Las personas con hemofilia pueden mejorar la salud de su sangre con una nutrición adecuada. Esto se puede lograr haciendo una buena selección de alimentos, que puedes empezar desde el momento en que haces las compras. Antes de elegir un producto en la tienda revisa las etiquetas de información nutricional para descartar los que tengan exceso de azúcar, sodio, conservantes o grasas.
Mantener el volumen de sangre
Las personas con hemofilia deben mantener un volumen de sangre adecuado y una producción regular de glóbulos rojos. En este proceso intervienen muchos nutrientes, entre ellos hierro, proteínas, cobre, vitaminas C, B12, B6, E y acido fólico. Y también el agua, que no se debe omitir nunca.
Mantén tus niveles de hierro
Durante una hemorragia se pierde hierro, por eso hay que reponerlo con alimentos como hígado, carnes rojas y de ave, legumbres, granos, pasas de uva, brócoli, legumbres secas y verduras de hoja. La absorción de hierro se optimiza si se combina con alimentos ricos en vitamina C como los cítricos.
¡Cuidado con la vitamina E!
Los pacientes con hemofilia deben evitar los suplementos de vitamina E ya que pueden aumentar el riesgo de hemorragias. Una dieta equilibrada que incluya aceites vegetales, nueces, semillas, hortalizas de hoja verde, cereales y frutas ya aseguran el aporte necesario para el organismo.
Alimentos desaconsejados
El portal Steps for Living, apoyado por la Fundación Nacional de Hemofilia y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) informa que hay algunos suplementos dietarios y alimentos que pueden ser perjudiciales para el organismo. Entre ellos se encuentran el ajo, el jengibre, el gingko biloba y el cardo blanco.
Cuidado con el ajo
Se consume creyendo que ayuda a prevenir enfermedades cardíacas, colesterol alto e hipertensión. Y si bien se considera un alimento seguro, puede tener efectos secundarios como molestias estomacales, dolor de cabeza, fatiga y sobre todo, aumentar el riesgo de hemorragias e interactuar con la insulina en algunos pacientes.
Jengibre
Se lo conoce por sus propiedades para combatir náuseas. Y si bien su consumo suele ser seguro, puede interferir con algunos medicamentos para tratar la densidad de la sangre como la heparina y la warfarina. No se debe usar por personas con enfermedades de la sangre ya que alarga el tiempo de coagulación y aumenta el riesgo de hemorragias.
Gingko biloba
Se cree que mejora las funciones intelectuales, detiene la degeneración macular y mejora la circulación. Pero podría aumentar los síntomas producidos por hemorragias e interferir con medicamentos que actúan sobre la coagulación.También podría reducir la efectividad de algunas drogas inmunosupresoras y un efecto adverso en el suministro de dispositivos de insulina. Siempre antes de consumir cualquier producto, consulta a tu médico.
Cardo blanco
Natural Standard informa que se usa como medicina hace más de 2,000 años en especial para tratar afecciones hepáticas. Pero en pruebas clínicas se demostró que altera ciertos parámetros hematológicos que disminuyen las plaquetas y aumenta la concentración de glucosa.
Granos enteros, frutas y verduras. Si
Aumenta tu consumo de hojas verde oscuro y frutas coloridas. Son una gran fuente de vitaminas, minerales y fibra, y esta última ayuda a dar saciedad y activar el funcionamiento intestinal. Incluye en tu dieta granos integrales o enteros: avena, cebada y trigo, entre otros, y arroz y las pastas de grano entero. Todos son carbohidratos complejos de gran calidad nutricional.
Optimiza la absorción de hierro
Si tomas suplementos de hierro hazlo una hora antes de las comidas para mejorar la tasa de absorción. No consumas antiácidos o antibióticos como tetraciclina o penicilina o derivados antes de tomarlos, ni tomes bebidas cafeinadas como té o café dentro de la hora siguiente ya que disminuyen la absorción en un 50 o 60%. Y recuerda que tomar el suplemento con leche disminuye la absorción.
Carnes magras y grasas buenas
Si vas a consumir carnes rojas o de ave, elige los cortes magros. Evita los guisos grasosos, las salsas y aderezos llenos calorías. Si quieres consumir proteínas pero evitar la carne, opta por legumbres, nueces y semillas, que además aportan fibra sin grasa ni colesterol. Incluye grasas “buenas” como las del aceite de oliva y el aguacate.
Sé realista con lo que comes
Así lo sugiere Jennifer LaFranco, directora del programa del Centro de Hemofilia Mary M. Gooley, en Rochester, Nueva York. A veces se pueden tomar algunos permisos, como una porción de torta, pero luego hay que compensar con vegetales. En otras palabras, “hay que usar las calorías en forma tan inteligente como se lo haría con el dinero”, dice la experta.
Recordemos qué es la hemofilia
La hemofilia es una afección hemorrágica hereditaria en la que la sangre no coagula de manera adecuada. Quien la padece tiene poco o nada de factor de coagulación, o de proteínas que junto a las plaquetas, ayudan a producir la coagulación normal de la sangre. En Estados Unidos se registran unos 400 casos anuales y afecta a 1 de cada 5,000 bebés varones.
Un gen hereditario
El gen de la hemofilia es hereditario. Si el padre tiene hemofilia y la madre no, ninguno de los hijos varones la tendrá pero todas las hijas serán portadoras del gen. Una mujer portadora tiene un 50% de probabilidad de que su hijo tenga la afección y de que su hija sea portadora. Una mujer puede tener hemofilia solo si su padre tiene hemofilia y su madre es portadora.