Drew Barrymore recupera su figura después del parto

La ex “Angel de Charlie” acaba de presentar en sociedad a la pequeña Olive. “Durante las primeras dos semanas no pude comer ni dormir de lo nerviosa que estaba”, admitió la actriz. Ella y su marido, Will Kopelman, eligieron ese nombre para su hija mientras cursaba el tercer mes de embarazo, cuando se enteraron de que el futuro bebé tenía el tamaño de una aceituna.

La nena de E.T. siempre tuvo que cuidarse para estar en línea, ya que dice que “se le nota cada libra que tiene de más”. Se queja de que sus piernas son demasiado cortas y de que sus brazos son como “un par de bolsas”. Sin embargo, confiesa no se siente fea, pero tampoco bonita.

En febrero de 2005 fue la primera vez que decidió cambiar sus hábitos de alimentación. Se sentía más pesada pero no se había dado cuenta de que había subido de peso… hasta que comprobó que sus pantalones de siempre no le cerraban. Fue cuando decidió adoptar una forma de vida más saludable.

En 2008 bajó mucho de peso por hacer una dieta “forzada”: se hizo un piercing en la lengua que la dejó muy dolorida. El encargado del local le había explicado las complicaciones, pero ella siempre había querido tener un piercing. La experiencia le impidió comer y beber durante dos semanas, y hasta llegó a decirse: “¿Por qué no lo pensé mejor?”

En una época optó por seguir una dieta vegetariana, ya que no lograba controlarse con las comidas. Cuando preparaba la cena, hacía dos menúes: un plato de carne para Will y un bowl de arroz con legumbres para ella. Al tiempo, había subido tanto de peso que decidió cambiar los hábitos.

En enero 2010 recibió el Globo de Oro a la mejor actriz de miniserie o película para televisión por su trabajo en “Jardines Grises” (Grey Gardens). Se involucró tanto con el papel y le puso tanto entusiasmo que perdió varias libras porque estaban tan ansiosa que no podía comer.

Los estudios demuestran que las dietas bajas en carbohidratos permiten quemar grasas más rápidamente y son más eficaces para bajar de peso. El arroz y las legumbres contienen muchos carbs; cuando Drew moderó su consumo y agregó proteínas, logró que su metabolismo se acelerara y pudo bajar 20 libras (9 kilos).

Durante su embarazo se cuidó especialmente tratando de comer sano. Pero como dice ser “la reina de los carbohidratos”, se dio algunos permisos, como macarrones con queso y algunos platos mexicanos. Aunque su receta de los chilaquiles le había salido mal y estaba buscando una mejor en las redes sociales. Para brillar, sólo en los sets, no en la cocina.

Su desayuno incluye frutas orgánicas o tostadas de pan integral con mantequilla de maní, y toma dos colaciones de gelatina sin azúcar. Un almuerzo tipo es pollo asado con ensalada y su cena, pavo asado con arroz y tomate o una porción pequeña de pastas con salsa liviana. Toma 8 vasos de líquido al día y hace 45 minutos de actividad cardio.

Drew admite que a pesar de haber estado siempre paranoica con su cuerpo, no sucumbió a las dietas de Hollywood. Prefirió adoptar un plan de ejercicios y dieta sana. “Nunca antes había hecho ejercicio, y reconozco que mi cuerpo ha cambiado. Asi que tendré que darle la razón a los que dicen que el ejercicio hace bien. Aunque lo odie…”

Para recuperar su silueta luego del embarazo, Drew sale a correr 45 minutos cada mañana, o da largos paseos a pie o en bicicleta. También hace clases de danza, va a nadar y juega al golf. “Lo importante no es transpirar sino divertirse mientras se hace cada actividad”, reflexiona.

La actriz adoptó costumbres que la ayudan a verse y sentirse mejor: combina ejercicio con dieta balanceada, toma mucha agua y consume tabletas de vitamina C para mantener su piel saludable. Come pocos carbs, pero si quiere un plato de pastas, se permite una porción pequeña. Siempre come carne, y cuando se siente mal come poco, o más sano.

Drew Barrymore no será la más deportista, porque dice que el día que hizo bien sus ejercicios, ya siente que “merece” un plato de fettuccini Alfredo. Pero tiene un secreto valioso: ser feliz y disfrutar cada momento. Ella sostiene que se nota en la piel, en los ojos, en la sonrisa y en la actitud hacia los demás.