Las fuerzas del mercado actúan desde direcciones opuestas y agravan la crisis de los opioides en los Estados Unidos, donde diariamente se registra un promedio de 115 muertes por las sobredosis de esas drogas.
Un análisis publicado por StatNews.com indica que en medio de la crisis “las drogas potencialmente letales” que se venden en la calle son cada vez más fáciles de obtener y menos costosas, mientras que el principal antídoto, conocido como naloxona, se ha encarecido y es más difícil de conseguir.
Como ejemplo, señala que al principio de la década de 1980 un gramo de heroína costaba alrededor de 2,200 dólares. Hoy en día, la misma cantidad cuesta menos de 500 dólares, una reducción del 80 por ciento. En comparación, hace una década una dosis de naloxona costaba 1 dólar. En la actualidad, la misma dosis vale 150 dólares. “La innovación farmacéutica no ha provocado el alza de este precio”, dice el artículo, y agrega que el incremento se debe a la oportunidad de obtener una ganancia mucho más grande.
Un aumento injustificado
Al mismo tiempo, los precios de los opioides continúan descendiendo debido a la introducción de drogas sintéticas, como el fentanilo. Gran parte del suministro de fentanilo llega desde China, aunque también se produce en México y en algunos laboratorios clandestinos de los Estados Unidos.
“La innovación en la producción y distribución de heroína y fentanilo es ahora tan redundante y robusta como la cadena de suministro de granos de café”, según el análisis elaborado por el decano de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Pittsburgh, Donald Burke, y Mchael Hufford, fundador de Harm Reduction Therapeutics, una organización no gubernamental que se dedica a promover la disponibilidad de naloxona.
Para reducir el número de muertes por sobredosis de opioides, los autores proponen que las autoridades estadounidenses ordenen la venta de naloxona sin receta médica y a menores precios.
Manifiestan que si las empresas farmacéuticas consideran que no pueden reducir sus precios y ofrecer naloxona sin receta médica, entonces el gobierno debería permitir que una entidad sin fines de lucro venda y distribuya el antídoto sin cobrar precios exorbitantes.
“Un mayor acceso a naloxona barata no resolverá por su cuenta la crisis de los opioides. Pero debemos mantener con vida a las personas que dependen de los opioides, a fin de que tengan la oportunidad de recuperarse (de su adicción)”, sostienen los autores del análisis.
“La naloxona debería ser, por lo menos, tan asequible como la heroína”, concluyen.
Más sobre este tema, en inglés: "The costs of heroin and naloxone: a tragic snapshot of the opioid crisis"