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El Oscar nos acerca a la enfermedad mental

Si bien en el caso de "Silver Linings Playbook" o "El lado luminoso de la vida", la enfermedad está depositada sobre todo en su protagonista Pat (Bradley Cooper), la película nos muestra que la patología mental atraviesa a todos los personajes, estén diagnosticados como tal o no.

¿Es que sólo Pat y Tiffany (interepretada por Jennifer Lawrence, ganadora del Oscar 2013 como mejor actriz protagónica) son los que tienen problemas psicológicos en el filme? Definitivamente no.

El Oscar nos acerca a la enfermedad mental
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Puntos clave

Uno de los mayores logros de la comedia romántica es que presenta los temas de la enfermedad mental de una forma muy cercana a la realidad. 

Para cada uno de los personajes, los problemas mentales no son algo a "curar" o superar sino algo con lo que hay que aprender a convivir, algo con lo que hay que "armar una estrategia" como dice Pat tantas veces en la película.

Es que la diferencia entre lo normal y patológico es tan sutil, que podríamos decir que "El que esté libre de síntomas, arroje la primera piedra".

Sin embargo, muchas veces, dentro de una familia se designa a uno de sus miembros como el "enfermo", como una forma de preservar la salud de los demás y canalizar todo lo que no funciona en una persona que muchas veces de alguna forma se "postula" para ocupar ese papel. Ese sería Pat.

Se ha definido el cuadro psicológico de Pat como un enfermo bipolar, caracterizado por la presencia de episodios de distintos estados de ánimo que alteran a la persona, quien puede experimentar episodios de nerviosismo, exaltación del comportamiento y aumento de la vitalidad  y en otras ocasiones, experimenta una disminución del estado de ánimo, conocido como depresión.

La película comienza con la salida de Pat de una institución mental, en la que ha pasado 8 meses después de haber agredido brutalmente al amante de su esposa y  con el objetivo de superar el dolor y compensar su agresividad. 

Pat es vital, impetuoso, precipitado, lucha por recuperar a su ex mujer, ese es su objetivo en la vida. Cuando Pat vuelve al hogar de papá y mamá (Robert De Niro y Jackie Weaver), intenta resinsertarse social y familiarmente. 

Claramente, podemos ver allí escenas extraordinarias de lo difícil que puede llegar a ser este encuentro, después de tantos meses de encierro en nada menos que un neuropsiquiátrico.

Al poco tiempo de su salida del hospital, un amigo le presenta a Pat a Tiffany, una chica que ha quedado viuda muy joven, que sufre de depresión y arrebatos emocionales y que intentará conquistarlo...a su manera.

"Necesito una estrategia", repite Pat y Tiifany asiente. Y entre los dos logran consumar un proyecto: participar en un concurso de baile, mostrando así como el arte y un proyecto en la vida puede ser un estabilizador emocional y una forma de canalizar la angustia.

En medio de un lugar oscuro, el arte trae un rayo de luz en donde sus personajes se comprometen con un objetivo, se encuentran a sí mismos y descubren el amor.

Por su parte, Robert de Niro juega un papel excelente como padre y también muestra un costado oscuro: fanático del fútbol americano, violento a tal punto de quedar excluido para siempre de los juegos por pelearse en el estadio, supersticioso, adicto a las apuestas, lleno de manías y afectado por no haber podido relacionarse mejor con su hijo al que siente que dejó solo en el duro trance de su internación.

 La película, que estaba nominada para recibir 8 premios de la Academia y lleva hasta ahora recaudados más de 100 millones de dólares, es en definitiva una historia de amor que nos deja la enseñanza de que es posible salir del lugar más oscuro a través de un proyecto en común, de la necesidad de superarse y de las ganas de vivir una vida plena, a pesar de las dificultades y las enfermedades.

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