El año empezó muy mal en África occidental: en marzo se conocieron los primeros casos de un nuevo brote de Ébola que luego se propagó con una velocidad insospechada.
Al día de hoy, ésta fue la peor epidemia del Ébola desde que el virus fue descubierto en 1976 en la República Democrática del Congo, cerca del río Ébola.
El país más golpeado es Sierra Leona, con 9,409 casos y 2,732 muertes, y en segundo lugar se ubica Liberia con 7,977 infecciones y 3,413 muertes; le sigue Guinea, donde se registraron 2,695 casos y 1,697 muertes.
El virus llegó a Nigeria, Senegal, Estados Unidos, Malí, España, Alemania, Francia e Inglaterra, pero en la mayoría de los casos se trató de trabajadores de la salud que contrajeron la enfermedad mientras curaban a enfermos en África y luego fueron trasladados a sus países de origen para ser tratados.
Según el Comité de Emergencias convocado por la OMS, la tasa de mortalidad alcanza el 70% y en 2014 se produjeron las condiciones necesarias para declarar una emergencia de salud pública de importancia internacional.
¿Hallarán la cura?
No existe ninguna vacuna ni medicamento (por ejemplo, un antiviral) para la enfermedad del Ébola aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
Los síntomas y las complicaciones de la enfermedad del Ébola se tratan a medida que aparecen. Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) informan que la manera de tratar el virus es manteniendo los niveles adecuados de sales, oxígeno y presión arterial de los pacientes, a la vez que se deben ir atendiendo las infecciones que se presentan.
En varios lugares del mundo se están desarrollando vacunas y tratamientos experimentales para la enfermedad, pero aún no se ha podido probar completamente su seguridad y eficacia, aunque hay esperanzas de que en 2015 pueda haber mejores noticias.