Katherine Russell era en muchos sentidos, la típica joven americana de Rhode Island, que tomaba clases de música y arte, iba a bailar, pasaba horas charlando con sus dos hermanas menores, estaba siempre rodeada de amigos y soñaba con graduarse y formar parte de las Peace Corps, las fuerzas de paz, que liberaran al mundo de la violencia.
Sin embargo, conoció a Tamerlan Tsarnaev, se convirtió al Islam, abandonó los estudios, cambió su nombre por el de Karima y fue mamá a los 21 años.
Puntos clave
Ahora, su abogado, Amato DeLuca, asegura que no sabía absolutamente nada de las actividades terroristas de su marido, quien murió en un enfrentamiento con la policía tras los atentados en Boston del lunes 15 de abril. Sin embargo, esta joven viuda, pieza clave en la investigación según el FBI, deberá responder muchas preguntas, sobre su esposo y sobre su propia vida, tan distinta a la que había tenido hasta hace cinco años atrás.
Según explica Henry Malony, experto en conversiones religiosas, la decisión de cambiar de fe muchas veces se relaciona con una sensación de frustración con el mundo que rodea a la persona, pero también con el deseo de alguien con el que sostiene una relación de poder.
"Aunque no es la única razón, sí se puede decir que cuando hay un vínculo enfermizo de pareja en el que uno domina al otro, el lavado de cerebro es un mecanismo para convertir al débil y, de esta manera, tener mayor posesión sobre él", enfatiza Malony.
El abogado DeLuca dijo que la joven se convirtió porque "creía en los principios del Corán". Sin embargo, para Bea Arthur, psicoterapeuta de PrettyPaddedRoom.com, un consultorio virtual para mujeres, se trata de un proceso mucho más complejo, tal vez alejado de la religión.
"Estas relaciones se centran en la idea de que el poderoso (en este caso Tamerlan) está tratando de proteger a la pareja (Katherine) del mundo exterior. Todo es sobre el poder. Este tipo de hombres intenta hacerle creer a su pareja que él es la única persona que realmente se preocupa por ella", dijo Arthur en una entrevista con YahooShine.
Y estas relaciones, aseguran los expertos, están marcadas por la violencia. Teoría que vuelven realidad relatos de vecinos al apartamento de la pareja en Cambridge, quienes aseguran que siempre se escuchaban gritos, golpes y que, alguna vez, hasta llegó la policía por sospecha de violencia doméstica.
De hecho, los mismos amigos de Tamerlan aseguran que la maltrataba cuando todavía eran novios, y hasta le gritaba "prostituta" enfrente de todos.
Y al parecer ese maltrato se consolida cuando la relación se formaliza. "Una vez que se establece el sentido de posesión —el embarazo o en este caso, la conversión— el hombre cambia radicalmente y se vuelve más abusivo", asegura la terapeuta Arthur.
Estos casos, según el profesor Robert Cialdini, experto en reclutamiento de sectas de la Universidad Estatal de Arizona, son similares al mecanismo que utilizan los cultos para captar a nuevos miembros. Entre las similitudes: alejar a la persona de familiares, amigos y costumbres de la vida anterior; y hacerle creer que el nuevo entorno es el único en el que podrá sentirse amada y segura.
Y, alerta, no se trata de algo que le pase sólo a una mente alterada: por amor u otras razones, cualquiera puede resultar víctima de este tipo de vínculos.
Cuánto sabía Katherine Russell, la investigación lo dirá. Sobre su vida futura, junto a Zahara, su niña de 3 años, la psicología indica que, con un buen tratamiento y el afecto de su familia, tal vez se "reprograme" y vuelva a transitar la senda de su vida anterior.