El café es una de las bebida más consumidas en el mundo, y, por lo tanto, de las más estudiadas por la ciencia.
Aunque los expertos destacan que posee muchos beneficios para la salud, también existen miedos sobre sus efectos perjudiciales. Uno de los más conocidos es la probabilidad de que su consumo regular aumente el riesgo de cáncer. ¿En qué se basa esta afirmación? A continuación repasamos la evidencia disponible.
El café es una bebida que se obtiene a partir de los granos tostado y molidos del fruto del cafeto (Coffea). Es altamente estimulante por su importante contenido de cafeína, una sustancia amarga y estimulante del sistema nervioso central.
La evidencia disponible señala que su consumo se vincula a muchos beneficios:
- Ayuda a perder peso.
- Mejora el desempeño.
- Mejora el estado de ánimo.
- Mejora la función renal.
- Optimiza la concentración.
- Previene la diabetes.
- Protege la salud cardiovascular.
- Protege el hígado.
- Ralentiza el daño celular (gracias a su rico contenido de antioxidantes).
Todas estas bondades pueden obtenerse siempre y cuando se consuma café con moderación, es decir, entre 2 y 3 tazas al día (lo que representa una ingesta de aproximadamente 250 mg de cafeína). Sin embargo, en exceso puede afectar el metabolismo de muchas formas:
- Estimula el sistema nervioso central, brindado impulsos de energía, aumentando el estado de alerta y provocando alteraciones en el sueño.
- Aumenta los niveles de presión arterial.
- Aumenta la liberación de ácido estomacal, incrementando el riesgo de acidez.
- Interfiere en la absorción de calcio por parte del organismo.
- Provoca dolores de cabeza, inquietud, temblores, ritmo cardíaco anormal, y deshidratación
La cafeína alcanza su nivel máximo en sangre tras una hora de ser consumida. Mientras que los efectos anteriormente nombrados pueden presentarse durante cuatro a seis horas después de la ingesta.
¿Aumenta el riesgo de cáncer?
Un temor asociado al café que cobró popularidad en las últimas décadas es que su consumo regular podría incrementar el riesgo de desarrollar cáncer.
Esta idea se debe a que hasta el año 2016 el café se encontraba en el Grupo 2B de la lista de agentes que se consideran cancerígenos, desarrollada por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta se divide en:
- Grupo 1: Cancerígeno para los humanos. La evidencia científica ha probado que el agente se asocia al cáncer en humanos.
- Grupo 2A: Probablemente no cancerígeno para los humanos. Existe evidencia limitada de una asociación con el cáncer en humanos, pero pruebas suficientes de asociación en animales de experimentación.
- Grupo 2B: Posiblemente cancerígeno para los humanos. Existe evidencia limitada de una asociación con el cáncer en humanos, y pruebas insuficientes de asociación en animales de experimentación.
- Grupo 3: La evidencia indica que no es posible clasificar al agente como un cancerígeno, basado en la información científica disponible.
- Grupo 4: Probablemente no cancerígeno. Existen pruebas para demostrar que el agente no está asociado con el cáncer en humanos.
Tras la publicación en 2016 de un estudio realizado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), un organismo dependiente de la OMS, en la revista The Lancet, el café pasó del grupo 2B al 3.
Los autores del trabajo señalaron, tras analizar más de 1.000 estudios en humanos y animales, que es poco probable que el café tenga un efecto sustancial sobre el riesgo de desarrollar cáncer.
Pero no todas son buenas noticias. Si bien el café no solo no es cancerígeno, sino que su ingesta puede resultar beneficiosa (cuando se lo toma con moderación), sí influye la manera en que se lo toma.
Según advierten los expertos, cuando se lo bebe muy caliente, es decir, por encima de los 65 °C o 149 °F, existe el riesgo de desarrollar cáncer de esófago.
Esto se debe a que el café a altas temperaturas puede producir irritación e inflamación en el tejido esofágico, generando un aumento de la producción celular para repararlo. Esto, a su vez, puede significar un mayor riesgo de desarrollo de mutaciones cancerígenas.
Esta situación puede representar un problema en culturas donde el café, así como otras infusiones como el té o el mate (muy popular en muchas regiones de Latinoamérica), se beben muy calientes con regularidad.
Sin embargo, si el consumo bajo estas condiciones es eventual o poco común, no debería significar un problema para la salud.
Recuerda, la moderación y el control de temperatura es la combinación perfecta para aprovechar todos los beneficios del café sin correr peligro.
Para recordar:
Hasta contar con evidencia científica significativa proveniente de ensayos en humanos, las personas interesadas en utilizar terapias a base de hierbas y suplementos deben tener mucho cuidado.
No abandones ni modifiques tus medicamentos o tratamientos, antes habla con el doctor sobre los potenciales efectos de las terapias alternativas o complementarias.
Recuerda, las propiedades medicinales de las hierbas y suplementos también pueden interactuar con los fármacos recetados, con otras hierbas y suplementos, e incluso alterar tu dieta.
Fuentes consultadas: Base Exhaustiva de Datos de Medicamentos Naturales, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa, Organización Mundial de la Salud (OMS).