Es la principal causa de muerte de la gente que tiene diabetes. Estas complicaciones llevan generalmente a un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular (ACV), según explica la Federación Internacional de la Diabetes (IDF, su sigla en inglés).
Las diabetes tipo 1 y tipo 2 son condiciones crónicas y de por vida que requieren un control permanente. Sin un manejo adecuado, pueden llevar a un aumento de los niveles de azúcar en sangre que podrían producir daños serios, irreparables y hasta fatales en varios órganos y tejidos.
Lo que se necesita para el diagnóstico
Quienes están en riesgo de contraer diabetes deben realizarse exámenes de sangre para detectar “intolerancia a la glucosa”, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. La IDF explica que quienes realizan ejercicio por al menos 30 minutos diarios reducen entre un 35% y 40% ese riesgo.
Las personas que requieren diálisis o trasplante de riñón generalmente son diabéticos. Al dañarse los riñones, dejan de filtrar y limpiar la sangre y comienzan a acumularse los desechos, explica el Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón.
Entre el 60 y el 70% de los diabéticos sufren alguna enfermedad del sistema nervioso. “Se producen debido a que los altos niveles de glucosa en sangre dañan los vasos sanguíneos que llevan oxígeno a algunos nervios”, explica el Centro Coordinador Nacional de Información sobre la Diabetes. Entre las consecuencias más graves puede ser necesaria la amputación de los pies, dedos o extremidades inferiores. También, la pérdida de la sensibilidad.
La Federación Internacional de la Diabetes recomienda a todas las personas en riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 que se controlen regularmente. Esto incluye a: las personas mayores, quienes tienen antecedentes familiares o han sufrido enfermedades cardiovasculares y a quienes sufren de sobrepeso y tienen una gran circunferencia abdominal .
Es una de las primeras causas de ceguera entre los adultos estadounidenses, explica el Instituto Nacional de Ojos. “Es causada por los cambios en los vasos sanguíneos de la retina. En algunas personas con retinopatía, las venas pueden inflamarse y luego filtrar fluidos. Otras personas incluso pueden tener un crecimiento anormal de vasos en la superficie de la retina.
Al principio, se pueden experimentar algunos cambios en la visión. Pero luego, la retinopatía puede empeorar. Por eso, el Instituto Nacional de Ojos sugiere que las personas con diabetes se realicen al menos una vez por año un examen de ojos dilatados. Las mujeres diabéticas que están embarazadas también deben realizarse este estudio, porque tienen más riesgo.
El 8,3% de la población es diabética
En los Estados Unidos, 25.8 millones de niños y adultos tienen diabetes. Sin embargo, hay 7 millones de personas que todavía no fueron diagnosticadas, según la Asociación Americana de Diabetes. Al desconocer que padecen diabetes, no pueden prevenir algunas de las enfermedades más comunes, que ponen en riesgo su vida.
Afecta al 18% de las embarazadas, aparece cerca de la semana 24. Se caracteriza por la presencia de altos niveles de glucosa en sangre durante el embarazo, explica la Asociación Americana de Diabetes. Esto ocurre porque las hormonas de la placenta, que ayudan a que el bebé se desarrolle, bloquean la acción de la insulina provocando “resistencia a la insulina”.
Al cuerpo verse obligado a utilizar toda la insulina, la glucosa no puede dejar la sangre y ser transformada en energía. Al acumularse la glucosa, se produce una “hiperglucemia”. Si la mujer embarazada no recibe tratamiento, la glucosa podría pasar al bebé y ser almacenada como grasa. El resultado puede ser un bebé obeso o con “macrosomia” (crecimiento de los órganos).
6. Hipertensión
Un estudio realizado por la Asociación Americana de Diabetes informó que entre 2005 y 2008, el 67% de los adultos mayores de 20 años con diabetes tenían una presión arterial equivalente o superior a 140/90 mmHg o estaban medicados para la hipertensión.
Más del 60% de las amputaciones no traumáticas de piernas se realizan en personas diabéticas. Esto es consecuencia de las complicaciones circulatorias, que reducen el flujo hacia el pie , y a la enfermedad de los nervios, que disminuye la sensibilidad. Juntos, facilitan la aparición de infecciones y ulceraciones, que pueden llevar a una amputación.
Una investigación realizada por la Asociación Americana de la Diabetes encontró un vínculo entre las personas que necesitaron una amputación y ciertos factores de riesgo, como alto nivel de glucosa en sangre e hipertensión arterial. Al controlar ambas condiciones, podría reducirse la posibilidad de sufrir una amputación.
8. Complicaciones en la piel
El 33% de los diabéticos tendrán algún problema en la piel en algún momento de sus vidas, causado o agravado por la diabetes. De hecho, según advierte la Asociación Americana de la Diabetes, para algunas personas, los problemas en la piel son los primeros síntomas de la enfermedad. Si se los detecta a tiempo, estos trastornos pueden ser tratados con éxito.
Los problemas más comunes
Infecciones bacteriales, hongos e irritaciones son algunos de los desórdenes que pueden presentarse. Aunque también hay problemas de piel que afectan casi exclusivamente a los diabéticos, como dermopatía diabética, necrobiosis lipídica diabética, ampollas diabéticas y xantomatosis eruptiva.
9. Complicaciones en los pies
Aparecen cuando hay daños en el sistema nervioso. Como consecuencia del poco flujo sanguíneo, los diabéticos pierden sensibilidad en los pies. Esto hace que no sientan dolor si tienen una herida. De hecho, podrían tener una piedra en el zapato o una infección y no darse cuenta.
10. Síndrome hiperglucémico hiperosmolar no cetósico (HHNS)
Es una condición seria, más frecuente en las personas mayores con diabetes tipo 1 o tipo 2, aunque es más común en la última. Se caracteriza por almacenar el exceso de azúcar, que aparece cuando se eleva el nivel en la sangre, y pasarlo a la orina. Si la persona no bebe demasiada agua, corre riesgo de deshidratarse y de sufrir un ataque, entrar en coma o incluso de fallecer.
Señales para detectar el HHNS
Para detectar el HHNS, hay que estar atento a estos síntomas: nivel de azúcar en sangre superior a 600 mg/dl, boca seca y arenosa, sed extrema, piel seca pero sin sudor, fiebre alta, confusión o somnolencia, pérdida de la visión, alucinaciones y debilidad de un lado del cuerpo.