayoría de las pruebas de detección para COVID-19 son gratuitas si se realizan en sitios comunales o estatales. Todas las personas deberían saber en dónde poder hacerse la prueba eventualmente, en especial con la alta circulación de la variante omicron.
Los CDC tienen una herramienta que ayuda a que la persona determine si necesita la prueba de COVID-19.
Pruebas y kits de recolección para COVID-19 autorizados por la FDA
Desde el comienzo de la pandemia, la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) ha autorizado más de 400 pruebas y kits de recolección, que incluyen:
235 pruebas moleculares
88 de anticuerpos
34 pruebas de antígenos
13 kits caseros: pruebas realizadas en casa con una muestra recolectada por la misma persona.
¿Las pruebas de COVID-19 detectan omicron, delta u otras variantes?
Actualmente, las pruebas de COVID-19 están diseñadas para detectar al virus SARS-CoV-2 y no variantes específicas, a veces llamadas mutaciones virales o genéticas.
Es común que todos los virus cambien y muten con el tiempo, dando como resultado diferentes cepas de virus. No hay pruebas de COVID-19 autorizadas que informen específicamente la presencia de omicron, delta u otras variantes del SARS-CoV-2 en muestras de pacientes.
Las agencias de salud pública locales, estatales y federales, incluidos los CDC, rastrean las variantes virales del SARS-CoV-2 para que podamos comprender qué cepas del virus se están propagando. Estas agencias de salud pública usan una prueba llamada secuencia del genoma completo para verificar si hay cepas de virus que circulan en la comunidad en general, pero no para cada persona.
Los proveedores de atención médica tratan a los pacientes que tienen COVID-19 según el diagnóstico y los síntomas del paciente y no según la variante con la que se infectaron.
Cómo entender los resultados
Generalmente, para las pruebas de diagnóstico, un resultado negativo significa que la prueba no detectó el virus SARS-CoV-2, y un resultado positivo significa que la prueba sí lo detectó y es muy probable que la persona tenga COVID-19.
Sin embargo, ninguna prueba es perfecta. Siempre existe la posibilidad de que una prueba arroje un resultado falso. Por esto, incluso si se recibe un resultado negativo, se deben seguir practicando medidas preventivas, como la distancia física, lavarse las manos y usar máscara, para reducir el riesgo de propagación de COVID-19.
Para las pruebas serológicas, un resultado negativo significa que la prueba no detectó anticuerpos contra el virus que causa COVID-19. Un resultado positivo significa que la prueba detectó anticuerpos contra el virus que causa COVID-19, y es posible que se haya tenido la infección y se haya desarrollado una respuesta inmune adaptativa al virus.
No se sabe cuánto tiempo permanecen los anticuerpos en el cuerpo después de la infección con el virus que causa COVID-19. Por eso, los resultados de una prueba serológica no deben usarse para determinar si se tiene inmunidad contra el virus. La FDA advierte a los pacientes que no utilicen los resultados de cualquier prueba serológica como una indicación de que pueden dejar de tomar medidas para protegerse a sí mismos y a los demás, como dejar de practicar el distanciamiento social o dejar de usar máscaras.