Desde antes de nacer, Jenny Rivera vivió circunstancias difíciles cuando cruzó la frontera que separa México de Estados Unidos en el vientre de su madre embarazada. Los 15 años la encontraron esperando a su primero hijo, y casada en un matrimonio signado por la violencia, el abuso y el maltrato que sus allegados definen como un infierno.
Luego de dos intentos de suicidio, Jenny abandonó a su marido y comenzó una nueva etapa en su vida que terminó acercándola a su verdadera vocación: la música, donde logró consolidarse en el mundo de la música, se convirtió en "La Diva de la Banda" y llegó a los primeros lugares de la Lista Billboard.
Puntos clave
- Se conmemora un año de la muerte del artista y muchos aún no la aceptan.
- El duelo puede ser compartido y tiene diferentes etapas.
- En ciertas personas, puede desarrollarse una patología.
La cantante mexicana, madre de cinco hijos, dos pilotos y parte de su staff murieron el 9 de diciembre en un accidente aéreo tras despegar de Monterrey. Al conocer la noticia de su muerte, un año atrás, miles de personas se han dado cita en el anfiteatro Gibson de Los Ángeles para decirle adiós a uno de los máximos exponentes de la música regional mexicana.
Familiares, amigos y fanáticos vivieron a su manera este proceso que se conoce como "duelo".
El duelo individual y el duelo compartido
Todos contamos con la capacidad de sobreponernos a cualquier situación traumática, incluso muchos logran hasta salir fortalecidos, pero cuando se trata de la pérdida de un ser querido hay etapas de duelo que se necesita atravesar. Y entre esas etapas pueden aparecer ansiedad, depresión y situaciones de estrés.
El duelo, como tal, es una reacción emocional normal y esperable ante una pérdida importante. Las palabras tristeza y congoja a menudo se usan para describir sentimientos de duelo, pero en un comienzo es natural que la persona viva la tragedia en un estado de shock y hasta de negación.
Ahora bien, si este ser querido, en lugar de formar parte de nuestra familia o allegados es un ídolo popular como en el caso de Jenny Rivera, ese período de duelo resulta compartido por grandes sectores de la sociedad y comienzan a resonar sus compases y su voz por todas partes y se pueda dar lugar a la creación de una leyenda o mito.
Muchas veces de este dolor, surge la idealización de esa persona que ya no está que es una de las emociones propias del proceso de duelo.
Cuestión de tiempo
El duelo precisa un tiempo para su elaboración que es difícil de determinar. Muchas veces, la intensidad del duelo es proporcional a la fuerza del apego, no depende de la naturaleza del objeto perdido, sino del valor que la persona le atribuye.
El duelo también incluye componentes físicos, psicológicos y sociales, con una intensidad y duración proporcionales a la dimensión y significado de la pérdida. De alguna forma, el duelo nos enfrenta con la propia muerte, nos hace pensar en nosotros como mortales y nos conmueve porque también nos conecta con la muerte de nuestros seres queridos.
Para el psiquiatra y creador del psicoanálisis, Sigmund Freud, el duelo implica un trabajo psíquico de aceptación de la propia mortalidad y en este proceso, los rituales de velar al fallecido, entierro o cualquiera fuere dentro de cada cultura ayudan a acelerar el proceso de aceptación.
El duelo es universal, como lo es la muerte. Toda sociedad, desde la más tradicional hasta la más moderna, dispone de ciertas costumbres ó ritos cuando una persona muere. Cuando se trata de un famoso son muchas las personas que comparten sentimientos similares al mismo tiempo y sienten la necesidad de manifestarlos.
Duelo normal y enfermizo
La pérdida de un ser querido puede ser devastadora y desatar un proceso de dolor y tristeza esperable en la mayoría de los casos. Sin embargo, los expertos de la Asociación Americana de Psiquiatría se debaten si el duelo posterior que se prolonga en el tiempo es salgo normal o una forma de enfermedad mental que se debe diagnosticar y tratar.
Esos sentimientos que acompañan a la muerte de un familiar o amigo cercano que desencadenan conductas como el llanto, el insomnio, la fatiga, la confusión y la tristeza podrían ser considerados como una enfermedad tratable en lugar de una reacción normal a los momentos más devastadores de la vida.
La discusión sobre si un duelo es normal o patológico surge a partir de una propuesta de un grupo de psiquiatras de la APA de incluir al duelo dentro de la categoría de enfermedades mentales.
El duelo no es una enfermedad sin embargo, muchas veces puede transformarse en una patología y desencadenar una depresión por ejemplo. Es responsabilidad de los profesionales evaluar si una pérdida es una preocupante señal de enfermedad en lugar de una señal esperable ante una pérdida.
La nueva Ley de Seguros de Salud a Bajo Precio reconoce a la salud mental como un importante foco de prevención y tratamiento y establece que las compañías aseguradoras deben tratar a la enfermedad mental como una más y ofrecer diagnóstico y tratamiento a todos los asegurados.