Ir a una consulta médica significa subir al automóvil o tomar un autobús para viajar unas cuantas millas, llegar a una sala de espera y pagar mucho dinero. En general, eso es lo que piensan los 83 millones de estadounidenses nacidos entre 1981 y 1996, es decir, los millennials.
Las preferencias de los millennials, como necesidad de conveniencia, servicio rápido, conectividad y transparencia de precios, están replanteando el modelo tradicional de atención primaria en el consultorio.
Clínicas de farmacias o de grandes tiendas minoristas, centros de atención de urgencias independientes con horarios nocturnos y de fin de semana y sitios de telemedicina que ofrecen visitas virtuales son algunas de las modalidades que cada vez gozan de mayor aceptación entre los pacientes jóvenes. En cambio, hay renuencia a ir a una consulta tradicional: dicen que los costos no siempre son claros y que muchas veces los informan después de prestar los servicios, a diferencia de los sitios de telemedicina, por ejemplo.
Estos hallazgos provienen de una encuesta hecha por la Fundación Kaiser Family a escala nacional, entre 1,200 adultos seleccionados al azar. Así encontraron datos como que el 45% de los jóvenes de 18 a 29 años no tenía proveedor de atención primaria, en comparación con el 28% de los de 30 a 49 años, el 18% de los de 50 a 64 años y el 12% de 65 años o más.
La solución: atraer a los jóvenes
Durante décadas, los médicos de atención primaria tuvieron una relación muy cercana con los pacientes, vínculo que incluso podía durar años. Pero la figura del internista, el médico de familia o el geriatra que se desempeñaba como un asesor confiable, parece haber quedado atrás.
Otra encuesta llevada a cabo en 2017 por el Employee Benefit Research Institute, arrojó resultados similares a la de Kaiser: el 33% de los millennials no tiene un médico regular, en comparación con el 15% de los adultos de 50 a 64 años de edad. El cambio generacional es evidente.
Pero el beneficio de la practicidad puede traer inconvenientes, como la prescripción de medicamentos que no necesitan. Un estudio de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y Pew Charitable Trusts encontró que al 39% de los pacientes que acudieron a un hospital sin previa cita le recetaron antibióticos para resfriado o gripe, a pesar de que estos fármacos no sirven para curar estas afecciones.
"Todos necesitamos atención coordinada y longitudinal", dijo a Kaiser Health News Michael Munger, presidente de la Academia Americana de Médicos de Familia. Para atraer y retener a estos pacientes jóvenes y renuentes en la atención primaria se están dando cambios.
Se están comenzando a adoptar nuevas prácticas, como contratar más médicos y enfermeras para asignar citas con mayor rapidez. También usan más herramientas digitales, como portales que permiten a las personas comunicarse con sus médicos o hacer citas a través de sus móviles.
Más allá de las bondades, en cuanto a practicidad y rapidez, Munger sostiene que, independientemente de cuán saludable se esté, las personas necesitan a alguien que conozca su historia, y el mejor momento para encontrar a ese médico “es antes de una crisis de salud, no durante una”.
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