Un estado de ánimo de plenitud y positivismo como la felicidad terminaría por romper el corazón. Al igual que la tristeza, dicha emoción puede desencadenar el “síndrome del corazón roto” o cardiomiopatía por estrés.
En un estudio publicado en el European Heart Journal un grupo de investigadores analizaron los datos de 485 pacientes del Hospital Universitario de Zurich, Suiza, con disparadores emocionales similares.
A pesar que las personas procedían de distintos países, la gran mayoría (el 96 por ciento) experimentó el "síndrome del corazón roto" a causa de acontecimientos tristes como la muerte de un ser querido o un accidente.
No obstante, el 4 por ciento del grupo vivió el mismo cuadro pero a causa de situaciones alegres como una boda, una fiesta de cumpleaños, el nacimiento de un miembro de la familia e incluso por la victoria de un equipo deportivo.
Y aunque se trata de un número pequeño, para los investigadores estos hallazgos amplían el espectro médico de este problema, el cual se caracteriza por presentar disfunción cardiaca, rápida y severa a causa del estrés, según el Instituto Nacional del Corazón.
“Hemos demostrado que los factores desencadenantes del síndrome pueden ser más variados de lo que se esperaba”, comentó en el informe Jelena Ghadri, autora del estudio y cardióloga del Hospital Universitario de Zurich. “Ya no es el clásico paciente con el ‘corazón roto’, pues la enfermedad puede estar precedida también por emociones positivas”, agregó.
Pese a que los síntomas de la cardiomiopatía por estrés son similares a un ataque al corazón, ya que se presenta dolor en el pecho, dificultad para respirar y hasta presión arterial baja, al final se trata de una situación reversible, a diferencia del ataque, donde en caso de sobrevivir, pueden haber secuelas de por vida.
Lo que no logran explicar los científicos es cómo, tanto los acontecimientos tristes o felices, pueden activar el síndrome y desencadenarlo. “Se necesita mayor investigación en esta área”, comenta Christian Templin, cardiólogo de dicha clínica.
“Creemos que el síndrome es un ejemplo clásico de mecanismos de reatroalimentación entrelazada, relacionada con estímulos psicológicos o físicos y del sistema cardiovascular. Tal vez la felicidad y la tristeza comparten vías comunes en la salida del sistema nervioso central, lo que conduciría al cuadro mencionado”, finalizó.