La ola de ómicron está alcanzando su pico en Europa, y mientras inicia su curva descendente seguirá infectando y, según autoridades, más de la mitad de la población tendrá COVID. Pero esto, aseguran, puede jugar a favor de la salud pública: se podría generar una inmunidad colectiva capaz de volver al coronavirus endémico. Lo mismo ocurriría en los Estados Unidos y otras partes del mundo.
¿Cómo será este año? ¿Cuándo terminará la pandemia? ¿El mundo estará listo para la próxima crisis sanitaria?. Respuestas de la ciencia, y enigmas que persisten, analizados en esta historia.
El 11 de enero de 2022, Marco Cavaleri, director del área de Amenazas Biológicas a la Salud y Estrategia de Vacunas de la European Medicines Agency (EMA), dijo durante una rueda virtual de prensa, algo que, de ocurrir, arrojaría luz sobre lo que sigue en esta pandemia.
Cavaleri dijo que la inmunidad natural conferida por la altamente infecciosa cepa ómicron puede estar acelerando el progreso de la pandemia hacia un estatus de endemia.
Diferencia entre epidemia, pandemia y endemia
Endemia se refiere a la presencia constante y/o prevalencia habitual de una enfermedad o agente infeccioso en una población dentro de un área geográfica en particular. Enfermedades endémicas son, por el ejemplo, el Chagas en ciertas regiones de Sudamérica, o la malaria y la Ceguera del Río en ciertas zonas de Africa.
Una epidemia es un aumento inesperado en el número de casos de una enfermedad específica, conocida o nueva, en un área en particular. Hoy en día no solo se considera epidemia a una enfermedad infecciosa. Por ejemplo, a la obesidad, que no es trasmisible, se la define como una epidemia moderna.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia cuando una enfermedad crece a niveles exponenciales, abarcando nuevas áreas cada día. De hecho, la principal diferencia entre epidemia y pandemia no es la severidad de la enfermedad sino la tasa de propagación. La influenza de 1918 fue una pandemia, así como lo es obviamente COVID-19.
La ruta de COVID-19
Desde hace tiempo, los científicos se han estado preguntado si el coronavirus que causa COVID-19 seguiría una ruta similar a la influenza, que luego de la pandemia de 1918 se convirtió en un virus estacional, presente en la vida cotidiana de la humanidad, con picos y mutaciones cada temporada de invierno.
"Con el aumento de la inmunidad en la población, y con ómicron, habrá mucha inmunidad natural además de la vacunación, y avanzaremos rápidamente hacia un escenario que estará más cerca de la situación de endemia”, dijo Cavaleri.
Si este escenario se vuelve realidad, podría necesitarse no un cuarto refuerzo de la vacuna contra COVID, sino una vacuna contra el coronavirus que lo causa, quizás una vez al año.
Sin embargo, si este periplo ocurre, no significará que el virus deja de ser peligroso: de hecho esta pandemia ya se ha cobrado casi 6 millones de víctimas a nivel mundial. Y la gripe causa entre 300,000 y 500,000 muertes al año globalmente.
Los otros cuatro coronavirus que causan el resfriado común también son estacionales, aunque más inocuos.
Pero no hay virus 100% "inocentes", hacia donde se desarrolle la enfermedad, desde asintomática a grave, dependerá de muchos factores: la salud general de la persona, la calidad de su sistema inmunitario, la edad, las condiciones preexistentes y, algo crítico, si está o no vacunada.
Los epidemiólogos dicen que a este punto de la propagación y mutación del coronavirus, pensar en erradicarlo es una tarea imposible.
Sin embargo, la conducta de ómicron, la altamente contagiosa variante del coronavirus, puede estar indicando que el pico de contagios está comenzando a descender, lo que no significa que desaparecerá.
Por eso, esta buena noticia no significa que se deberá usar máscara o practicar el distanciamiento físico por siempre. Esto dependerá del nivel de inmunidad y vacunación.
Con los otros coronavirus que circulan desde hace siglos entre los seres humanos, las vacunas estacionales y la inmunidad colectiva permiten que la vida siga sin aislamientos. Por supuesto, como con otras enfermedades infecciosas, hay una responsabilidad social e individual para mantener a estos virus alejados de la palabra pandemia.
Es improbable, al menos en los Estados Unidos, que si la vacuna contra COVID-19 se vuelve estacional, pase a formar parte del calendario escolar de inmunización. Pero puede ser posible en otros países en donde se sigue al pie de la letra la palabra de la salud pública.
Qué pasa con la inmunidad
La inmunidad es la habilidad que tiene el organismo de proteger contra la enfermedad cuando se expone a gérmenes como virus, parásitos o bacterias.
Es un proceso complejo que involucra a proteínas conocidas como anticuerpos.
Un anticuerpo es un componente proteico del sistema inmunitario que circula en la sangre, reconoce sustancias extrañas como bacterias y virus y las neutraliza. Después de la exposición a una sustancia extraña, llamada antígeno, los anticuerpos continúan circulando en la sangre, brindando protección contra futuras exposiciones a ese mismo antígeno.
Al parecer, la inmunidad contra el coronavirus que causa COVID-19 se mantiene sólida por unos 6 a 8 meses, tanto si es inmunidad natural (cuando la persona se infectó) o por vacunación. Así y todo, hay células, llamadas células B de memoria, que recuerdan al virus y pueden generar cierta respuesta inmunitaria si intenta infectar de nuevo.
Si el coronavirus se vuelve endémico, es probable que haya brotes (más casos de una enfermedad de los que se espera normalmente) en áreas del mundo menos vacunadas, como ocurre hoy en día con el sarampión. O producto de viajeros no vacunados que "trasladan" en sus maletas el contagioso virus, como el caso del brote de sarampión en Disneylandia en 2015.
Contacto con animales y coronavirus
El coronavirus que causa COVID-19 es una enfermedad infecciosa zoonótica, es decir que el virus pasó de una especie animal al ser humano.
Investigadores descubrieron que murciélagos portaban este virus, así como otros coronavirus. Sin embargo la cadena murciélago-humano no es la única vía de contagio. Millones de visones murieron a causa de COVID en granjas, y también trasmitieron el virus a seres humanos
También se cree que el pangolín porta el virus y lo puede pasar a los seres humanos, aunque con este animal la ciencia está dividida.
En ambos casos, visones y pangolines, los animales actúan como intermediarios, que pasan el virus del animal que lo porta, en este caso los murciélagos, a los humanos por distintas formas de manipulación.
La próxima pandemia: lecciones... ¿aprendidas?
En su libro Epidemics and Society: From the Black Death to the Present, el profesor de la Universidad de Yale Frank Snowden asegura que una de los peores enfermedades infecciosas de la Humanidad es la "falta de memoria". Se repiten errores por no analizar los cometidos en pandemias pasadas, y prevenirlos.
El experto indica que, para estar listos para la próxima pandemia, hay que analizar y aprender de las lecciones de la de COVID-19 y las anteriores.
Como analiza Yonatan Grad, profesor de Inmunología y enfermedades Infecciosas, de la Universidad de Harvard, en una entrevista publicada en el sitio de la Escuela de Salud Pública de la universidad:
"Las pandemias pasadas han provocado cambios masivos en la forma en que vivimos que hemos llegado a aceptar como normales. Los mosquiteros en nuestras puertas y ventanas ayudaron a mantener alejados a los mosquitos que transmiten la fiebre amarilla y la malaria. Los sistemas de alcantarillado y el acceso a agua limpia ayudaron a eliminar las epidemias de tifoidea y cólera. Quizás las lecciones aprendidas de COVID-19 en términos de prevención de enfermedades puedan producir mejoras similares a largo plazo en la salud individual y global".