Los energizantes son el segundo suplemento dietético más elegido por los jóvenes en EE. UU. Sin embargo, estas bebidas afectarían algo más que nuestro sistema nervioso. Un reciente ensayo clínico encontró que consumir energizantes podría dañar el corazón, causando trastornos en el ritmo cardíaco y alterando la presión arterial.
Las bebidas energéticas contienen cafeína, ginseng, guaraná, taurina, vitaminas B y promesas de mejorar la concentración, el rendimiento físico y acabar con la fatiga. Por este motivo, su popularidad tiene un crecimiento acelerado.
Un artículo de American Journal of Preventive Medicine, rescató los siguientes números en EE. UU.:
- El porcentaje de personas de 12 a 19 años que consumen energizantes aumentó del 0.2% en 2003 al 1.4% en 2016.
- El porcentaje de personas de 20 a 39 años que consumen energizantes aumentó del 0.5% en 2003 al 5.5% en 2016.
- El porcentaje de personas de 40 a 59 años que consumen energizantes aumentó del 0% en 2003 al 1,2% en 2016.
Si ponemos en la mirada en el centro y sur del continente, el crecimiento es similar. La consultora especializada en comidas y bebidas, Zenith International, estimó que en América Latina el consumo de energizantes alcanzaba los 100 millones de litros en 2008, número que creció hasta los 545 millones en 2017.
Sin embargo, este aumento también puede verse en las visitas a las salas de emergencia, que entre 2007 y 2011 se duplicaron debido al uso de energizantes "El consumo de bebidas energéticas plantea importantes preocupaciones de seguridad", señalaron desde el Centro Nacional para la Salud Complementaria e Integrativa (NCCIH).
En medio de este creciente hábito, un grupo de especialistas de la Universidad del Pacífico, en Stockton, California, identificó cómo el consumo de bebidas energéticas afecta el corazón. Sus hallazgos se publicaron en Journal of the American Heart Association.
Complicaciones cardíacas
Para el ensayo clínico, los expertos analizaron a 34 adultos de entre 18 y 40 años, que dividieron en dos grupos: los que bebían energizantes y los que bebían un placebo, que contenía agua carbonatada, limón y saborizante de cereza. Se trató de un estudio doble ciego, es decir, ni los participantes ni los investigadores sabían quién bebía qué producto.
Luego, los especialistas midieron los ritmos cardíacos de los voluntarios cada 30 minutos durante un total de 4 horas. Se encontraron con un cambio significativo en el tiempo que necesitaban las cámaras del corazón para contraerse y relajarse. Este período se conoce como intervalo QT.
Un intervalo QT de 450 milisegundos (ms) en hombres y 460 ms en mujeres se considera el máximo para un ritmo cardíaco saludable. Cuando este número aumenta, también lo hace el riesgo de experimentar arritmia, alteraciones de los latidos del corazón y muerte cardíaca.
Los especialistas encontraron que la bebida placebo causó, en promedio, un cambio en el intervalo QT de 11.9 ms, mientras que las bebidas energéticas dieron como resultado cambios entre los 17.9 ms y 19.6 ms.
Los investigadores observaron cambios significativos en la duración del intervalo QT hasta 4 horas después de que los voluntarios habían consumido las bebidas energéticas. También encontraron alteraciones significativas en los milímetros de mercurio, que se utilizan para registrar la presión arterial.
"Encontramos una asociación entre el consumo de bebidas energéticas y los cambios en los intervalos QT y la presión arterial, que no se pueden atribuir a la cafeína", explicó el autor principal del estudio, Sachin A. Shah.
Y agregó "Necesitamos con urgencia investigar el ingrediente particular o la combinación de ingredientes en diferentes tipos de bebidas energéticas que pueda explicar los hallazgos observados en nuestro ensayo clínico".
Sin embargo, los autores son conscientes de algunas limitaciones. Por ejemplo, los voluntarios bebieron casi un litro de energizantes, que no representa el consumo cotidiano de las personas. Tampoco examinaron a los participantes por más de 4 horas, por lo que se desconoce los efectos de estas bebidas a largo plazo.
Finalmente, las personas con frecuencia consumen bebidas energéticas en combinación con alcohol, que el equipo no estudió en este ensayo clínico.
De todas maneras, Shah advirtió "El público debe ser consciente del impacto de las bebidas energéticas en su cuerpo, especialmente si tienen otras afecciones de salud".
El autor cree que los profesionales de la salud deben asesorar a ciertas poblaciones de pacientes, por ejemplo, las que padecen enfermedades congénitas o adquiridas subyacentes.
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