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Aprende a tratar a las personas difíciles
Por HolaDoctor
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Quejas constantes, enojos fáciles, reacciones sobredimensionadas, conflicto por todas partes, hay muchas personas que hacen de esto su forma de relacionarse con el mundo. Estamos rodeados de gente difícil. Quizás tú mismo seas uno de ellos. Aquí tienes una serie de estrategias para lidiar con ellos y manejar tus propias cosas.
Uno de los problemas de este tipo de personas es que no son concientes de sus dificultades para relacionarse y de los problemas que puedas ocasionarle a los demás. Una de las cosas que tienen efecto con esta personas es justamente actuar en forma contraria, es decir, ser poco conflictivo y mucho más relajado para hacer hincapié en la diferencia.
Intenta mirar más allá a la persona y no sólo los comportamientos que te fastidian. Detrás de esas actitudes negativas o conflictivas hay una persona que seguramente la está pasando mal o tiene alguna dificultad en la vida que lo lleva a actuar de esa forma.
Todos tenemos días en que no nos soportamos ni a nosotros mismos. Intenta imaginar cómo sería si eso que te pasa de vez en cuando, sea una constante en tu vida o un estilo personal. Seguramente, te podrás dar cuenta que la persona que fastidia está sobre todo molesta consigo misma.
Cuando se trata de fundamentar una idea, lo ideal es hacerlo con respeto y humor, recomienda el escritor estadounidense Jay Heinrichs, autor de varios libros al respecto. La persuasión comienza aceptando que hay varias opciones y no sólo la nuestra, esto permite escuchar y pensar en la posición del otro con respeto.
Una de las estrategias que funcionan a la hora de mejorar las relaciones con personas difíciles es intentar ponerse en el lugar del otro y pensar cómo reaccionarías ante esa situación. No importa quién empezó el conflicto y asume la responsabilidad de la parte que te corresponde. Si cambias tú, cambiará toda la situación.
Tomar distancia
Desde lo emocional, es muy útil tomar distancia cuando tratas con gente conflictiva e intentar de ver la situación como un todo más allá de las dificultades o el conflicto reciente. Cada vez que te encuentres enroscado pensando en esa situación y maldiciendo a esa persona, utiliza esta fórmula de perspectiva y mira la situación de lejos.
Perdonar es humano
Pedir perdón no es un signo de debilidad sino todo lo contrario y saber perdonar también es considerado un acto de madurez y tiene un efecto casi mágico para algunas personas. Piensa en la situación que te llevó al conflicto e intenta evaluar si tienes algún nivel de responsabilidad. Tu ejemplo puede servir para que el otro reaccione también.
Ten un objetivo
Si se trata de una relación laboral debes tener un objetivo claro, saber lo que quieres lograr y una estrategia para sobrepasar el conflicto con esa persona. Si no logras resolver el problema y cumplir tu objetivo puedes pedir ayuda a alguien más de la empresa que tendrá una mirada más objetiva del tema desde afuera.
El cambio es difícil
Debes ser conciente que si bien tu relación con la persona puede mejorar, no la vas a cambiar. Una vez que hayas aceptado esta limitación, tu nivel de tolerancia aumentará notablemente. Ya sabes con lo que tienes que lidiar y si bien algunas cosas pueden mejorar con la comunicación, debes resignarte a ciertas cosas.
Una mirada diferente
No te enojes si la persona complicada no logra ver las cosas como tú o no le interesa modificar su conducta. Prueba decir las cosas de otra forma: por ejemplo hacerlo en forma de petición completa reduciendo las expectativas como para que la otra persona se sienta valorada y reconocida en el esfuerzo que pueda hacer cualquiera sea éste.
Enfado justificado o no
Muchos psicólogos cuando apuntan a elaborar una estrategia para resolver conflictos hablan del enfado justificado y el injustificado. Muchas veces el enojo se debe a una falta de atención del otro y puede ser cierto. Sea o no sea el caso, es decir esté justificado o no, para todos es importante sentir que el otro se pone en nuestro lugar.
Seguridad sin terquedad
Es importante que te sientas y muestres seguro de ti mismo y hagas una profunda reflexión sobre el tema cuando estés por plantear un problema o defender un argumento. Abandona o apártate de la conversación si ves que la otra persona sube de tono o no está escuchando. No permitas que nadie te falte el respeto.
Elige tus batallas
No todas las batallas merecen ser peleadas. Si no tienes más remedio que convivir o compartir tu trabajo con una persona conflictiva debes escoger qué cosas son importantes para pelear y cuáles no merecen la pena. Para esto, realiza un examen de conciencia y trata de pensar en lo más importante, dejando de lado las cosas más soportables.