Andrea Temarantz tomó fotos familiares de su hijo Ryder, de 3 meses, quien padece de síndrome de Down. Pero al observarlas detenidamente, se dio cuenta de que había un extraño brillo en el ojo izquierdo del bebé.
La mujer decidió consultar enseguida a un médico, quien luego de practicarle exámenes, le diagnosticó retinoblastoma, un cáncer en la retina.
Para tratar este cáncer, le informó, había dos tratamientos posibles: la extirpación del ojo o implementar sesiones de quimioterapia que, en un niño tan pequeño podían resultar peligrosas.
En búsqueda de otra opción para su bebé, la familia Temarantz decidió viajar a Nueva York, donde Ryder está siendo sometido a una novedosa técnica que le permite conservar el ojo y que a su vez, reduce los riesgos, según informó NY Daily News, aunque no consignó el nombre de la institución que realiza el tratamiento.
El retinoblastoma es un tipo de cáncer del ojo poco común que se origina en la retina, la capa de células sensibles a la luz que recubren la parte posterior del ojo y convierte los rayos de luz en impulsos eléctricos.
El resplandor blanco en la pupila que la mamá de Ryder vio en la imagen que tomó de su pequeño, es uno de los primeros signos de la enfermedad, médicamente se llama leucocoria (reflejo de luz blanca que se produce en determinados ángulos cuando la luz pasa por la pupila), informan los Institutos Nacionales de Salud (NIH).
El Instituto Nacional del Cáncer refiere que el retinoblastoma se puede presentar a cualquier edad, sin embargo, aparece con mayor frecuencia en los niños menores de 2 años y puede presentarse en un solo ojo (unilateral) o en ambos ojos (bilateral) y agrega que las opciones de tratamiento dependen del tamaño y localización del tumor.