Te lloran los ojos, tienes sarpullidos, te pican la nariz y la garganta, tienes dificultades para respirar y en las manos y los brazos hay rosetones que te molestan al tacto. Todo indica que es una reacción alérgica, pero a qué? La fase de diagnóstico es quizás la más difícil. No sabes si fue el maní, los gatos o el polen lo que desató la alergia.
Para empezar es importante que sepas que la alergia es una disfunción del sistema inmunitario que provoca una reacción a sustancias normalmente inofensivas llamadas alérgenos. Cuando se está expuesto a un alérgeno, el organismo detecta un invasor extraño (antígeno) activando a los mastocitos, unas de las células de la defensa natural del cuerpo. El antígeno se une a unas proteínas llamadas Inmunoglobulinas E (IgE) y aparecen los síntomas.
Mejor diagnóstico, mejor tratamiento
Investigadores del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) advierten que precisar las causas de las alergias, ser específicos en los agentes desencadenantes, permite optimizar los tratamientos y determinar qué pacientes responden mejor y cuáles no tanto. La idea es que se logre determinar, por ejemplo, a qué proteínas concretas del polen de gramíneas es alérgico un paciente, para precisar mejor el tratamiento.
La Academia Americana de Alergia, Asma e Inmunología refiere que las alergias son muy comunes y en ellas desempeñan un papel tanto los genes como el medio ambiente. Si tus dos padres tienen alergias, existe una buena probabilidad de que tú también las padezcas. En realidad, lo que se hereda no es la alergia en concreto, sino la predisposición a tener alergias.
Más de 20% de la población mundial sufre estornudos, sarpullidos, irritaciones, asma… síntomas que cada día sufre un mayor número de personas. De hecho, en Estados Unidos más del 50% de la población sufre alergias “comunes” como al polen de plantas, los ácaros del polvo, alimentos, medicinas y a los pelos del gato.
Las sustancias alérgicas más comunes que causan alergias son aquellas que son transportadas por el aire como los ácaros del polvo (pequeños insectos microscópicos que viven a tú alrededor), el polen de los árboles, arbustos, césped…, el moho (hongos que proliferan en ambientes cálidos y húmedos), los alérgenos de origen animal, las cucarachas…
La alergia al maní o cacahuete es una de las que produce consecuencias más graves, ya que si la sufres y consumes aunque sea una cantidad mínima del mismo, puede producirse en tu organismo una reacción alérgica grave, llamado shock anafiláctico. Algunos de los sistemas de tu cuerpo, como el sistema respiratorio, digestivo y cardiovascular, pueden dejar de funcionar momentáneamente, lo que puede ocasionarte graves problemas de salud.
Es posible que la primera vez que tomes un medicamento no tengas problemas. Pero el sistema inmunitario puede producir una sustancia (anticuerpo) contra ese fármaco. La próxima vez que lo tomes, el anticuerpo le ordena a los glóbulos blancos que produzcan histamina, responsable de los síntomas de la alergia. Algunos de los fármacos que causan alergias son: anticonvulsivos, insulina, antibióticos, penicilina y yodo.
Veneno de insectos
De acuerdo con expertos del Hospital Sant Joan de Déu, en Barcelona, las picaduras de abejas y avispas originan reacciones cutáneas en forma de eritema, dolor y calor que se resuelven en poco tiempo con o sin tratamiento. En cambio, los pacientes alérgicos al veneno pueden presentar una gran variedad de síntomas tras la picadura, que van desde reacciones locales hasta reacciones generalizadas de diferente intensidad, como la anafilaxia.
Al lamerse, los felinos depositan sus alérgenos sobre sus pelos provocando reacciones alérgicas en las personas que los tocan o se les acercan. Los alérgenos del gato se esparcen por las alfombras, tapicerías y ropas. Las personas que tienen alergia a los felinos experimentan asma o rinitis. También se han observado conjuntivitis, eczema o urticaria.
El huevo es la causa más frecuente de alergia alimentaria en niños. Suele aparecer antes de los dos años y desaparece en los primeros 6 años. La prevalencia de la alergia al huevo oscila entre 0.5 % y el 2 % de la población infantil, aunque la sensibilización según pruebas cutáneas y laboratorio puede alcanzar el 5%. Puede ser fatal en caso de que sea ignorada. Suele aparecer con lesiones en la piel, como picor y urticaria, tos y estornudos.
La alergia al polen aparece como resultado de una hipersensibilidad de tú organismo, el cual interpreta como amenaza una sustancia inocua, como es el polen. El más común es la gramínea, que suele aparecer entre abril y julio, con una incidencia mayor en mayo. Algunos de los síntomas son: molestias en los ojos: lagrimeo, picor y conjuntivitis, molestias en la nariz, problemas respiratorios: como tos o asma y malestar general: