Más casos de COVID en EE.UU., pero menos muertes. ¿Por qué?

Parece una paradoja, pero no lo es. Hay al menos cinco razones que explican por qué se están registrando más casos de COVID en los Estados Unidos, pero a la vez, las muertes están disminuyendo.

El porcentaje diario de muertes por COVID-19 ha bajado un 75% desde abril. Pero los casos siguen marcando récords: 62,000 en un solo día, entre el 7 y el 8 de julio.

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Estas son algunas de las razones que, según los científicos, explican lo que parece una discrepancia en los datos epidemiológicos.

1. Se realizan más pruebas a nivel nacional

Luego de tambalear por meses, el flujo de pruebas para COVID-19 ha ido en aumento. A medida que los estados han estado reabriendo, cualquier persona puede hacerse el test. De hecho, en todo el país se están realizando un promedio de 500,000 pruebas por día.

Esto ha logrado que se detecten más casos de manera temprana, y también casos leves que requieren de tratamientos menos invasivos. No son casos mortales, pero suman a la estadística de salud pública.

2. El virus está propagándose en grupos demógraficos más jóvenes

Una de las principales razones por las cuales los casos se han disparado en las últimas semanas es por las reaperturas precoces de estados como Texas, Arizona y Florida Y los primeros que reanudaron la vida social sin demasiada protección fueron los adultos jóvenes. 

El resultado: al principio de la pandemia, el promedio de edad de las personas con COVID-19 era de 50 años. Hoy es de 35. 

Este grupo demográfico tiende a ser más saludable y las personas jóvenes suelen tener sistemas inmunes más fuertes, por lo que generalmente superan a COVID-19 sin necesidad de hospitalización, y sin sufrir una forma grave o letal de la enfermedad. 

Aunque unas 850 personas menores de 35 han muerto por complicaciones de COVID en el país, decenas de miles de muertes han sido en personas de más de 50.

Datos de Corea del Sur, España, China e Italia sugieren que la tasa de letalidad de COVID-19 en adultos mayores de 70 años es más de 100 veces mayor que para los menores de 40.

3. Hay un mejor entendimiento de la condición, lo que redunda en menos muertes

A medida que el virus sigue su curso, los médicos comienzan a tener más recursos para tratar a COVID-19, anque todavía no haya una terapia oficial o una vacuna.

Esto significa que hay menos muertes en hospitales.

El fenómeno que se está registrando en los Estados Unidos también ocurrió en otros países. Un estudio realizado en un hospital de Milán, en Italia, publicado en la revista científica Pathogens and Global Health, halló que la mortalidad por COVID-19 había pasado de representar el 24% en marzo al 2% en mayo, sin que hubiera cambios significativos en la edad de los internados.

Lo mismo se ha estado observando en hospitales de otros países de Europa, según un análisis de la Universidad de Oxford.

Al principio, el coronavirus tomó a los profesionales de salud por sorpresa: simplemente no tenían idea de cómo tratarlo y cómo enfrentar terapéuticamente reacciones del sistema respiratorio e inmune que parecían imposibles de controlar.

Ahora saben qué medicamentos, por ejemplo, esteroides, pueden usarse para enfrentar a un sistema inmune fuera de control. O, por ejemplo, que el plasma de personas recuperadas de COVID-19 puede ser útil para tratar la infección.

Falta mucho camino científico por recorrer, pero en estos poco más de seis meses de pandemia también se ha aprendido mucho.

5. Otras teorías: el verano y la mutación viral

Un científico dijo hace poco que "a los virus no les gusta el calor". Por eso, la llegada del verano y del supuesto más "consumo" de vitamina D en el hemisferio norte por la exposición al sol, podrían en teoría debilitar al coronavirus. 

También científicos analizan su capacidad de mutación, y podría ser que el coronavirus esté mutando hacia una forma más contagiosa, pero menos mortal.

Máscaras y distancia social

Frente a todas las teorías, la realidad es que el coronavirus todavía está propagándose, y el final de la pandemia está lejos. 

Por eso, no hay que bajar la guardia con las medidas que han demostrado ser altamente eficaces para frenar la propagación del coronavirus y los casos de COVID-19: el uso de máscaras faciales o cubrebocas en lugares públicos, mantener la distancia de 6 pies (2 metros) entre personas, y lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente.

Un modelo matemático desarrollado por epidemiólogos de la Universidad de Washington comprobó que el uso masivo de máscaras podría prevenir entre 17,000 y 28,000 muertes en todo el país antes del 1 de octube.

Fuentes: CDC, Universidad de Washington, departamentos de salud locales.