Cuando vamos al supermercado y queremos elegir alimentos sanos, naturales o dietéticos, muchas veces caemos en las trampas de los fabricantes, que diseñan y exponen de manera muy cuidada, sus productos para que nuestra mente los procese de determinada manera.
En ese escenario, cada marca desea que elijas el suyo, así que lo publicitará más, lo envolverá mejor, le dará más sabor y le escribirá en la parte más visible del envase aquello que crea que puede hacerlo parecer el rey, o el más sano (…) señala la nutricionista Lucía Martínez Argüelles, de España, en un artículo aparecido en el diario El País.
Según la experta “A menudo el producto real, el que se encuentra tras todos los adornos del envase es muy similar al resto de sus homólogos y con toda probabilidad habrá exagerado hasta el límite de lo legal sus bondades y escondido sus defectos”. Aquí hay cuatro productos que intentan vender como más saludables:
1. El yogurt descremado
¿Qué nos cuentan? Se venden como una opción más saludable que la versión entera por su menor contenido calórico y la ausencia de grasas.
¿Cuál es la realidad? Muchos yogures desnatados llevan azúcar añadido, y no en poca cantidad. Además, sabemos que la grasa láctea no debería ser una gran preocupación, menos en la cantidad que aporta un yogur. El consumir los lácteos enteros contribuye a favorecer la saciedad. Deberíamos primar el “sin azúcar añadido” por encima del “desnatado”.
La mejor elección: el yogur natural.
2. Pasteles o galletas sin azúcar
¿Qué nos cuentan? Ante la presión que se está produciendo en los últimos tiempos sobre el consumo de azúcar, las marcas han optado por solucionar el problema a golpe de edulcorante, lo que les permite escribir un “Sin azúcar” en la caja y revestir así al producto de un halo de salubridad.
¿Cuál es la realidad? Siguen teniendo ingredientes poco recomendables (harinas refinadas y grasas de mala calidad), que desplazan el consumo de alimentos saludables como la fruta, los frutos secos o un pan integral. Además, los edulcorantes, por ser acalóricos, no son inocuos. Sabemos que afectan de manera negativa a nuestra microbiota y que contribuyen a mantener ese umbral del dulzor tan elevado al que estamos tan (mal) acostumbrados.
La mejor elección: olvida las galletas dulces, hazte una tostada de pan integral de calidad.
3. Fiambres bajos en grasa
¿Qué nos cuentan? York o fiambre de pavo son como máxima representación del desayuno o merienda fitness. Nos los venden como algo fácil de comer, ligero y sano.
¿Cuál es la realidad? Muchos fiambres tienen un contenido en carne muy bajo, menos del 70%, el resto es fécula, almidones, azúcares, aditivos y agua. No son productos de calidad, y además entran en la clasificación de carnes procesadas.
La mejor elección: La carne natural, no procesada. Una pechuga de pollo o de pavo a la plancha o al horno que podemos cortarla en láminas, guardar en la nevera y consumir en frío en las mismas ocasiones que usamos fiambres.
4. Cereales para cuidar la línea
¿Qué nos cuentan? Son cereales de desayuno, muy enfocados al público femenino y que prometen ayudar a “cuidar la línea” o incluso a perder peso.
¿Cuál es la realidad? Igual que la mayoría de cereales de desayuno, son muy ricos en azúcar, suelen rondar el 15-20% de azúcar añadido y llevar sólo una parte de cereales integrales.
La mejor elección: Los cereales integrales sin azúcar añadido como los copos de avena, el arroz integral inflado o los cereales en copos tostados sin azúcar.
"En resumen, compra sobre todo materias primas o productos poco procesados: alimentos que no necesiten etiqueta, ni envase, ni lista de ingredientes", concluye la especialista.