La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió instaurar un día especial sobre esta enfermedad para que se hable de ella, elevar la conciencia y, básicamente, que se haga algo. Expertos de esa entidad aseguran que los virus que causan las hepatitis B y C son tanto o más infecciosos que el virus del sida.
El documento “No dejes que las hepatitis te destrocen la vida”, lanzado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a propósito de este día, explica en números la gravedad: a nivel global, alrededor de un millón de muertes anuales se atribuyen a las hepatitis.
Puntos clave
- Una de cada tres personas a nivel mundial está infectada con el virus de la hepatitis B.
- Una de cada 12 con el virus de la hepatitis C.
- Ambas se contraen por contacto con fluidos corporales y sangre infectada.
En conjunto, la hepatitis B y la hepatitis C son la principal causa de cirrosis hepática y de cáncer de hígado, lo que representa el 78 por ciento de todos los casos registrados.
Casi una de cada tres personas en el mundo (aproximadamente 2 mil millones) ha sido infectada por el virus de la hepatitis B, y una de cada 12 (más de 520 millones) vive con hepatitis B crónica. La mayoría desconoce que están infectadas, lo que eleva el riesgo de que se enfermen y transmitan el virus.
En el mundo de los adictos a las drogas intravenosas, las cifras de infección se elevan a las nubes. Un estudio publicado en la revista The Lancet revela que el 67 por ciento está infectado con el virus de la hepatitis C.
La hepatitis es una inflamación del hígado, causada por una infección viral. Hay cinco virus principales de la hepatitis, denominados A, B, C, D y E. Las hepatitis A y E suelen estar causadas por la ingestión de alimentos o agua contaminada, y son curables y prevenibles por vacunas.
Las hepatitis B, C y D por lo general se trasmiten a través del contacto con fluidos corporales sexuales y la sangre. También se puede trasmitir de madre a hijo durante el parto. Hay vacuna para el tipo B, no para los otros dos. Suelen derivar en formas crónicas, potencialmente mortales.
Los síntomas típicos de la hepatitis común son: ictericia (coloración amarillenta de la piel y los ojos), orina oscura, fatiga extrema, náuseas, vómitos y dolor abdominal.
Pero las formas más graves muchas veces no presentan síntomas hasta que el daño es irremediable.
La OMS y la OPS claman por más campañas de prevención y más conciencia. Desde lavarse las manos, hasta usar el condón, no compartir jeringas en caso de adictos a drogas intravenosas, y, claro, vacunarse, son algunas de las medidas básicas para empezar a batallar más fuerte contra este enemigo invisible.