A quién beneficiará la nueva vacuna contra el virus respiratorio sincitial

La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) acaba de dar luz verde a Arexvy, la primera vacuna contra el virus respiratorio sincitial (VRS) aprobada para prevenir esta infección de las vías respiratorias inferiores en personas de 60 años y más.

Aunque las noticias sobre el VRS esta temporada se han centrado en el alto número de internaciones infantiles, los adultos, especialmente los mayores de 65 años y aquellos con afecciones del sistema inmune, crónicas, cardíacas o pulmonares, pueden contraerlo con consecuencias complejas para la salud que, en algunos casos, requieren de hospitalización. Y que pueden ser letales.

A quién beneficiará la nueva vacuna contra el virus respiratorio sincitial
Imagen magnificada al microscopio del virus respiratorio sincitial. | Foto: GETTY IMAGES

“Las personas mayores, en particular aquellas con afecciones de salud subyacentes, como enfermedad cardíaca o pulmonar o sistemas inmunitarios debilitados, tienen un alto riesgo de padecer una enfermedad grave causada por el VRS”, dijo el doctor Peter Marks, director del Centro para la Evaluación e Investigación de Productos Biológicos de la FDA, en el comunicado oficial sobre la aprobación.

Desafortunadamente, todavía no hay una vacuna infantil contra este virus, aunque hay cerca de 100 ensayos clínicos en distintas etapas de investigación que apuntan al desarrollo de una vacuna contra el VRS que inmunice a toda edad. 

La nueva vacuna para adultos mayores contiene una versión inocua de una proteína hallada en la superficie del virus, que entrena al sistema inmune para bloquear la entrada del virus al organismo antes de que pueda invadirlo. 

También contiene una sustancia auxiliar (adjuvant) que fortalece el sistema inmune.

No se trata de una nueva tecnología aplicada a la inmunización ya que esta estrategia de "reeducar" a una proteína ya se utiliza en vacunas tradicionales como la de la culebrilla (shingles), hepatitis B y la de la influenza.

La vacuna desarrollada por la farmacéutica GSK se probó ensayos con cerca de 25,000 participantes, y mostró una eficacia del 83% para prevenir la infección. El mismo laboratorio está estudiando una vacuna para personas a partir de los 50 años. 

Los efectos secundarios son los propios de cualquier vacuna, molestia en el lugar en el cual se aplicó la dosis, fatiga y cansancio muscular. Durante los ensayos hubo casos de fibrilación atrial, una afección cardíaca, en 10 personas, al mes de ser vacunadas. Y un diagnóstico del síndrome de Guillain-Barre, en el cual el el sistema inmune ataca a las células nerviosas. Estos casos se están investigando. 

La evidencia epidemiológica indica que el impacto del VRS en los adultos mayores puede ser similar al de la influenza no pandémica. Además, se ha descubierto que este virus causa del 2% al 5% de las neumonías adquiridas en la comunidad en adultos. Las tasas de ataques en hogares de vida asistida son aproximadamente del 5% al 10% por año, con tasas significativas de neumonía (10% al 20%) y muerte (2% al 5%).

Cada invierno en los Estados Unidos, entre el 3% y el 10 % de los adultos desarrollan infecciones respiratorias asociadas con el VRS. Al igual que la influenza, estas infecciones suelen ser más graves y prolongadas que el “resfriado común”.

La incidencia de enfermedades y muertes asociadas a este virus entre adultos aumenta con la edad avanzada y la prevalencia de condiciones coexistentes, de modo que aproximadamente 1 o 2 de cada 1,000 adultos estadounidenses mayores de 65 años son hospitalizados con neumonía asociada al VRS o por la exacerbación de la enfermedad subyacente.

Este virus, cuya circulación se registró por primera vez en 1956, aparece en forma de brotes principalmente en otoño, invierno y primavera. Casi todos los niños lo han contraído al cumplir los 2 años, sin consecuencias de cuidado.

Al infectarse, tanto los más pequeños como los adultos desarrollan síntomas que no se presentan juntos como en otras infecciones, sino que pueden aparecer en forma separada entre 4 y 6 días luego de contraer el virus.

Estos síntomas son:

  • Congestión nasal
  • Poco apetito
  • Tos 
  • Estornudos
  • Fiebre
  • Sibilancias

El VRS se puede propagar cuando:

  • Una persona infectada tose o estornuda.
  • Entran a los ojos, la nariz o la boca gotitas de virus de alguien que tosió o estornudó.
  • Se toca una superficie en la que ha caído virus, como la manija de una puerta, y luego la persona se toca la cara antes de lavarse las manos.
  • Se tiene contacto directo con el virus; por ejemplo, al darle un beso en la cara a un niño con VRS.

El VRS puede sobrevivir muchas horas en las superficies duras como, por ejemplo, en las mesas y las barandas de las cunas. En las superficies blandas, como los pañuelos desechables y las manos de las personas, típicamente vive menos tiempo.

Para los adultos mayores sanos, el VRS causa un estado similar al de un resfrío, que suele ir mejorando en un lapso de una a dos semanas.

Pero para otros con afecciones de salud puede complicarse y causar:

  • Bronquitis 
  • Neumonía
  • Complicaciones del asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) 
  • Insuficiencia cardíaca congestiva, que afecta el flujo de sangre y oxígeno del corazón al resto del cuerpo.

En estos casos, el tratamiento con medicinas de venta libre no suele ser suficiente. Se puede necesitar hospitalización, para administrar fluidos por vía intravenosa para garantizar la hidratación; oxígeno e incluso conectar al paciente a un ventilador para ayudar con la respiración.

Aunque no existe hasta el momento un tratamiento específico, si hay formas de procurar prevenir el contagio, que aplican a toda edad, entre ellas:

  • Cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable o la parte de arriba de la manga cuando tosa o estornude, no con las manos.
  • Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón por al menos 20 segundos.
  • Evitar el contacto cercano con otras personas, como al darse besos o la mano, y compartir vasos y cubiertos.
  • Limpiar las superficies que se tocan frecuentemente, como las manijas de las puertas y los dispositivos móviles.

Esta historia se produjo utilizando contenido del estudio o informe original, y de otras investigaciones médicas y fuentes de salud, y salud pública, destacadas en enlaces relacionados a lo largo del artículo.

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