Los enemigos de un corazón sano están al acecho, conviven con nosotros y sin embargo, podemos derrotarlos muy fácilmente ¿Cómo? Simplemente cuidando algunos detalles.
Enemigo fatal
Las enfermedades cardíacas son la principal causa de muerte en EEUU: más del 25% de los decesos. El riesgo de tener una enfermedad cardíaca aumenta con la edad, siendo mayor en hombres con más de 45 años y en las mujeres mayores de 55 años. Fuente: Institutos Nacionales de Salud (NIH).
Cerca de 1 de cada 3 adultos en EEUU tiene presión arterial alta. La enfermedad no produce síntomas: una persona puede sufrirla durante años sin saberlo. Sin embargo, durante ese tiempo causará daños en el corazón, los vasos sanguíneos, los riñones y otras partes del cuerpo.
Es importante saber los valores que representan tu presión arterial normal, aunque te estés sintiendo bien. Si tu presión arterial es normal, puedes colaborar con tu médico para mantenerla a raya. En cambio, si es alta, debes iniciar un tratamiento para evitar que tus órganos sufran daños.
Tanto en EE.UU. como en todo el mundo, hay millones de personas con sobrepeso. La obesidad aumenta el riesgo de padecer enfermedad de las arterias coronarias, presión arterial alta, diabetes tipo 2 y cáncer, entre otras, informa el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre (NIH).
Lleva una alimentación saludable, teniendo siempre en cuenta las calorías que necesitas. Permanece siempre activo y evita estar mucho tiempo sentado. Las medicinas o cirugía para bajar de peso también son alternativas válidas cuando los cambios de hábitos no alcanzan.
El tabaco tiene un efecto devastador en el sistema cardiovascular: estrecha los vasos sanguíneos, aumenta la tensión arterial, eleva el riesgo de formación de coágulos, de ataques cardíacos y de sufrir un ACV. Un fumador pasivo aumenta su riesgo de enfermedades cardíacas en un 25% o más, informa Clínica Mayo.
Dejar el cigarrillo no es fácil. Algunas personas deben hacer varios intentos, probando diferentes maneras para dejar de fumar: muchos lo hacen espontáneamente, otros aprovechan los beneficios de los manuales paso a paso, los medicamentos o productos que ayudan a disminuir la adicción a la nicotina.
Las personas inactivas tienen más riesgo de sufrir un ataque al corazón que quienes hacen ejercicio regular. Moverse quema calorías, ayuda a bajar el colesterol y la diabetes, disminuye la presión arterial, fortalece el músculo cardíaco y hace flexibles las arterias. (Instituto del Corazón de Texas).
“Si no puedes hacer ejercicio durante 30 minutos al día, procura moverte 10 minutos diarios. Un estudio científico revela que 60 a 90 minutos de actividad física moderada por semana puede reducir el riesgo de enfermedad cardíaca entre un 30 a 50%”, aconseja el Dr. Francisco López-Jiménez, de Clínica Mayo.
Excederse en el consumo de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el corazón, tales como hipertensión, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco), indica el Instituto del Corazón de Texas.
Según los expertos, el consumo moderado es un promedio de una o dos bebidas por día para los hombres y de una bebida por día para las mujeres. Una bebida se define como 1,5 onzas líquidas (44 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 40°, como whisky, vodka o ginebra.
El colesterol proviene del cuerpo y la comida. El HDL es el colesterol "bueno" que ayuda a mantener nivelado el colesterol LDL o “malo”. Un elevado índice de colesterol “malo” eleva el riesgo de ataque cardíaco y accidentes cerebrovasculares (ACV), según la Asociación Americana del Corazón.
El colesterol disminuye mediante el ejercicio y el consumo de más frutas y verduras; tal vez sea necesario tomar medicamentos, según indica el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre. Los expertos recomiendan además consumir pescado, nueces, semillas, granos enteros y aceite de oliva.
Se produce cuando los niveles de glucosa o azúcar en la sangre están elevados. La glucosa proviene de los alimentos. En la diabetes tipo 1, el cuerpo no produce insulina para asimilarla. En la diabetes tipo 2, el cuerpo no la produce o no la usa adecuadamente, según la Biblioteca Nacional de Medicina.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y otras complicaciones serias. El ejercicio, el control de peso y respetar el plan de comidas saludables, ayuda a prevenir la diabetes y también a controlarla si la padeces.
Mucho sodio en el cuerpo hará que se retengan líquidos. Esto añade una carga extra al corazón y a los vasos sanguíneos. En algunas personas, esto puede desencadenar la presión arterial alta, aumentando el riesgo de padecer enfermedades del corazón y ACV.
La mejor manera es evitar la comida rápida y las pre envasadas y procesadas. Evita los bocadillos salados, el pescado congelado o enlatado, el jamón, la panceta, la carne envasada, los fiambres, las salchichas y los alimentos y jugos enlatados que contengan sal.
Es la respuesta del cuerpo ante los cambios, que libera adrenalina, ésta acelera la respiración y el ritmo cardíaco, y aumenta la presión arterial. Los problemas se producen cuando el estrés es crónico y el cuerpo se mantiene acelerado durante días o semanas.
La Asociación Americana del Corazón aconseja: transforma los pensamientos negativos en positivos; tómate entre 15 y 20 minutos por día para relajarte, respirar profundo y pensar en algo tranquilo; realiza actividad física con regularidad e intenta hacer al menos una cosa que disfrutes cada día.
No dedicar al sueño y descanso las horas necesarias, es fatal. Y padecer apnea del sueño, un trastorno común en el que la persona sufre pausas en la respiración, es otro factor que, de no ser tratado a tiempo, puede aumentar el riesgo de sufrir presión arterial alta, ataque cardíaco y ACV.
Dormir bien es bueno para la salud cardíaca y general, y previene accidentes. “Una buena noche de sueño recobra la energía y mejora el desempeño diario. La privación de sueño genera distracción y cansancio. Los adultos necesitan dormir entre 7 y 9 horas diarias”, según el Dr. Francisco López-Jiménez, de Clínica Mayo.