El resurgimiento de casos de COVID-19 en los Estados Unidos y a nivel mundial no es algo que sorprenda a la comunidad científica. Y la respuesta a por qué es simple y compleja a la vez: no todos los países, o alrededor de un mismo país, se cumplen las mismas reglas de salud pública y las personas respetan estos mandatos con distintos niveles de rigurosidad.
Especialmente en las naciones con mayor cantidad de población y con gobiernos federales, la forma en que se lucha contra una pandemia puede variar. Esto, sumado a la accesibilidad dispar a tratamientos e inmunización, abre "agujeros" en las comunidades a través de los cuales los virus pueden seguir circulando. En este escenario, ¿qué pasará con COVID?
Una pandemia se combate con políticas de salud y con la investigación para tratamientos y vacunas, pero además con acciones individuales. Sin embargo, hay cosas que no se pueden controlar, por ejemplo, cuando una persona se expone al coronavirus, puede llevar hasta dos semanas para que presente síntomas o se enferme (e incluso puede no presentar síntomas).
Mientras tanto, esta persona puede contagiar el virus a otras y así sucesivamente. En el pico de una pandemia, estos ciclos de infección se multiplican por decenas, cientos o miles hasta que los casos se diagnostican y oficiales de salud pública pueden registrarlos en una base de datos estadística.
Los sitios en donde las personas viven cerca, como los hogares de adultos mayores (que fueron sitios de súper propagación al principio de la pandemia) o las viviendas multigeneracionales son espacios proclives a la expansión viral.
Por eso es esencial seguir las reglas de salud pública. Por ejemplo, en un mundo ideal en el que todo el mundo utilizara máscaras por un determinado tiempo, todos los habitantes del planeta sin excepción, expertos aseguran que la pandemia se hubiera combatido mucho antes.
Pero esto es una utopía.
Estas diferencias en el acatamiento de reglas de prevención, en las normativas de los gobiernos locales, sumado al ciclo natural de los virus, hace que sea posible que haya una nueva ola de covid. Lo que seguramente ocurra es que, como ya hay vacunas, ésta no sea tan feroz como la primera vez.
En muchos lugares del mundo, justamente gracias a la vacunación, se ha alcanzado la llamada "inmunidad colectiva", que se presenta cuando mucha gente esta vacunada, y el virus ya no encuentra fácilmente nuevos huéspedes a quienes infectar.
Los científicos están investigando cuánto tiempo dura la inmunidad luego de haber recibido una de las vacunas contra COVID, para saber a qué atenerse en caso de una nueva ola.
Estados Unidos, un caso centinela
Más de 33 millones de estadounidenses han sido diagnosticados con COVID desde el comienzo de la pandemia, y más de 600,000 murieron por complicaciones de la infección.
A lo largo de la pandemia, los gobiernos locales han establecido diferentes normas, bien distintas dependiendo del estado, lo que ha generado una estadística muy distinta de casos.
Esto se expresa ahora con las campañas de vacunación. Mientras estados como Massachussetts presentan una tasa de vacunación del 82%, Tennessee todavía no ha alcanzado la meta de julio del 70%.
Las fronteras son porosas. Por eso esta discrepancia en las cifras de vacunación pueden hacer que el virus siga circulando.
Mientras tanto, para sobrevivir el virus cambia de genética, muta, lo que genera una nueva cepa que no es exactamente a la anterior: puede ser más contagiosa y letal.
Qué son las variantes o cepas de un virus
Los virus cambian constantemente a través de la mutación y siempre se espera que ocurran nuevas variantes de un virus. A veces surgen variantes o cepas que luego desaparecen.. Otras veces, persisten por largo tiempo. Se han documentado múltiples variantes del virus que causa COVID-19 en los Estados Unidos y en todo el mundo durante esta pandemia.
La forma que tienen los virus de sobrevivir es cambiar constantemente. A medida que el organismo humano "aprende" a combatirlos a través de la respuesta inmune, de la vacunación, los virus necesitan cambiar para seguir circulando.
Al cambiar, los virus se vuelven más diversos, explican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades(CDC). Los científicos monitorean estos cambios, incluidos los cambios en la superficie del virus. Al estudiar cuidadosamente los virus, pueden aprender cómo los cambios en el virus pueden afectar la forma en que se propaga y la forma en que las personas se contagiarán.
Para explicar este proceso biológico, los CDC visualizan a un virus como un árbol que crece y se ramifica; cada rama del árbol es ligeramente diferente a las demás. Al comparar las ramas, los científicos pueden etiquetarlas según las diferencias. Estas pequeñas diferencias, o variantes, se han estudiado e identificado desde el comienzo de la pandemia de COVID-19.
Algunas variantes permiten que el virus se propague más fácilmente o lo hacen resistente a tratamientos o vacunas. Esas variantes deben controlarse con más atención.
Variantes que circulan en los Estados Unidos
Actualmente existen cuatro variantes notables en el país:
B.1.1.7 (Alfa): esta variante se detectó por primera vez en los Estados Unidos en diciembre de 2020. Inicialmente se registró en el Reino Unido.
B.1.351 (Beta): esta variante se detectó por primera vez en los Estados Unidos a fines de enero de 2021. Se observó inicialmente en Sudáfrica en diciembre de 2020.
P.1 (Gamma): esta variante se detectó por primera vez en los Estados Unidos en enero de 2021. La P.1 se identificó inicialmente en viajeros de Brasil, que fueron evaluados durante un examen de rutina en un aeropuerto de Japón, a principios de enero.
B.1.617.2 (Delta): esta variante se detectó por primera vez en los Estados Unidos en marzo de 2021. Se identificó inicialmente en la India en diciembre de 2020.
Estas variantes parecen propagarse más fácil y rápidamente que otras, lo que puede conducir a más casos de COVID-19. Un aumento en el número de casos ejercerá más presión sobre los recursos sanitarios, provocará más hospitalizaciones y, potencialmente, más muertes.
Qué es lambda
La Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una "cepa o variante de interés" por lo siguiente:
- Posee cambios genéticos que se predice o se sabe que afectan las características del virus, tales como transmisibilidad, gravedad de la enfermedad, capacidad de "engañar" al sistema inmune, más díficil diagnosticar y tratar.
- Registra una transmisión comunitaria significativa o múltiples grupos de COVID-19, en varios países con una prevalencia relativa creciente junto con un número creciente de casos a lo largo del tiempo, u otros impactos epidemiológicos aparentes que sugieren un riesgo emergente para la salud pública mundial.
La comunidad científica ha estado monitoreando el avance de la variante Lambda, y han registrado su presencia creciente en Chile, Argentina y Ecuador.
El 23 de junio, el Sistema de Salud Pública del Reino Unidopuso esta variante en la lista de cepas a investigar, especialmente por su rápida diseminación.
Comparada con la variante Delta que surgió en la India y tiene dos mutaciones de proteínas, Lambda tiene siete, lo que le permite infectar las células sanas con más facilidad.
Hasta ahora, las distintas vacunas que se están utilizando para combatir la pandemia de COVID-19 han parecido ser efectivas contra las diferentes variantes del coronavirus. Se está monitoreando la reacción inmunitaria a Lambda.