La oxitocina, llamada comúnmente “la hormona o la droga del amor” podría ser muy útil para tratar a niños con autismo, asegura un grupo de investigadores de la Universidad de Sidney, en Australia, ya que ayuda mejorar algunos problemas emocionales y de conducta.
Para el estudio, que se publicó en Molecular Psychiatry. se seleccionaron a 31 niños de entre 3 y 8 años de edad, a los cuales, en un período de 5 semanas, se les administró oxitocina artificial 2 veces al día, utilizando un spray nasal.
Los científicos observaron que los niños mejoraban con este tratamiento. El Profesor Adam Guastella, autor principal del estudio, dijo a Sydney Morning Herald que su teoría es que la oxitocina hace que el cerebro sea más sensible a las señales sociales.
Aunque un tercio de los participantes mostró mejoras observables con el uso de oxitocina, el autor advierte a las personas que esa conclusión no debería generar en las personas la idea de que la hormona sintética es la cura para el autismo, y agregó que se necesitan más estudios sobre la influencia de la hormona en los niños autistas.
Para seguir investigando sobre la probabilidad de tratar a los niños autistas con oxitocina, el Perth's Telethon Kids Institute va a trabajar con investigadores de The Brain and Mind Institute, ambos de Australia, para llevar a cabo un estudio más amplio que involucra a 120 niños con autismo.
La importancia de la oxitocina
La oxitocina es una de las pocas hormonas que se producen en el hipotálamo, una zona del cerebro, y tiene una acción amplia en las células cerebrales, de ahí que actúe más intensamente en temas relacionados con el comportamiento de la persona.
La hormona está relacionada con la vinculación entre madre e hijo, las interacciones sociales, el romance y la sexualidad.
Varias investigaciones anteriores demostraron que esta hormona aumenta las conductas socialmente positivas, como la generosidad, la empatía y el altruismo, y hace que las personas estén más dispuestas a confiar en los demás, por eso se cree que en el fututo puede ayudar a tratar algunas condiciones psiquiátricas específicas.
También podría tener un efecto embriagador, es decir, inducir a un estado de relajación donde los problemas se ven de otra manera. Un equipo de investigación de la Universidad de Birmingham estudió las semejanzas entre la oxitocina y el alcohol, y les "sorprendió las increíbles similitudes entre ambos compuestos", señalaron en un comunicado de prensa.
"La oxitocina y el alcohol parecen dirigirse a distintos receptores dentro del cerebro, pero provocan acciones comunes en la transmisión del GABA (un aminoácido de la corteza prefrontal) y en las estructuras límbicas.
Esos circuitos naturales controlan la forma en que percibimos el estrés o la ansiedad, sobre todo en situaciones sociales como las entrevistas de trabajo o la seducción. "Tomar compuestos de oxitocina o una copa de alcohol, pueden hacer que esas situaciones parezcan menos difíciles", explicó Ian Mitchell, el autor del estudio.
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