¿Pueden ciertos insectos convertirse en superalimentos?

Encontrar una mosca en la sopa es una de las escenas más parodiadas para retratar las plagas que pueden encontrarse en restaurantes. Sin embargo, en muchas regiones y culturas del mundo ciertos insectos como grillos y cucarachas, o arácnidos, suelen formar parte de las dietas por sus propiedades nutritivas.

¿Tú te alimentarías con estos especímenes si la ciencia lo recomendara? Un nuevo estudio tal vez te ponga en una encrucijada, ya que encontró que ciertos insectos tendrían importantes propiedades antioxidantes capaces de mejorar la salud celular.

Ciertos insectos serían más ricos en antioxidantes que algunos alimentos, como las naranjas o el aceite de oliva. | Foto: ISTOCK

La entomofagia, o ingesta de insectos y arácnidos, es una opción común para muchos mamíferos, aves y reptiles para conseguir proteínas. Sin embargo, esta práctica no se limita solo a estos grupos. En países de Asia, como Indonesia, África, como Sudáfrica, o Suramérica, como México, es muy popular acompañar platillos autóctonos con orugas, libélulas, tarántulas o saltamontes.

El caso de Estados Unidos y Europa es diferente, ya que suelen ver con desconfianza este tipo de alimentaciones, según informa el portal de estadísticas, Statista. Pero, esta situación podría revertirse, ya que el mismo sitio indica que la incorporación de los insectos a la alimentación se encuentra en alza en estas regiones.

En sintonía con este fenómeno, muchos científicos afirman que deberíamos ser más abiertos con respecto a este tipo de alimentaciones. Ese es el caso del nuevo trabajo de la Universidad de Teramo, en Italia, que se publicó en Frontiers in Nutrition.

Los autores encontraron, mediante estudios in vitro, que ciertos insectos serían ricos en antioxidantes. Este hallazgo plantea diferentes interrogantes sobre la posibilidad de que funcionen como un reemplazo para muchos vegetales o frutas, incluso que puedan convertirse en miembros de la familia de los superalimentos.

"Al menos 2 mil millones de personas, una cuarta parte de la población mundial, comen insectos", señaló el profesor Mauro Serafini, autor principal del estudio.

Insectos en la comida

Para el nuevo estudio, los investigadores decidieron cuantificar por primera vez los beneficios potenciales para la salud de diferentes insectos e invertebrados comestibles, evaluando su contenido antioxidante.

"Los insectos comestibles son una excelente fuente de proteínas, ácidos grasos poliinsaturados, minerales, vitaminas y fibra. Pero hasta ahora, nadie los había comparado, en términos de actividad antioxidante, con alimentos tradicionales, como el aceite de oliva o el jugo de naranja", explicó Serafini. El experto analizó junto a su equipo 12 insectos comestibles diferentes y 2 invertebrados:

  • Gusanos de la harina (Tenebrio molitor).
  • Gusanos de búfalo (Alphitobius diaperinus).
  • Larvas de gusano de la palma (Rhynchophorus ferrugineus).
  • Cigarras del atardecer (Tanna japonensis).
  • Hormigas negras (Lasius niger).
  • Orugas africanas (Imbrasia oyemensis).
  • Gusanos de seda (Bommbyx mori).
  • Saltamontes (Calliptamus italicus).
  • Grillos (Acheta domesticus).
  • Mini grillos (Acheta domesticus).
  • Insectos gigantes de agua (Lethocerus indicus).
  • Ciempiés gigantes amazónicos (Scolopendra).
  • Tarántulas cebra tailandesas (Haplopelma albostriatum).
  • Escorpiones negros (Pandinus imperator).

Los investigadores los trituraron, eliminaron partes no comestibles (alas o aguijones) y luego los separaron en contenido soluble en grasa y soluble en agua. Finalmente, probaron cada una de las partes comestibles para ver qué tan ricas eran en antioxidantes.

El profesor Serafini y su equipo descubrieron que, en algunos casos, los insectos superaron a frutas como las naranjas, que son valoradas por muchos nutricionistas por sus propiedades antioxidantes. Específicamente, los extractos solubles en agua de saltamontes, gusanos de seda y grillos tenían cinco veces el poder antioxidante del jugo de naranja fresco.

Otro ejemplo destacado fue el contenido soluble en grasa de los gusanos de seda, cigarras nocturnas y orugas africanas, que tenían un poder antioxidante dos veces mayor al del aceite de oliva.

Respecto al nivel total de polifenoles (antioxidantes), los investigadores afirmaron que los saltamontes, las hormigas negras y los gusanos de la harina contienen la mayor cantidad. En contraposición, las tarántulas cebra tailandesas, los escorpiones negros y los insectos acuáticos gigantes son los que menos tienen.

"Hay una tendencia clara: los vegetarianos, invertebrados que se alimentan de plantas estrictamente, tienen una capacidad antioxidante notablemente más alta", dijo Serafini.

Los investigadores explicaron que sus hallazgos actuales son muy prometedores y señalaron que, si los insectos realmente son mejores fuentes de nutrientes, podría ser de ayudar para abordar el problema mundial de sostenibilidad alimentaria.

También advirtieron que aún no han probado la efectividad y seguridad de los antioxidantes derivados de insectos en los seres humanos, y por ello, es necesario continuar con las investigaciones.

Sin embargo, esto no los desalienta "En el futuro, también podríamos adaptar los regímenes dietéticos para la crianza de insectos con el fin de aumentar su contenido de antioxidantes para el consumo animal o humano", concluyó Serafini.

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