¿En qué se parecen el cerebro y una computadora?

Sucede todo el tiempo y varios ámbitos: comparamos el funcionamiento de nuestro cerebro con una computadora, es como una especie de “mito moderno”, en el sentido de equiparar al sagrado órgano con la última tecnología de punta. 

En otros tiempos, René Descartes (1596-1650) comparó el encéfalo con una máquina hidráulica, y su famosa frase “pienso, luego existo” (creando el mito de la dualidad mente-cerebro), hoy podríamos invertirla diciendo “existo, luego pienso”, explica un informe de la Universidad Tecnológica Nacional de Argentina (UTN).

El mito moderno es compararlos pero ¿son similares o diferentes? | Foto: ISTOCK

Hoy es frecuente comparar el encéfalo con una computadora, y aparecen frases como: “¿Se te quemó el chip?” o “¡necesitas otro disco duro!”. Y ya se empieza a hablar del cerebro como de una web o un navegador de Internet. 

Todos los días hablamos de velocidad de procesamiento (conducción), de capacidad de almacenaje (memoria), de circuitos (redes), de elementos de recepción, asumiendo que estas expresiones descriptivas son funcionalmente equivalentes en el cerebro y en la computadora. Sin embargo, al hurgar un poco más en profundidad, vemos que esas metáforas no resisten el menor análisis objetivo. 

Estas expresiones asumen su mayor gravedad cuando se utilizan para comparar las funciones intelectuales, la capacidad de aprendizaje, la amplitud de la memoria, en suma, como parámetros para equiparar las características cognitivas. 

Hablemos de las diferencias

Una computadora no interpreta fácilmente una imagen visual, el desplazamiento por el espacio o la identificación de voces en el ensordecedor murmullo de una fiesta. Por su parte, el cerebro nos permite hacer suposiciones rápidas apelando a recuerdos previos que ninguna computadora es capaz de hacer. 

Por ejemplo, el ojo humano posee un área de visión clara y enfocada, apenas mayor a 1mm cuadrado. Tenemos pésima visión periférica. Todo lo que vemos por fuera de esa pequeña superficie de nuestra retina son sólo fragmentos de una imagen global, pero el cerebro agrega el resto (“rellena los vacíos”) y completa la información (imagen) en sólo milésimas de segundo. Esta debilidad visual es la que aprovechan los magos y prestidigitadores para hacer muchos de sus trucos. 

Paradójicamente, esta “deficiencia” de nuestro sistema visual es la que ubica a nuestro cerebro muy por encima de una computadora. El cerebro es mucho más que un recipiente que debe llenarse con aprendizaje. 

La interpretación activa, la anticipación y proyección en el eje temporal, la atención simultánea a múltiples y diferentes elementos del mundo circundante..., y muchas cosas más, hacen que el cerebro sea más complicado que una computadora. 

Además de tener mayor complejidad, el cerebro es “otra cosa”, y en casi ningún aspecto es comparable a una máquina, aunque parezca atrayente la metáfora, sostienen los científicos de la UTN.

Otros puntos de vista científicos

Scott Aaronson, un investigador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) viene defendiendo desde hace tiempo la idea de que sí se pueden comparar. Debido a que el cerebro existe dentro del universo, y ya que las computadoras pueden simular todo el universo con suficiente potencia, se puede simular todo tu cerebro en un ordenador. Y debido a que se puede simular en una computadora, toda la evidencia, para él, sugiere que tu cerebro es una computadora.

Pero hay una opinión totalmente contraria y muy aceptada, del físico matemático inglés Roger Penrose, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido: “tu conciencia emerge de la física misteriosa y exótica que actúa dentro de tus neuronas” sostiene.

Penrose ha argumentado desde los años 80 que la informática y la física convencionales no pueden explicar la mente humana, y presentó su argumento en varios libros. 

En esencia, Penrose argumenta que la conciencia humana tiene ciertas características y habilidades que las computadoras convencionales no pueden replicar. La naturaleza de las computadoras es algorítmica y lógica, y la mente humana trasciende los algoritmos y la lógica.