A medida que pasan los días, surgen más cantidad de indicios de la delicada salud mental del copiloto y las autoridades aseguran que Lubitz habría ocultado un reciente examen médico que le ordenaba no subirse a un avión por el momento. El parte fue encontrado en la casa que compartía con sus padres y fuera allanada recientemente por los investigadores.
"El hecho de que hay notas que indican que no estaba capacitado para trabajar, entre otras cosas, que se hallaron rotas, que eran recientes, e incluso del día del accidente, respalda la presunción basada en la investigación preliminar de que ocultó su enfermedad a su empleador y sus colegas profesionales", explicó en un comunicado la fiscalía de Düsseldorf, ciudad hacia donde se dirigía el vuelo estrellado.
Las autoridades aseguran que continúan analizando todo el material encontrado pero anticiparon que entre las cosas halladas no hay nada que pueda explicar por qué el piloto estrelló intencionalmente el avión.
Por otro lado, un amigo del piloto reveló al diario alemán Bild que Lubitz habría sufrido la burla y el acoso de sus compañeros de trabajo y según el periódico británico DailyMail lo llamaban "Andy Tomate", porque antes de desempeñarse como piloto trabajó de auxiliar en la cabina de pasajeros.
Las investigaciones llevadas a cabo en el entorno personal y familiar de Lubitz tampoco han dado datos convincentes que permitan explicar los posibles motivos que lo llevaron a derribar el avión. "Las autoridades que llevan el caso deben ceñirse únicamente a los hechos", dijo la fiscalía y agregó que entre los documentos rescatados había "bajas médicas, actuales e incluso vigentes para el día de los hechos, hechas pedazos", ocultadas a su empresa y que efectivamente, habría sido tratado por tendencias suicidas años atrás.
Al parecer, según reportaron varios medios europeos, el sueño de Lubitz era "volar a San Francisco", es decir realizar vuelos de larga distancia, pero por su corta experiencia sólo podía hacer vuelos por Europa.
Los investigadores también revelaron detalles desesperantes de los momentos en que el avión Airbus A320 se precipitaba a tierra y aseguran que pudieron escuchar los golpes y gritos desesperados del piloto, quien aparentemente habría intentado derribar la puerta blindada con un hacha.
El copiloto de Germanwings trabajaba en la empresa que pertenece a Lufhtansa desde 2013 y tenía una experiencia de 630 horas de vuelo con la aerolínea, comparada con las más de 6000 que tenía el piloto. Había sido formado en Bremen, escuela de aeronáutica de renombre, por lo que se lo consideraba muy preparado como piloto.
Por su parte, el presidente ejecutivo de la aerolínea Lufthansa ha afirmado en una rueda de prensa que Lubitz terminó su formación en 2008 y que su actitud era "impecable" y que era "era cien por cien apto para el vuelo". El ejecutivo reconoció que Lubitz habría interrumpido su entrenamiento pero dijo no poder revelar las causas y detalles y que al volver había pasado las pruebas físicas y psicológicas de aptitud para volar.
Otras versiones
El fin de semana, el tabloide alemán Bild publicó una entrevista a una azafata que habría tenido una relación amorosa con Lubitz en la que decía que el copiloto tenía problemas mentales y que le habría dicho una frase que hoy resuena como advertencia: "Un día voy a hacer algo que va a cambiar todo el sistema, y todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará".
Se habla también en otro diario alemán Welt am Sonntag, que los investigadores habrían descubierto medicamentos psiquiátricos en la casa de Lubitz.
egún los periódicos Bild y el The New York Times, otro de los problemas de salud de Lubitz eran sus ojos y que sus problemas oculares podrían terminar con su carrera de piloto. También se habla de un desprendimiento de retina y del embarazo de una novia, pero nada de esto fue confirmado.
Lo previsible y lo no
Lo que sí se sabe es que el joven piloto padecía problemas mentales y que había sido tratado por depresión.
La depresión clínica, como enfermedad mental, es un trastorno del estado anímico en el cual los sentimientos de tristeza, desazón, pérdida, ira o frustración interfieren con la vida diaria durante un período prolongado de tiempo y en general, no se relacionan con hechos de la realidad sino más bien con estados del alma. En general, la depresión puede tratarse y mejorar notablemente con el tratamiento adecuado.
Se calcula que uno de cada diez estadounidenses sufre de depresión y que el 90% de los suicidios se relacionan con un cuadro depresivo. El hecho de que se vea más en mujeres que en hombres, puede deberse a que ellas son más propensas a pedir ayuda y ellos más escondedores de sus síntomas.
En el hombre esta enfermedad suele ser más "silenciosa" que en la mujer, es decir muestra menos síntomas típicos de la enfermedad, y en general se esconde detrás de una obsesión por el trabajo y en algunos casos se la ve más frecuentemente asociada al consumo de alcohol y drogas.
En cuanto al tratamiento, lo que más se utiliza en estos casos es una combinación de medicamentos antidepresivos con una terapia psicológica de contención.
La depresión como enfermedad suele tener recaídas por lo que es importante mantener el control y la supervisión de los especialistas, a pesar de que los síntomas mejoren y en caso de una recaída, recurrir inmediatamente al profesional de cabecera.
En el caso de un piloto, si bien el ser humano siempre tiene un trasfondo imprevisible, el historial y los certificados médicos hablan de una depresión clínica y una consecuente inhabilitación para volar.
Lubitz según su entorno era una persona reservada, interior, que cuidaba mucho su imagen y no compartía mucho de sus sentimientos y emociones, quizás por no querer mostrar una imagen negativa o preocupante sobre sí mismo. Uno de los grandes retos de los profesionales de la salud mental es detectar la peligrosidad de un cuadro depresivo.
En el caso del accidente, es probable que el copiloto habría sufrido un episodio que los psiquiatras denominan pasaje al acto o acting out y se encuentra diagnosticado en el libro de los trastornos psiquiátricos como trastorno del control de los impulsos. Se trata de una reacción impulsiva de carácter agresivo hacia la persona o hacia un tercero que sin procesar sus consecuencias a través del pensamiento, el sujeto pasa a la acción.
La Organización de Aviación Civil Internacional, el organismo de la ONU que establece estándares globales de aviación, recomienda que alguien con depresión no sea piloto de un avión. Las aerolíneas por su parte, someten a todos los pilotos a un examen psicológico anual pero estas pruebas no parecen suficientes a la hora de predecir enfermedades mentales, muchas de las cuales son escondidas por las personas por miedo a las consecuencias y a la estimatización.
"Primero, no estigmaticemos a las personas que sufren depresión u otras enfermedades psíquicas. Un 10 por ciento de la población está diagnosticado de depresión, en las mujeres este porcentaje se dobla", dijo en un artículo referente a este caso el psiquiatra español Enrique Rojas.
Y en relación a las posibilidades de mejora dijo: "Hoy en día, puedo afirmar que en un 90 por ciento de los casos, las depresiones se curan gracias al arsenal farmacológico y psicoterapéutico con el que hoy contamos, y con los muchos avances logrados en los últimos años".
Pero lo imprevisible existe, y la sinrazón también, concluyó el experto.