¿Tú o tu pareja están perdiendo el interés en el sexo? Puede haber muchas razones, tanto físicas como psicológicas. Pero no te preocupes, no se trata de nada que no se pueda solucionar: conoce algunos de los principales asesinos de la pasión y mira cómo combatir sus efectos negativos.
Más razones para odiar el estrés: "Padecer grandes cantidades de estrés reduciría la producción de testosterona, hormona asociada con el deseo sexual, además provocaría una gran sensación de fatiga que te hará desear llegar a la cama... sólo para dormir", explica el Dr. Michael Krychman, del Centro para la Salud Sexual en el Sur de California.
Cuando tenemos sexo con frecuencia, y más si es sexo satisfactorio, producimos grandes cantidades de endorfinas y oxitocina, sustancias asociadas con el placer y el bienestar, que aliviarían el estrés", explica el Dr. James Coan, de la Universidad de Virginia en Charlottesville.
Según la Dra. Ruth K. Westheimer, de la Universidad de Columbia, "Cuando tienes una mala percepción de tí mismo, sientes que no serás capaz de atraer a tu pareja sexualmente y que no podrás satisfacerla; esto provocará que tengas un menor interés en el sexo, haciendo que tu pareja se aleje de tí".
"La depresión y otros trastornos emocionales provocan un desbalance en los neurotransmisores del cerebro, por lo que además de abatimiento y fatiga, puede provocar diversos problemas sexuales como baja libido y problemas de erección", explica la Dra. Christine Webber, de la Universidad de Londres.
Según Denise Knowles, consejera matrimonial, "Las discusiones de pareja provocan estrés y tensión, e incluso sentimientos de rencor, ya que muchas veces consisten en lanzar acusaciones el uno al otro; todo eso acabaría con el deseo sexual: no puedes pensar en tener sexo con quien te echa la culpa de sus males".
"Lo primero es buscar qué afecta tu relación, para eso es importante que te comuniques con tu pareja o que busques el consejo de un especialista", explica la Dra. Webber. "Además, deben ser honestos y objetivos: más que recriminar, deben notar las responsabilidades de cada uno y reconocer lo que han hecho bien".
5. Paternidad
"Los cambios hormonales del embarazo y la fatiga del parto y los cuidados del bebé pueden provocar una pérdida de deseo en muchas mujeres; además, la llegada del bebé también causaría cambios hormonales en el padre", explica el Dr. David Delvin, experto en sexualidad.
De acuerdo con el Dr. Delvin, "Para recuperar la vida sexual luego de tener un bebé, es importante buscar momentos en los que puedan estar tranquilos, como la siesta del bebé; también hay que tomar en cuenta que el parto provocaría cambios en la vagina, como sensibilidad o sequedad, por lo que sería bueno utilizar lubricantes".
6. Falta de sueño
De acuerdo con Robert Thayer, profesor de psicología en la Universidad de California en Long Beach, "El insomnio produce fatiga, ansiedad y estrés, lo que afectaría gravemente el deseo sexual; además, la tensión producida por la falta de sueño nos haría insensibles a estímulos placenteros, como las caricias".
"Cuando tienes poco sexo, muchos aspectos de tu vida pueden comenzar a ir mal, por ejemplo, puedes empezar a tener problemas en tu relación o más estrés, lo que conduciría a menor interés en el sexo y a más estrés, etcétera", explica la psicoterapeuta Shannon Fox.
7. Obesidad
"Cerca del 30% de las personas con obesidad tienen menos deseo sexual y menor satisfacción" explica el Dr. Andrew McCollough, de la Universidad de Nueva York. "Esto sería porque la obesidad estrecharía los vasos sanguíneos de la zona genital, afectando la sensibilidad, el desempeño y el deseo sexuales".
"La diabetes puede provocar problemas sexuales hasta en un 50% de los pacientes: los altos niveles de azúcar en la sangre y otras condiciones como la presión arterial pueden dañar los nervios y vasos sanguíneos en los genitales, produciendo diversos daños como impotencia, insensibilidad o vaginitis", explica el Dr. David Delvin.
Según el Dr. Mark Epstein, de la Universidad de Harvard "Puede que tú mismo no sientas deseo, pero eso no tiene que impedirte realizar actividades que puedan ser sexualmente estimulantes para tu pareja; así, si ves que tu pareja está gozando, probablemente empiece a crecer el deseo en ti".
"El alcohol afecta los nervios que provocan las erecciones, por lo que si hay mucho alcohol en la sangre, un hombre no podrá tener una erección adecuada; además, el alcohol también afectaría a las mujeres ya que reduciría la sensibilidad del clítoris” , explica la Dra. Jeanette Norris, de la Universidad de Washington.
Para el Dr. Christopher Longcope, de la Universidad de Massachusetts, una alimentación sana es base de una buena vida sexual: "Una dieta sin la suficiente proteína, o sin suficientes vitaminas y minerales, disminuiría el deseo sexual debido a que reduciría la producción de testosterona y de otras hormonas”.
"El sexo tiene beneficios físicos y psicológicos importantes para el individuo; la falta de deseo y otros problemas sexuales pueden afectar de manera grave tu salud integral, así como tu sensación de bienestar", explica la Dra. Lisa-Maria Wallwiener, de la Universidad de Heidelberg, Alemania.
11. Algunos medicamentos
De acuerdo con la Clínica Mayo, algunas drogas pueden reducir tu deseo sexual, sobre todo los tratamientos contra la depresión, ya que alteran el balance de los neurotransmisores. Sin embargo, las drogas para la hipertensión, la diabetes o las enfermedades cardíacas también pueden tener este efecto.
La Clínica Mayo recomienda que hables con tu médico para saber si existen alternativas a tu tratamiento: algunas drogas no reducen el deseo sexual permitiéndote controlar tu condición sin afectar tu vida en pareja. Incluso, si no interfieren con tu tratamiento común, algunas drogas pueden ayudarte a incrementar tu libido.
"Las píldoras anticonceptivas alteran el balance hormonal, reduciendo la producción de estrógeno y testosterona, lo que afectaría el deseo sexual y provocaría otros problemas como dolor durante el sexo, sequedad vaginal o dificultad para alcanzar el orgasmo", explica la Dra. Rebecca Booth, de la Universidad de Louisville.