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¿Por qué no podemos dejar de comer?
Por HolaDoctor
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Todo suma ¿o no?
A la hora de contar calorías todo suma, desde un tomate hasta un helado. Pero un tomate grande aporta unas 40 calorías y una taza de helado, 270. Y si bien sabemos que conviene restringir las calorías para no engordar, ¿Por qué no lo hacemos?
Dave Pounder, quien tiene un Master sobre Manejo de la Información en la Universidad del Estado de Arizona y es autor del libro “Pensamientos obscenos”, opina que no todos los alimentos son irresistibles sino en especial los ricos en azúcar, sal o grasas.
1. Comemos por causas genéticas
Tras estudiar la psicología del individuo, Pounder explica que el hombre prehistórico pasaba hambrunas frecuentes y no sabía cuándo podría volver a comer. Por eso cuanto había alimento a la vista ¡engullía a más no poder!
¿Se aprovechan de nuestra debilidad?
Para Pounder, los restaurantes y fabricantes de alimentos conocen estos hábitos prehistóricos y suponen que este sentimiento perdura en nuestra genética. Por eso ofrecen comidas irresistibles a las que es difícil dejar de lado.
2. Cuestión de tamaño
Rene Ficek, una dietista y experta en nutrición de Seattle Sutton’s Healthy Eating sostiene que en Estados Unidos se valora mucho el tamaño: un auto grande, músculos grandes, una casa grande… pero cuando se trata de comida, esto no es ninguna ventaja.
Se tiende a valorar las grandes porciones sin importar la calidad del alimento. Por eso parece no haber nada mejor que una montaña de comida barata, ya que mucha cantidad por poco dinero parece ser la mejor de las propuestas.
4. Porciones más grandes
Hace un tiempo, una hamburguesa “normal” con papas fritas bastaba para completar una comida. Hoy no se concibe un menú sin que esta hamburguesa sea doble, “y con una gran porción de papas fritas”, sostiene Ficek.
5. Comida a la vista, siempre
Hoy hay más oferta de alimentos que casi no requieren preparación: comidas congeladas, rápidas o envasadas. La vida moderna soluciona tanto las cosas que se puede comer siempre y de inmediato, sin necesidad de cocinar.
La nutricionista Ficek advierte que en cada rincón hay una alusión a la comida. Se bombardea constantemente a los consumidores con imágenes de platos tentadores, al alcance de la mano en todo momento.
7. Alimentacion emocional
En ocasiones convertimos a la comida en un “consuelo” en lugar de utilizarla para saciar el hambre y aportar nutrientes al organismo. Se puede comer para aliviar el estrés, para combatir el aburrimiento o como recompensa por algo en particular.
8. Comer por placer
La doctora Mónica Katz, especialista de la Sociedad Argentina de Nutrición explica que el cerebro tiene un sistema de recompensa, placer y adicciones y siempre que sea posible, tiende a buscar lo que nos hace disfrutar. Y esto incluye los alimentos.
Otro de los motivos por los que no podemos dejar de comer, según Katz, es porque lo hacemos para socializar. Para los humanos, es un acto colectivo y complementario que genera relaciones sociales, según explica en su libro “Somos lo que comemos”.
10. Cuestión de familia
El contexto social o familiar enseña aspectos de su propia cultura, donde muchas de esas reglas tienen que ver con la comida. En algunas comunidades como la italiana y la española, es casi impensable decirle “no” a un plato bien lleno de pasta o carne.
Algunos padres, señala Katz, suelen usar la comida como recompensa para los niños por haberse portado bien. La especialista aconseja abandonar estar prácticas porque la ciencia demostró que no funcionan y que incluso, son nocivas.
12. Viscoso pero sabroso
Según sostiene la doctora Katz, tenemos predilección por alimentos grasos, viscosos, húmedos y llenos de calorías, ya que son los que nos generan estados emocionales positivos. Por eso los postres, las tortas y los dulces se nos vuelven irresistibles.