El afán por huir de las calorías parece una obsesión de nuestros tiempos. El azúcar es el enemigo número uno en la guerra contra el sobrepeso y los edulcorantes artificiales, así como los productos light endulzados con estos, cada vez ganan más adeptos. ¿Vale la pena incluirlos en tu dieta?
Los sustitutos del azúcar, en general, son químicos que se agregan a alimentos y bebidas para que tengan un sabor dulce, similar al que aporta el azúcar. Por ser productos concentrados, solo necesitas usar una pequeña cantidad para sentir su sabor y, prácticamente, no suman calorías a tu menú.
El aspartamo es otro de los ingredientes más usados para endulzar, sin aportar calorías. Es 200 veces más dulce que el azúcar de mesa y se comercializa bajo los nombres de Nutrasweet, Equal o Sugar Twin.
Pese a que es 700 veces más dulce que el azúcar, la sacarina también es muy consumida en sus presentaciones comerciales: Sweet'N Low, Sweet Twin o Necta Sweet. Otros muy populares son el acesulfamo de potasio (Sunnet, Sweet One) y el neotame (Newtame). Sin embargo, tal vez el más usado sea la sucralosa.
Conocida comercialmente como Splenda, la sucralosa es un edulcorante artificial 600 veces más dulce que el azúcar; de hecho, está fabricado a partir de esta, pero no contiene calorías. Dicen que su sabor es de los más agradables y también se puede usar para cocinar, hornear y mezclar con alimentos ácidos.
Estimulan el apetito
Aunque los edulcorantes se consumen para controlar las calorías y no subir de peso, estos podrían aumentar el apetito y, en consecuencia, promover el sobrepeso, según un estudio de la Universidad de Yale. Por ser dulces, estos productos fomentan el deseo de azúcar y su dependencia.
¿Sirven para bajar de peso?
La respuesta es no. Un metanálisis publicado en American Journal of Clinical Nutrition revisó evidencias y concluyó que no había una asociación entre la ingesta de edulcorantes bajos en calorías y el peso corporal o la masa grasa; sí encontraron una pequeña asociación positiva con el índice de masa corporal.
Alteran el metabolismo
Una investigación dirigida por un experto del Colegio Médico de Wisconsin sugiere que los edulcorantes artificiales cambian la forma como el cuerpo procesa la grasa y obtiene su energía (metabolismo) y que tienen un efecto dañino en las células que recubren los vasos sanguíneos. El aspartamo y el acesulfamo potásico fueron los productos evaluados.
En la revista científica Stroke se publicó recientemente un estudio que mostró que quienes tuvieron un elevado consumo de bebidas endulzadas artificialmente tenían mayor probabilidad de padecer obesidad, hacía poco ejercicio, ingerían más calorías en alimentos de menor calidad y tenían historial de diabetes, infarto de miocardio o enfermedad cerebrovascular.
Zaira Medina, neuróloga del Instituto de Salud del Estado de México, explicó a Medscape que el riesgo de padecer un evento cerebrovascular asociado al consumo de bebidas con edulcorantes parece ser independiente de la diabetes mellitus y de la hipertensión arterial, lo cual sugiere que podría haber otros mecanismos fisiopatogénicos relacionados.
Es cierto que para las personas con diabetes los edulcorantes son una alternativa para darse el gusto de consumir algo dulce ocasionalmente, sin comprometer su salud, ya que no afectan el azúcar en la sangre ni los niveles de insulina. Por otro lado, hay ciertas evidencias que vinculan los refrescos de dieta con el riesgo de desarrollar diabetes, pero no son concluyentes.
Para cocinar: no
Se supone que la Splenda puede usarse para cocinar y hornear, sin embargo, estudios recientes indican que en temperaturas extremas comienza a descomponerse e interactuar con otros ingredientes produciendo sustancias nocivas llamadas cloropropanoles. En conclusión, los efectos de los edulcorantes en la salud a largo plazo aún no están claros. Lo mejor es usarlos con moderación.