“Suena rico, sabe mejor” pudiera ser el slogan para dar a conocer los resultados del estudio que llevaron a cabo investigadores de la Universidad de Stanford en la que, luego de evaluar a varios comensales, concluyeron que poner nombres seductores a las verduras y frutas hace que un mayor número de personas las coman.
Durante el estudio, publicado en el JAMA Internal Medicine, se demostró que para incentivar el consumo de verduras y vegetales hay que presentarlas atractivamente en los empaques y platos.
Para comprobar esa teoría, los investigadores seleccionaron a 600 comensales del comedor de la universidad a los que siguieron durante un tiempo, y para saber cuánto habían comido, de los platos de vegetales con nombres llamativos que prepararon, pesaban lo que ellos elegían.
Los investigadores etiquetaron al azar distintos vegetales de cuatro formas diferentes. Aunque estaban preparados iguales, los vegetales tenían descripciones básicas, con información sobre sus características saludables en positivo (algo añadido) o negativo (libre de algo) o alguna descripción atractiva, relativa al placer o el capricho.
Las zanahorias con cítricos glaseados fueron elegidas por un 25% más que las simples “zanahorias”, a un 41% más que la opción saludable de zanahorias con aderezo de cítricos sin azúcar y a un 35% más que “la elección inteligente de zanahorias con vitamina C”.
La conclusión de los expertos es que un nombre atractivo para la comida saludable podría ayudar a que se incremente el consumo de estos alimentos y, por lo tanto, ser una manera eficaz de controlar la obesidad.
Otros buenos ejemplos
Del estudio derivaron otros ejemplos que pudieran funcionar para aumentar el deseo de comer vegetales. En lugar de hablar de papas o batatas es mejor referirse a Bajotierras asadas con sus mojos.
El brócoli y la coliflor, que no siempre atraen a mucha gente, se transforman en ensalada de crucíferas, una forma más curiosa y atractiva de bautizarlos.
El calabacín puede convertirse en un plato de fideos con pesto verde y parmesano, y las alcachofas en una flor, delicada y sedosa.
Otra recomendación es agregar el máximo color posible a las comidas. En una dieta saludable, es beneficioso comer diariamente por lo menos cinco piezas de fruta y dos o tres raciones de vegetales, especialmente de variados colores, los cuales añaden diferentes nutrientes para asegurar una buena salud.
Las frutas y verduras con colores amarillos o anaranjados son ricas en carotenoides, y el tipo de carotenoide que se encuentra en las zanahorias se puede convertir en retinol, una forma activa de vitamina A.
Otra clase de carotenoides (responsables de la gran mayoría de los colores amarillos, anaranjados o rojos presentes en los alimentos vegetales), que producen el color rojo se llaman licopenos y se encuentran en tomates. Por extraño que parezca, cocinar los tomates levanta los niveles del licopeno.
La razón es que ayuda a romper las gruesas paredes celulares de la planta, aumentando la disponibilidad de los nutrientes.
Los alimentos de color azul y morado obtienen su coloración de un grupo de flavonoides llamados antocianinas. Se consiguen buenos niveles de estos flavonoides particulares en moras, arándanos, zanahorias moradas y col lombarda.
Otras estrategias
Los niños no son los únicos que rechazan el consumo de vegetales. Hay adultos que le huyen a las hortalizas o verduras y para ellos van orientadas estas estrategias:
Procura incorporar los vegetales y las frutas desde la mañana. Es decir, trata de desayunar yogur con cereales y frutas y un zumo de naranja. O una omelett con espinacas, champiñones y cebolla.
Haz que las frutas y las verduras estén siempre a la vista. Una buena manera es disponer un canasto en el centro de la mesa. Ante el primer signo de apetito o ansiedad, puedes apelar a lo que tienes más a la mano.
Elimina el mito de que los vegetales son feos y aburridos. Ensaya con muchas, recetas y no te quedes sólo con una ensalada o un puré de patatas.
Puedes, además, hacer snacks nutrtivos. Por ejemplo, aros de cebolla, bastones de zanahoria, siempre con rocío vegetal.
También funcionan las coles fritas y luego horneadas, quedan crujientes y son más sanas que otras alternativas que compras en el mercado.
Esos snacks los puedes acompañar con mayonesa de zanahorias, berenjenas al escabeche (con vinagre y aceite), salsa de tomate casera, guacamole, que se hace con aguacate y cebolla, lo que garantiza el consumo de vegetales.
Haz pan de calabaza o zanahoria o utiliza las hojas de la lechuga o las acelgas como la base para hacer enrrollados. Anímate a comprar verduras que nunca hayas comido antes y prueba con nuevas recetas cada día.