Zoe Dronfield es una mujer de 38 años de Coventry, en Inglaterra, que hace algo más de un año comenzó una relación sentimental con un joven 31 que conoció por Facebook. Según recuerda, Jason (Smith) siempre fue muy amable con ella, le hacía regalos, la llevaba a hoteles lujosos y a comer a restaurantes caros. Le abría la puerta para dejarla pasar primero y la llamaba “mi princesa”.
Pero con el tiempo la relación se fue enrareciendo, Smith se volvió muy controlador, pretendía que su novia estuviera todo el tiempo con él sin ver a sus amigas o a su familia. La mujer, en un intento de recuperar su autonomía le pidió un poco de libertad, pero el hombre tuvo un ataque de ira.
Lo que pasó después quedó en el olvido ya que a raíz de la conmoción, Zoe borró completamente de su mente lo sucedido. Solo pudo recordarlo haciendo un tratamiento con hipnosis, y así reconstruir la historia que terminó con la condena de su agresor (foto abajo).
Así la mujer recordó que su ex novio la había sometido a una serie de agresiones durante más de ocho horas. Le golpeó la cabeza contra la pared, le fracturó la mandíbula y le hizo un corte en el cuello, apenas a un centímetro de la yugular. Al parecer Zoe perdió el conocimiento y cuando volvió en sí vio que la casa estaba llena de sangre y que Smith estaba tratando de cortarse las muñecas para quitarse la vida.
Desesperada, le pidió a su agresor que llamara a una ambulancia porque sentía que su vida corría peligro.
Para tratar de recordar esa pesadilla que había quedado en blanco en su mente, Zoe recurrió a la ayuda de David Kilmurry, un terapista de Coventry que la hipnotizó para ayudarla a recordar el feroz ataque que la dejó en el hospital. Tras reconstruir lo sucedido, pudo relatarlo en la corte de Warwick Crown, tras lo cual Smith fue declarado culpable.
Kilmurry informó que su paciente se recuperó física y psicológicamente y está orgulloso de haberla ayudado a reconstruir los hechos en su memoria y restablecer su confianza después de esa experiencia traumática.
¿Qué es la hipnosis?
Es una técnica que consiste en llevar a un individuo a un estado de gran relajación que permitiría acceder hasta su subconsciente. Se ha demostrado que ayuda a tener un control cerebral sobre la sensación y la conducta y según un grupo de investigadores de la Facultar de Medicina de la Universidad de Stanford, puede para ayudar a tratar el dolor, las fobias, el estrés y la ansiedad.
Sin embargo, el 25% de las personas que se atienden no pueden ser hipnotizadas y esto se debería a que sus cerebros son diferentes de los de aquellas que caen fácilmente en trance. Así lo demostró un estudio realizado en 2012 la mencionada universidad, donde los investigadores usaron imágenes de resonancia magnética para examinar la actividad de tres redes distintas del cerebro.
El profesor de psiquiatría y ciencias conductuales David Spiegel explica que hasta ahora no habían hallado una característica cerebral para la hipnosis. Las pruebas realizadas podrían ayudar a explicar cómo funciona la hipnosis y cómo se puede utilizar con mayor eficiencia para tratar a los pacientes.