Es la primera vez que las fuerzas de la ley piden este tipo de investigación, para analizar en profundidad los genes de un asesino. El objetivo, según explicaron, es hallar anormalidades o mutaciones que expliquen de alguna manera, la escalada de violencia que provocó el joven de 20 años.
Wayne Carver, quien lidera el equipo forense en Connecticut pidió ayuda en esta tarea a genetistas de la Universidad de Connecticut, confirmó el vocero de la casa de estudios, Tom Green.
Puntos clave
Los motivos por los cuales Lanza tomó las armas que poseía su madre, le pegó cuatro tiros en la cabeza y manejó hasta la escuela para disparar a mansalva aún permanecen bajo misterio.
Lanza destruyó el disco duro de su computadora, al parecer antes de iniciar el baño de sangre, dejando ciegos a los investigadores que esperaban encontrar respuestas en los hábitos del joven.
Genetistas que no están directamente relacionados con este giro de la investigación aseguraron que se buscarán mutaciones o anormalidades en el ADN, el material genético de Lanza, que pudieran aumentar o disparar conductas ultraviolentas.
Para esto, no sólo analizarán una muestra de ADN —que se puede encontrar en una pequeña gota de sangre o un cabello— sino el genoma completo de Lanza, es decir todos sus genes, para encontrar huellas que puedan explicar el acto agresivo.
Según explicó Arthur Beaudet, profesor del Baylor College of Medicine, está bien que se haga este tipo de análisis porque “se sabe que hay mutaciones asociadas con la enfermedad mental, y algunas de ellas pueden incrementar la conducta violenta”.
“No creo que estas mutaciones expliquen las conductas de todos los asesinos de masas, pero algunas de estas anormalidades genéticas pueden causar tipos de esquizofrenia que derivan en conductas violentas”, agregó el experto.
El estudio de los genes para explicar actos criminales es controversial, ya que, según explica Beaudet, se puede tender a estigmatizar a la persona con trastornos mentales, tenga o no tendencias violentas.
Otros expertos, como Heidi Tissenbaum, genetista en la Universidad de Massachusetts, afirmó que más allá de los resultados que surjan de esta investigación, las respuestas a esta masacre no se pueden encontrar sólo en alteraciones genéticas.
Y remarcó que harían falta miles de pruebas de ADN a miles de personas para buscar un patrón de conducta agresiva que se encuentre en los cambios genéticos.
