La Universidad Autónoma de México (UNAM), la más grande del país americano, este mes recibió al alumno más joven en toda su historia. Su nombre es Carlos Antonio Santamaría Díaz, cursa la licenciatura de Física Biomédica y solo tiene 12 años de edad.
El muy joven estudiante entró a la carrera gracias a sus facultades, a través de sistema regular de ingreso, pero su relación con la institución comenzó cuando tenía apenas nueve años y empezó a cursar diplomados y materias en la Facultad de Química, el Centro de Ciencias Genómicas y el Instituto de Investigaciones en Materiales. La UNAM emitió un comunicado para dar a conocer la particular historia.
Carlos Antonio y sus padres, Arcelia Díaz y Fabián Santamaría, viven en Cuernavaca, cerca de una sede de la universidad. Allí llevó a cabo proyectos de bioquímica enfocados en el área de salud. El pequeño quisiera que se curaran enfermedades, a partir de sus investigacones.
Lo más probable es que si hacen las evaluaciones necesarias, Carlos Antonio sea reconocido como un niño con altas capacidades intelectuales, también llamados superdotados. A su edad, se supone que debería estar comenzando los estudios de secundaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera que una persona es superdotada o tiene inteligencia superior cuando su Cociente Intelectual (CI) es igual o mayor que 130. Pero la realidad es que determinar que un niño posee altas capacidades intelectuales va más allá de un test.
“El concepto de altas capacidades integra dimensiones personales (no solo cognitivas), socioculturales y contextuales en una compleja interacción”, dicen expertos de la Universidad Autónoma del Estado de México en un estudio. Todo esto puede manifestarse como talentos en áreas particulares.
Altas capacidades y apoyo familiar
El psicólogo Steven I. Pfeiffer, quien es profesor en Florida State University y se ha dedicado a la orientación de niños de altas capacidades y sus familias, explicó en una entrevista que antes tener un alto CI y ser superdotado era lo mismo: “Ahora, los investigadores modernos reconocen que las altas capacidades intelectuales son multifacéticas”.
El principio del CI alto no se puede aplicar a todos los niños con estas características porque “son muy diversos y necesitamos personalizar o individualizar nuestro trabajo educativo para reconocerlos”. En su opinión, además, la capacidad de estos chicos solo los llevará lejos si hay horas de práctica y de entrenamiento y con el apoyo de sus padres. En ese sentido, asegura que la mejor educación es la que respeta las diferencias individuales.
La realidad de Carlos Antonio tiene mucho que ver con lo que propone el psicólogo: el chico está convencido de que sus logros son producto de su perseverancia y del apoyo de su familia. Por un lado, él siempre ha buscado aprender y nunca ha dicho ‘no se puede’, “pero además hay que tener el apoyo de toda tu familia, lo más importante. Mis padres han hecho más que yo, ellos han preparado todo, y yo sólo estudio y apruebo los exámenes, pongo la última pizca para pasar a lo siguiente”.
Su padre explica que el sistema educativo mexicano también influyó, pues fue gracias a esa estructura que recibieron apoyo de autoridades, legisladores y de la Secretaría de Educación, para facilitar sus evaluaciones de primaria y secundaria: “Hizo exámenes para adultos, aunque debieron haber sido exámenes únicos para niños, pero no existen”.
Para Carlos Antonio comenzar sus estudios universitarios a tan temprana edad es un sueño cumplido y el reto de demostrar sus facultades, a pesar del escepticismo. Sobre su experiencia personal, dice que le gustaría "encontrar más niños como yo, ayudarlos con lo que no les deja hacer la primaria o la secundaria, decirles por dónde pueden ir para seguir aprendiendo, porque nunca se debe parar”.
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