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Los bebés con las anomalías más extrañas
Por Julio Guzmán
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Cuando todo se transforma
Tener un bebé es para muchos padres sinónimo de muchas alegrías, pero cuando el bebé llega con algún problema de salud, estos sentimientos se transforman en desesperación. Te invitamos a conocer algunos de los casos más extraños, como el del bebé que no puede abrir la boca, ni siquiera para llorar.
El bebé que no puede abrir la boca
Wyatt Scott parece un bebé común y corriente como los demás, hasta que sus papás detectaron que no podía abrir la boca de forma natural, ¿por qué? En un principio nadie tenía la respuesta, por lo que el pequeño tuvo que permanecer hospitalizado durante tres meses. Al final se encontró que sufre un trimus congénito.
Aunque el bebé se encuentra sano en el resto de los aspectos físicos, los médicos no saben con precisión si el origen de este problema se encuentra en los músculos que sujetan la mandíbula o en otro tipo de traumatismo. Ante la preocupación los papás abrieron la página whatswrongwithwyatt.com para conocer otros casos como el de su hijo.
Peligro inminente
Uno de los mayores problemas que el pequeño ha presentado llega cuando se trata de expulsar las secreciones habituales de los niños de su edad. Debido a que no puede despedir el babeo constantemente, el bebé canadiense se encuentra todo el tiempo en peligro de asfixia. Sus padres lo han llevado por este motivo 6 ocasiones a urgencias.
El pequeño ha recibido varios tratamientos con la finalidad de mejorar su estado de salud, por ejemplo, recibe cuidado fisioterapéutico a diario, le succionan la nariz, es alimentado por un tubo que va de su nariz al estómago y está conectado a un monitor que mide sus niveles de oxígeno.
A la espera del milagro
“Nadie nos puede asegurar que Wyatt se vaya a poner mejor en dos, cinco, diez años o va a estar comiendo en tubo toda su vida”, explica la madre del pequeño. A pesar de los esfuerzos hechos en el bebé y que varios neurólogos, genetistas y anestesistas ya lo investigan, el pronóstico de su recuperación es reservado.
Wang Feng, es una bebé de 2 años que padece una rara enfermedad congénita que hace que su abdomen se hinche y su ombligo sobresalga de sus límites. Sus padres viven preocupados ante lo que pueda pasar.
Cuando Wang Feng nació, su padre encontró algo blanco muy extraño en el excremento de su hija, por lo que decidió mandarlo al hospital para ser analizado. Los médicos diagnosticaron atresia biliar congénita y advirtieron que la pequeñita no viviría más de cuatro meses.
Se trata de un problema hepático crónico y progresivo que se manifiesta poco tiempo después del nacimiento. Según la Biblioteca Nacional de Medicina, ocurre cuando las vías biliares dentro y fuera del hígado no se desarrollan de manera normal. En los bebés esto podría causarles daño hepático y cirrosis.
Ubicando problemas
Por fortuna, existen pruebas para detectar problemas durante la gestación. Una de ellas es la ecografía, que consiste en el uso de ondas sonoras para crear una “imagen” del bebé en un monitor, y así poder identificar señales de problemas en los órganos, sistemas del bebé y si el crecimiento es el adecuado.
Es una prueba que permite diagnosticar ciertos defectos de nacimiento, entre ellos síndrome de Down, fibrosis quística y espina bífida. Como parte del procedimiento se usa una aguja fina para extraer una pequeña cantidad de líquido amniótico y células del saco que rodea al feto. La muestra se evalúa en un laboratorio.
Evaluación
La evaluación del primer trimestre, según la página womenshealth.com se aplica entre las semanas 11 y 14 para detectar un mayor riesgo de trastornos cromosómicos, incluido el síndrome de Down y trisomía 18, así como otros problemas (defectos del corazón). Consiste en un análisis de sangre y un examen ecográfico.
Análisis de orina
A través de una muestra de orina se pueden detectar señales de problemas de salud como: infección de tracto urinario, diabetes o preclampsia. Otros análisis son la prueba de tolerancia a la glucosa, de suero materno, de sobrecarga de glucosa, perfil biofísico, entre otros. Para más información consulta a tu médico.
El bebé sin sangre
En febrero de 2014 se dio a conocer un caso muy peculiar que llamó la atención de varios profesionales de la salud. Se trató de un niño que nació con una rara complicación conocida como “Ghost” o “bebé blanco”, lo cual lo puso al borde de la muerte, pues casi no tenía sangre corriendo por sus venas.
Todo comenzó cuando Jennifer Juárez, la madre del pequeño, comenzó a notar que faltando tres semanas para que su hijo naciera, éste no pateaba el vientre como antes. Fue entonces cuando decidió ir al médico y tras hacerle una serie de exámenes decidieron intervenirla de forma urgente y le realizaron una cesárea de emergencia.
El panorama no era alentador para la madre de California: el bebé tenía un aspecto muy pálido y cuando decidieron extraerle sangre para el análisis no encontraron ni una sola gota. Lo que pasó es que Juárez había experimentado una hemorragia materno-fetal. ¿Qué causó esto? Los doctores lo atribuyeron a causas naturales.
Sin una gota
De acuerdo con los investigadores, una pequeña pérdida de sangre en el embarazo es normal, pero existen casos en los que el feto puede perder hasta un 80% de su sangre o más. Aunque el pronóstico ante estos casos no era favorable, la reacción oportuna de los médicos salvaron al bebé y ahora éste se encuentra libre de peligro.
Cuando Jacob Edwars llegó al mundo en junio de 2011, sus padres y los ojos de muchos lo vieron con buena salud; sin embargo, nunca esperaron que el pequeño había presentado un derrame cerebral a tan corta edad, un problema muy raro entre los niños, pues se calcula que 6 de cada 100 lo padecen, según la National Stroke Association.
¿Qué le pasó?
De acuerdo con el Dr. Harry S. Abram, de la Clínica Nemours, “un ataque cerebral sucede cuando el flujo de sangre al cerebro se ve interrumpido, ya sea por la obstrucción de una arteria a causa de un coágulo o por la ruptura de un vaso sanguíneo”. En el pequeño este cuadro fue originado por unos vasos sanguíneos malformados.
El pequeño Jacob, de apenas unos días de nacido fue sometido a una peligrosa cirugía que duró seis horas para drenar la sangre del cerebro y aliviar la presión dentro de su cabeza. Sus padres fueron advertidos que el niño podría morir y si resultaba todo bien, quizá presentaría algunos problemas como el no poder caminar.
Nada que temer
Por fortuna, la intervención fue un éxito; no obstante, los vasos malformados no pudieron ser extraídos debido a que se encontraron en un lugar peligroso del cerebro, lo que pudo dar pie a otro derrame. Curiosamente, de la nada estos vasos desaparecieron, Jacob pudo caminar y poco a poco ha ido llevando una vida normal.