Mantener una buena higiene bucal podría ser clave para cuidar el corazón


En los últimos años ha habido más investigaciones dedicadas a explorar la relación entre la salud bucal y cardiovascular.

Es importante visitar al dentista dos veces al año, para que realice chequeos y limpieza general. | Foto: GETTY IMAGES

Puntos clave

  • Muchos expertos advierten que, aunque la mala salud bucal no causa directamente la problemas cardiovasculares, existe un vínculo que debe estudiarse en profundidad.
  • La relación entre ambas afecciones puede deberse a los factores de riesgo compartidos, problemas inflamatorios o proliferación de bacterias.
  • Mantener una dieta saludable, evitar el tabaco e incorporar hábitos de higiene bucal, ayuda a prevenir la enfermedad de las encías, y, por lo tanto, problemas del corazón.

Si bien la evidencia disponible aún es escasa, existen distintas teorías que explican los posibles mecanismos detrás de esta relación.

¿Qué es la enfermedad de las encías?

La periodontitis, también conocida como enfermedad de las encías, es una infección de las encías que daña el tejido blando. Se estima que alrededor de dos tercios de las personas mayores de 65 años tienen enfermedad de las encías.

Esta afección comienza cuando la placa, una película pegajosa de bacterias y alimentos, se acumula alrededor de los dientes. En su etapa más temprana (gingivitis) las encías irritadas pueden sangrar fácilmente.

Si no se trata, a la larga, la periodontitis puede destruir el hueso que sostiene los dientes, haciendo que se aflojen o pierdan.

Los expertos señalan que ciertos síntomas pueden indicar la presencia de enfermedad de las encías:

  • Dolor al masticar
  • Tener encías inflamadas o hinchadas, de color rojo brillante, oscuro o morado, sensibles al tacto o que sangran fácilmente.
  • Tener dientes flojos
  • Tener mal aliento persistente
  • Tener nuevos espacios entre los dientes
  • Tener pus entre los dientes o encías
  • Teñir el cepillo de dientes de rosa después de usarlo o escupir sangre tras el cepillado o uso de hilo dental.

¿Cómo afecta al corazón?

La enfermedad de las encías no solo se limita a una situación desagradable que afecta la estructura dental o provoca daños en la autoestima. En los últimos años diferentes investigaciones señalaron que también podría tener consecuencias sobre la salud cardiovascular.

Si bien no todas las personas con enfermedad de las encías tienen problemas cardíacos, y viceversa, puede existir una correlación.

Un trabajo publicado en Journal of Dental Research, halló tras analizar el historial clínico de casi 5.300 participantes que las personas con mala salud dental tenían el doble de riesgo de desarrollar enfermedad coronaria, en comparación con aquellos que tenían una salud bucal óptima.

Otra investigación, publicada en Journal of Oral Microbiology, señaló que Porphyromonas gingivalis, una bacteria que habita debajo de las encías, es el tipo de bacteria que más se encuentra en arterias coronarias y femorales.

Mientras que un trabajo publicado en European Journal of Preventive Cardiology, que analizó a casi un millón de personas (una de las muestras más grandes para analizar esta comparación hasta la fecha), sugirió que, aunque la mala salud bucal no causa directamente la enfermedad cardiovascular, existe un vínculo que debe estudiarse en profundidad.

Pero ¿a qué se debe esta relación? Aunque aún no se comprende por completo el vínculo entre ambas afecciones, los profesionales tienen diferentes teorías al respecto.

En principio, los factores de riesgo compartidos podrían explicar la asociación, como una mala alimentación, tabaquismo o falta de acceso a la atención médica, entre otros.

Otros profesionales destacan el papel de la inflamación. La inflamación es un proceso que ocurre cuando el sistema inmunitario detecta un agente extraño, como bacterias o virus.

El objetivo de esta respuesta es proteger, mediante los glóbulos blancos, potenciales infecciones o lesiones. Una vez que el peligro desaparece, la inflamación suele ceder.

Sin embargo, si la inflamación persiste, incluso cuando el cuerpo no se siente amenazado, puede convertirse en un problema, llegando a dañar tejidos y órganos.

Por ello, se considera posible que la inflamación en las encías desencadene una reacción en cadena que termine por afectar al sistema cardiovascular.

Otra respuesta a la relación entre la salud bucal y cardiovascular puede encontrarse en las bacterias de las encías. Estos microorganismo, explican los expertos, pueden ingresar al suministro de sangre y ser impulsadas a diferentes destinos, incluido el corazón, donde causan inflamación y daño.

No solo el corazón puede verse afectado

Aunque los problemas cardiovasculares relacionados con la enfermedad de las encías es uno de los aspectos más estudiados por los investigadores, también existe evidencia que señala que una mala salud bucal puede estar relacionada con otras afecciones:

  • Artritis reumatoide
  • Cáncer
  • Demencia
  • Diabetes
  • Disfunción eréctil
  • Problemas óseos
  • Problemas respiratorios

Cómo prevenir la enfermedad de las encías

A pesar de la gran incidencia que la enfermedad de las encías tiene, especialmente en la población de adultos mayores, expertos señalan que existen distintos hábitos que pueden ayudar a mantener una buena higiene bucal y reducir el riesgo de esta afección, y, por consiguiente, de sufrir problemas cardiovasculares:

  • Cepilla tus dientes y lengua al menos dos veces al día con pasta dental con flúor. Conoce cómo debes cepillarte los dientes aquí.
  • Usa hilo dental entre los dientes y las encías al menos una vez al día.
  • Usa enjuague bucal regularmente.
  • Mantén una dieta saludable, rica en vegetales, frutas, cereales y semillas. A su vez, reduce el consumo de alimentos ultraprocesados, ricos en azúcares, sales y grasas.
  • Controla los niveles de colesterol, presión arterial y azúcar en sangre.
  • Evita fumar, vapear o mascar tabaco. 
  • No descuides cualquier síntoma de la enfermedad de las encías. Visita a al dentista dos veces al año, para que realice chequeos y limpieza general.

Fuentes consultadas: Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Cínica Mayo, Escuela de Medicina Harvard, Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial, Organización Mundial de la Salud (OMS).