Hay más de 70 grupos científicos, a nivel mundial, que están probando posibles vacunas para prevenir la infección por el nuevo coronavirus, que causa COVID-19, incluyendo grandes farmacéuticas y compañías biotecnológicas como Novavax, Johnson & Johnson y Pfizer.
Pero uno de estos grupos, que no es comercial, parece liderar esta carrera: la británica Universidad de Oxford. El Instituto Jenner de la casa académica ya había probado una vacuna contra otro coronavirus a principios de 2019, demostrando que era segura para los humanos.
Esta base de investigación les ha servido a los científicos de Oxford como una plataforma para investigar una nueva versión que prevenga el coronavirus que surgió en Wuhan, China, en diciembre del año pasado.
Pruebas en monos macacos han comprobado su seguridad y eficacia. Esto no significa que será igual para las personas. Pero es un avance que hay que contar.
Con esta ventaja inicial, esperan lanzar un ensayo clínico con más de 6,000 personas en mayo, para analizar la seguridad de la vacuna en humanos, lo que se conoce como fase III de estos estudios. Esta prueba será con adultos sanos de entre 18 y 55 años.
Oxford ya solicitó a los gobiernos que, de comprobarse la eficacia y seguridad, se otorgue una aprobación de emergencia. Los investigadores de la universidad creen que podrían tener unos pocos millones de dosis de la vacuna disponibles para septiembre.
La vacuna que están investigando en Oxford se basa en un adenovirus de chimpancé, que se modifica para producir proteínas en células humanas que también son producidas por COVID-19.
Esta potencial vacuna no solo se ha probado en el Reino Unido. En los Estados Unidos, científicos del Laboratorio Rocky Mountain de los Institutos Nacionales de Salud, en Montana, inocularon a seis monos macaco, que luego fueron expuestos a grandes volúmenes del virus que causa COVID-19. Más de 28 días después, los seis animales todavía estaban sanos.
"El macaco rhesus es casi lo más parecido que tenemos a los humanos", dijo Vincent Munster, quien realizó la prueba. Los datos aún se están analizando, pero se espera que se publiquen la última semana de mayo, y se envíen a una revista científica para que colegas puedan revisarlos.
Otros ensayos clínicos de potenciales vacunas en marcha están probando dosis pero en grupos de personas más pequeños.
El Instituto Jenner ya ha liderado a nivel mundial el desarrollo de vacunas contra la malaria, y tiene una experiencia de liderazgo mundial en el desarrollo de antídotos contra otros coronavirus como el que causa el Sindrome Agudo Respitarorio Severo (SARS) y el Sindrome Respiratorio de Medio Oriente (MERS).
En estos momentos, ha puesto entre paréntesis todos sus otros proyectos para enfocarse en una vacuna contra COVID-19. Y, a la par que científicos en sus laboratorios, representantes del instituto están organizando cómo se entregarían las miles de millones de dosis necesarias, si la vacuna resulta eficaz.
Para llegar a un acuerdo de producción con farmacéuticas estadounidenses, éstas deberían revisar sus rigurosos requisitos que suelen incluir tener los derechos absolutos de la producción de medicamentos y vacunas.
El secretario general de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, pidió que se aceleraran los proyectos de vacunas, porque "encontrar una vacuna es la única forma posible de devolver al mundo a la normalidad".