Pasar muchas horas en Internet o abusar de las redes sociales puede implicar algunos riesgos de salud que los científicos están hallando a través de investigaciones recientes. Un estudio de mayo de 2017 de la Universidad de Lovaina, en Bélgica, halló que Instagram y Snapchat provocan depresión y ansiedad entre los adolescentes que los utilizan por mucho tiempo.
Ahora, un estudio publicado en PLOS ONE sobre casi 150 personas, encontró que el uso prolongado de Internet aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial.
Los científicos monitorearon a un grupo de adultos durante y después de una sesión en línea, y controlaron sus niveles de ansiedad y frecuencia cardíaca.
De allí surgió que entre aquéllos que admitieron utilizar sus teléfonos y portátiles durante muchas horas al día, hubo un marcado aumento en la ansiedad y la presión arterial después de que terminó la jornada. De hecho, sus reacciones corporales fueron casi idénticas a las observadas entre los adictos cuando no pueden obtener una dosis de alcohol, cannabis o heroína.
Mientras que la mayoría presentó un aumento del 4% en la presión arterial, algunos experimentaron importantes cambios fisiológicos, con un aumento del ritmo cardíaco de casi un 10%.
Aunque no amenaza la vida, un incremento tan intenso puede obstaculizar el sistema hormonal y afectar las respuestas inmunitarias, especialmente si ocurre de manera regular, expresaron los científicos de las universidades de Swansea en Reino Unido y la de Milán, en Italia, al presentar las conclusiones.
El estudio es la primera demostración experimental de que ocurren cambios fisiológicos como resultado de la exposición a Internet.
El investigador principal Phil Reed, de la Universidad de Swansea, dijo: "Sabemos desde hace tiempo que las personas que dependen excesivamente de los dispositivos digitales reportan sentimientos de ansiedad cuando se les impide usarlos, pero ahora podemos ver que estos efectos psicológicos están acompañados por cambios fisiológicos reales”.
El estudio encontró que la mayoría de los participantes pasaron un promedio de 5 horas al día en Internet y un 20% estuvo navegando más de 6 horas. Más del 40% de los participantes admitieron que luchan por desconectarse de Internet y que saben que pasan mucho tiempo en línea.
Los medios de comunicación social y los portales de compras fueron los sitios más visitados tanto por hombres como por mujeres.
Para corroborar sus resultados, los investigadores observaron que no hubo cambios fisiológicos en las personas que no utilizaban internet muy a menudo.
Sin embargo, entre quienes pasaron más de 6 horas al día en línea, sus cuerpos reaccionaron drásticamente, y a menudo los efectos se observaron de inmediato.
De la diversión a la adicción
La Dra. Lisa Osborne, investigadora clínica y coautora del estudio, dijo: "Un problema con experimentar cambios fisiológicos como el aumento de la frecuencia cardíaca es que pueden ser malinterpretados por el cuerpo como algo más amenazante, especialmente por aquéllos con altos niveles de ansiedad, lo que puede conducir a más ansiedad, y a más necesidad de reducirla”.
¿Internet provoca adicción? Los autores creen que el uso es impulsado por algo más que la emoción a corto plazo o la diversión de la tecnología.
El uso excesivo produce cambios fisiológicos y psicológicos negativos que pueden conducir a la gente a conectarse a Internet, incluso cuando no lo desea. El profesor Roberto Truzoli, de la Universidad de Milán, coautor del estudio, dijo a Dailymail: "Estos resultados parecen demostrar que, para algunas personas, es probable que sea una adicción”.
Todos los excesos son malos, y el abuso de Internet no escapa a esta regla. "El crecimiento de los medios de comunicación digital está alimentando el aumento del uso de Internet, especialmente para las mujeres. Hay una gran cantidad de pruebas que documentan los efectos negativos de la sobreutilización en la salud mental de la gente y ahora, en este estudio, en su fisiología” dijo Reed.
Sobre lo que se puede hacer para detener este problema, el investigador cree que “Tenemos que aplicar una actitud más responsable en la comercialización de estos productos por parte de las empresas, tal como como hemos observado para el alcohol y los juegos de azar”.