¿Sufres una enfermedad mental? Descúbrelo aquí

La salud mental ha sido definida de múltiples formas en diferentes momentos de la historia y diferentes culturas como un estado de bienestar y equilibrio, según la definición de la Organización Mundial de la Salud. Se trata nada menos que un balance de la persona y su entorno y se relaciona con la capacidad de trabajar y desarrollarse como individuo.

Esta definición de salud mental hace referencia no a la ausencia de enfermedad, es decir no es sano quien no está enfermo, sino que está sano quien está en equilibrio, habla de una presencia, de un ser humano que posee bienestar físico y mental. Sin embargo, en más de una oportunidad desoímos las alarmas que suenan.

Salud y enfermedad mental no son opuestos. Para poder saber si una persona es sana mentalmente se pueden observar algunos aspectos como la superación de acontecimientos traumáticos, la forma de manejar las tensiones y desafíos propios del día a día que todos tenemos. Es importante poder diferenciar síntomas de enfermedades mentales.

Una tragedia, trauma o pérdida pueden desencadenar una profunda tristeza, desazón, falta de interés y hasta algunos trastornos físicos. Sin embargo, cuando se habla de depresión, se trata de un periodo de al menos seis meses con estos síntomas, sin motivo aparente, con desesperanza y desinterés en las cosas que solía disfrutar y trastornos del sueño y la alimentación.

Según datos del Instituto Nacional de Salud Mental y de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), el 6,7% de la población estadounidense sufre de depresión mayor, dentro de los cuales el 3 % se consideran graves o severos. El 70% de estos casos son mujeres y la edad promedio de comienzo son los 32 años.

El número de suicidios, según el CDC es de 11.26 cada 1000 habitantes y un 3,7% ha pensado en el suicidio, sobre todo las mujeres. Anualmente, el país es testigo de más de 17 mil homicidios y nada menos que 34 mil suicidios.

Ante hechos tensionantes y traumáticos ocurridos es esperable sufrir de ansiedad. Sin embargo, si el estrés, el pánico, las obsesiones y angustias no poseen una causa aparente o se prolongan por demasiado tiempo, interfieren con el normal desempeño de la persona en la vida cotidiana, en su buen dormir y comer, en su capacidad de trabajar, es hora de consultar.

El 18% de las personas en EEUU sufren algún trastorno de ansiedad, según el Instituto Nacional de Salud Mental. De ese total, un 22,8% se consideran problemas graves o severos. Las mujeres tienen un 60% más de tendencia a sufrirlos, mientras que los blancos no hispanos son el grupo de mayor incidencia. La edad promedio de comienzo son los 11 años y un 36,9% recibe tratamiento.

Una cosa es ser agresivo y otra ser psicópata o antisocial, como lo llaman los expertos. Las personas que sufren de psicopatía o sociopatía presentan un consistente patrón de violación y falta de respeto y límites ante los derechos de los demás. No presentan culpa o arrepentimiento por lo que hacen.

Se calcula que el 1 % de los adultos sufre de esta patología. Afecta más a hombres y mujeres. De las personas diagnosticadas, alrededor del 46% recibe tratamiento.

Ser supersticioso es una tendencia a esquivar la realidad y explicarla con ideas fantasiosas es algo muy común en el ser humano. Pero una cosa es evitar el número 13 y otra muy distinta es vivir con una serie de rituales obsesivos y manías que interfieren con el día a día e impiden funcionar con normalidad.

El Instituto Nacional de Salud Mental lo define como un trastorno de ansiedad en el que surgen pensamientos, sentimientos, ideas y sensaciones inevitables y angustiantes (obsesiones) y lo llevan a realizar ciertos rituales o comportamientos repetitivos para aliviar la ansiedad (compulsiones).

Se calcula que el 1% de los adultos estadounidenses sufren de Trastorno Obsesivo-Compulsivo y dentro de ese grupo hay un 50% que son casos severos. La edad promedio de comienzo de esta patología está en los 19 años.

Miedo y fobia pueden parecer lo mismo pero son bien diferentes. Uno es algo esperado dentro de lo normal, el otro es un trastorno de ansiedad por una reacción desproporcionada ante un estímulo determinado que provoca una serie de problemas físicos y psicológicos e interfieren con el normal desempeño de la persona.

Según datos de la Asociación de Psiquiatría Americana la fobia es la enfermedad psiquiátrica más común en las mujeres y la segunda más común en hombres mayores de 25 años. Se sabe que al menos 5 de cada 100 personas en los Estados Unidos padecen una fobia o más de una, y se calcula que son unos 19 millones de personas las que las padecen.

Las personas bipolares tienen fluctuaciones en su estado de ánimo que pasa de muy bueno, alegre o irritable a la depresión, con cambios que pueden ser repentinos. Las "fluctuaciones en el estado de ánimo" entre manía y depresión pueden ser muy rápidas, con episodios más o menos intensos.

Se calcula que el 2,6% de la población de Estados Unidos ha sido diagnosticada con Trastorno Bipolar, dentro de ese grupo el 82,9% se lo considera severo o grve. La edad promedio de comienzo de esta patología es de 25 años.

Existe un estrés "saludable" que tiene que ver con la necesidad de cambio. Si sientes extrema fatiga, problemas digestivos, dolores de cabeza, desórdenes alimenticios o un malestar que te impide seguir con tus actividades normales, llegó la hora de pedir ayuda. El estrés es un trastorno de ansiedad que requiere tratamiento.

Se calcula que el 90% de las consultas médicas en Estados Unidos son relacionadas con casos de estrés. Por otro lado, las estadísticas señalan que el 3,5% de la población en ese país sufre de estrés post-traumático y el 36.6% de ellos tienen un trastorno severo.

Si hay algo que te perturba, que tiene insatisfecho, que no te permite dormir bien, comer adecuadamente, cumplir con tus tareas cotidianas, tu humor está notablemente alterado o simplemente estás triste y no sabes qué te sucede, llegó el momento de pedir ayuda.

Los prejuicios, los miedos y la discriminación muchas veces hacen de barrera para que las personas pidan ayudan aún cuando la necesitan. La forma de empezar es con una conversación informal, hablando con alguien en quien confías, de las cosas que te pasan, si es que aún no estás listo para recurrir a a un profesional.

Las enfermedades mentales afectan tu vida día a día, tu forma de pensar, tu humor, tu capacidad de realizar tareas y tu forma de actuar en general. Si pensamos en las causas es importante hablar de los genes y la historia familiar, pero también las experiencias de vida. No existe una causa única que permita explicar el origen.

Los tratamientos en salud mental combinan una serie de recursos, psicoterapia, medicación, grupos de apoyo, pero está comprobado que hablar de lo que sucede está presente en todos los abordajes teóricos, ya que ayuda a resolver los problemas y a verlos desde una perspectiva diferente.