¿Nunca te preguntaste por qué el cerebro tiene un tamaño limitado y los recuerdos no? ¿Por qué los abuelos pueden contarnos cosas que pasaron hace 80 años? ¿Por qué podemos acordarnos de decenas de canciones, guardar hasta el olor de la primera vez que vimos el mar, el gusto del primero beso? Las respuestas las tienen un grupo de investigadores que comienzan a develar el misterio tras los recuerdos.
En su libro "I Remember Nothing" (No recuerdo nada), Nora Ephron —autora del guión de la película "When Harry Met Sally" (Cuando Harry conoció a Sally) y de "Sleepless in Seattle" (Insomnes en Seattle) entre otros— confiesa que nuna tuvo la capacidad de recordar.
Ephron cuenta desopilantes anécdotas alrededor de sus olvidos, de amigas de toda la vida, de nombres de películas, de vuelos internacionales. La escritora que murió en 2012 asegura en el libro que siempre tuvo que vivir atada a un anotador para poder retener en el papel lo que su cerebro no era capaz de almacenar.
Posiblemente, Ephron pertenecía a un pequeño grupo de personas que no desarrollan un mecanismo molecular que ayuda a formar la memoria de corto y largo plazo en el cerebro. Este proceso químico permite que tengamos recuerdos y logra guardarlos para siempre.
Este mecanismo que ocurre en el invisible mundo de las células está siendo investigado en el Centro Irvine para la Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria, de la Universidad de California.
En ese centro, el equipo del profesor Marcelo Wood, estaba estudiando la raíz cerebral de los desórdenes de aprendizaje cuando se toparon con una proteína a la que bautizaron por supuesto, con un nombre difícil, Baf53b, que es base de un complejo molecular llamado nBAF.
Los investigadores descubrieron que una mutación de los genes que conforman el nBAF causaba una notable pérdida de la memoria de corto y largo plazo. Pero, si estos genes se desarrollaban de manera normal, eran los que actuaban a nivel cerebral "guardando" los recuerdos en el cerebro.
Para comprobar este proceso, trabajaron con ratones de laboratorio en pruebas cognitivas y de memoria, y se alistan para desarrollar pronto pruebas en personas.
Los científicos aseguran que este hallazgo genético permitirá conocer más sobre cómo almacenamos los recuerdos. La mutación de estos genes en adultos mayores podría en parte explicar el deterioro de la memoria de corto plazo primero, y largo plazo después, que caracteriza a las personas de edad y en especial a los pacientes con Alzheimer.
Las primeras teorías acerca del cerebro y la memoria, elaboradas hacia 1956 por el psicólogo George Miller, se relacionaban con las neuronas, las células cerebrales. En aquéllos días se comenzó a hablar de la memoria de corto plazo, la que utilizamos para recordar hechos, datos, respuestas de un exámen; y la memoria de largo plazo, que tiene que ver con los afectos, la infancia, los recuerdos que entretejen nuestra cronología de vida.
Ahora, el campo de la genética ofrece la posibilidad de entender en profundidad el proceso de la memoria. Los genes sanos parecen ser nuestros depósitos de recuerdos, los mutantes pueden jugarnos una mala pasada.
Pero, si los genes pueden ser manipulados, entonces ¿se podrían manipular los recuerdos? Películas como "Total Recall", "The Matrix" o "Limitless", en donde Bradley Cooper es capaz de almacenar datos sin fin tal vez sean una futura realidad.
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