Olvidarse de las caras de la gente tiene un nombre
Por HolaDoctor
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Tu rutina te permite conocer a muchas personas. Con algunas mantendrás conversaciones, con otras tal vez solo intercambies palabras, e incluso puede que con muchas ni siquiera hables, pero puedes identificarlas. Generalmente, esto es posible gracias a sus rostros, pero ¿y si no pudieras contar con esta herramienta de reconocimiento? Eso se llama prosopagnosia, y es más común de lo que crees.
La prosopagnosia o "ceguera de rostros" es un tipo específico de agnosia o incapacidad para reconocer la información que llega a través de los sentidos. En este caso, es del tipo visual y se caracteriza por la dificultad o imposibilidad para reconocer rostros, incluso el propio. Si bien se la documentó medicamente a principios de 1900, no fue considerada una enfermedad hasta 1990.
En el caso de los adultos, se puede conocer la gravedad de la prosopagnosia dependiendo el grado de desconocimiento de los rostros (familiares, amigos, o personas cercanas). En los niños, los expertos informan que puede existir riesgo si en un reencuentro esperan a que los padres saluden antes, confunden a sus familiares con extraños o tiene problemas para identificar personajes recurrentes.
Quienes padecen esta enfermedad necesitan guiarse por tonos de voz, color de cabello, expresiones particulares, experiencias compartidas u otro tipo de detalles para lograr identificar a una persona. Puede parecer una enfermedad extraña, debido a que muchos, incluso quienes la padecen, suelen ignorar su existencia. Sin embargo, se estima que afecta a un 2.5% de la población mundial.
Alguien que escribió sobre esta enfermedad como neurólogo y paciente, fue Oliver Sacks. El experto señaló que solía reconocer a sus vecinos por los perros que paseaban o que muchas veces se disculpaba por casi golpear a un hombre, que resultaba ser el mismo reflejado en un espejo. Con el tiempo, desarrolló trucos para poder sobrellevar esta enfermedad, como reconocer formas de caminar o vestimentas.
La prosopagnosia se hizo más conocida cuando se supo que Brad Pitt la sufría. “Muchas personas me odian porque creen que les falto el respeto”, aseguró el actor. Pitt explicó que durante un año decidió preguntarles a las personas de dónde se conocían, pero eso solo empeoró las cosas, pues creían que era un acto de vanidad “Es un misterio para mí, simplemente no puedo recordar un rostro”, afirmó.
Cómo se diagnostica
Los médicos pueden evaluar la prosopagnosia mediante pruebas como el Test de Reconocimiento Facial de Benton o Memoria de Reconocimiento de Caras de Warrington. Se busca que los pacientes reconozcan rostros familiares o que nunca vieron, hallen diferencias o similitudes, detecten señales emocionales o evalúen cierta información, como sexo y edad, a partir de los rostros.
Qué lo provoca
Actualmente, se desconoce cuál puede ser la causa de la prosopagnosia. Se la asoció con condiciones congénitas, traumatismos, derrames o enfermedades cerebrales. Muchos expertos coinciden en que podría deberse a lesiones en ciertas áreas (como vena emisaria, giro fusiforme o una parte del lóbulo temporal) que, en las personas sin prosopagnosia, se activan en respuesta a estímulos faciales.
Cómo tratar la prosopagnosia
Debido a que la prosopagnosia no afecta el reconocimiento de ciertos aspectos, como la forma o color del pelo, tono de voz, particularidades del rostro (cicatrices, lunares, rasgos o expresiones), movimientos característicos y vestimentas, los expertos recomiendan hacer uso de estas distinciones, para lograr la identificación.
Otras opciones
Otra estrategia para combatir la prosopagnosia es trabajar a partir de emparejar fotografías de familiares y amigos, pidiendo que el paciente indique los rostros que le resulten familiares, para luego asociarlos con un nombre.
La prosopagnosia puede empujar a los pacientes al aislamiento, por ello, los especialistas resaltan la necesidad de construir relaciones sólidas y conectar regularmente con otras personas (el apoyo de familiares y amigos resulta clave para eso). De no ser así, existe un mayor riesgo de sufrir trastornos de la salud mental, como ansiedad social o depresión.
Asociación Estadounidense de Psicología, Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., Clínica Mayo, Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares.