La demencia es una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre las personas mayores.
Actualmente, se estima que afecta a 50 millones de personas a nivel mundial, aunque el número de casos está aumentando rápidamente. Conoce aquí los principales mitos alrededor de la demencia.
Puntos clave
- La demencia es un grupo de síntomas que afectan la memoria, pensamiento y habilidades sociales. Es lo suficientemente grave como para interferir en la vida diaria.
- La demencia no es una consecuencia inevitable del envejecimiento, aunque si una de las principales causas de discapacidad y dependencia entre los mayores.
- Hacer ejercicio con regularidad, no fumar, limitar el consumo alcohol, controlar el peso y mantener una alimentación saludable puede ser de ayuda para reducir el riesgo de demencia.
Mito 1: Demencia y enfermedad de Alzheimer son lo mismo
Esto no es correcto. La demencia es un síndrome, generalmente de naturaleza crónica o progresiva, que se caracteriza por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento), según informa la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El deterioro de la función cognitiva suele verse acompañado, y en ocasiones precedido, por el deterioro del control emocional, el comportamiento social o la motivación.
La enfermedad de Alzheimer es un tipo de demencia que representa entre 60 y 80 % de todos los casos de demencia. Sin embargo, existen otras formas de demencia, como la frontotemporal, vascular, con cuerpos de Lewy o mixta.
Mito 2: La demencia es inevitable a medida que se envejece
Esto no es cierto. Los expertos aclaran que la demencia no es una parte normal del envejecimiento. La OMS estima que solo entre 5 y 8% de la población general de 60 años o más sufre demencia en un determinado momento.
Mito 3: La demencia solo afecta a los adultos mayores
Es común que se asocie exclusivamente a la demencia con los adultos mayores, dado que la edad es uno de sus principales factores de riesgo. Sin embargo, la evidencia disponible muestra que la demencia de inicio temprano (es decir, la aparición de los síntomas antes de los 65 años) representa casi 10% de los casos.
Mito 4: Si tengo antecedentes de demencia, no puedo prevenirla
Esto solo es un mito, ya que la demencia no es puramente genética. Aunque existe un componente genético en algunas formas de demencia, la mayoría de los casos no tienen un vínculo genético fuerte. Por ejemplo, en el Alzheimer (principal tipo de demencia) la genética solo es responsable en aproximadamente 5% de los casos.
Mito 5: La demencia solo provoca pérdida de memoria
La demencia afecta a cada persona de manera diferente, dependiendo el impacto de la enfermedad y la personalidad del paciente antes de empezar a padecerla. Además, los síntomas y signos también dependerán de la etapa de la demencia:
- Etapa temprana: a menudo pasa desapercibida, ya que el inicio es paulatino. Sus síntomas más comunes son tendencia al olvido, pérdida de la noción del tiempo, y desubicación espacial (incluso en lugares conocidos).
- Etapa intermedia: a medida que la demencia evoluciona los signos y síntomas se vuelven más evidentes y limitadores: olvido de acontecimientos recientes y nombres de las personas, desubicación en el propio hogar, dificultades para comunicarse, necesidad de ayuda con el aseo y cuidado personal, y cambios de comportamiento.
- Etapa tardía: en esta última etapa la dependencia e inactividad son casi totales. Las alteraciones de la memoria son graves y los síntomas y signos físicos se hacen más evidentes: creciente desubicación en el tiempo y espacio, dificultades para reconocer a familiares y amigos, necesidad cada vez mayor de ayuda para el cuidado personal, dificultades para caminar, y alteraciones del comportamiento que pueden exacerbarse y desembocar en agresiones.
Cabe resaltar que, si bien la demencia se asocia a la pérdida de memoria, la presencia de este síntoma no significa necesariamente el comienzo de esta afección.
Mito 6: No se puede hacer nada para reducir el riesgo de demencia
Esto no es necesariamente cierto. Las nuevas directrices publicadas por la OMS señalan que practicar ejercicio físico de forma regular, no fumar, limitar el consumo de alcohol, controlar el peso corporal, seguir una dieta sana y mantener la presión arterial, el azúcar en sangre y el colesterol en niveles adecuados puede reducir el riesgo de padecer demencia.
Mito 7: La demencia se puede curar
Falso. Aunque últimamente se han difundido muchos productos que aseguran ser efectivos para curar la demencia, los expertos afirman que esto no es más que publicidad engañosa, ya que, hasta la fecha, no hay una cura para esta afección.
Sin embargo, existen distintos tratamientos cuyos objetivos son controlar temporalmente los síntomas y ayudar a la persona a mantener una calidad de vida normal. Estos pueden consistir en el uso de medicamentos (inhibidores de la colinesterasa o memantina) o terapia (como la ocupacional, modificación del entorno o simplificación de tareas).
Mito 8: La demencia impide una vida plena
Es común temer que, si se te diagnostican demencia, ya no podrás salir a caminar solo, o deberás tener alguien para que te cuide todo el tiempo. Afortunadamente, no es así.
Muchas personas con un diagnóstico de demencia llevan vidas activas. Es cierto que esos ajustes pueden llegar con el tiempo, principalmente si la afección avanza, pero esto no significa que ya no se puede llevar una vida plena.
Los profesionales de la salud insisten en recordar que la vida no acaba cuando se recibe un diagnóstico de demencia.
Fuentes consultadas: Asociación de Alzheimer, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, Clínica Mayo, Instituto Nacional de la Salud Mental, Organización Mundial de la Salud (OMS).