Diez años después de que se conociera la primera secuencia del genoma humano, los tests genéticos se han vuelto mucho más sencillos y accesibles. Pero además de ayudar a descubrir enfermedades genéticas, están revelando otras cuestiones como, por ejemplo, casos de abuso familiar.
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Así lo revela una investigación del Colegio de Medicina de Baylor en Houston, que descubrió varios casos de incesto y abuso sexual mediante el estudio del genoma de un niño.
Puntos clave
El examen, que traza el código genético completo de la persona ha detectado más de 10 casos de incesto que solamente aparecen en niños nacidos de relaciones de padre con hija, madre con hijo, o hermana con hermano.
Los investigadores de medicina molecular al mando del Dr. Arthur Beaudet, han explicado que los problemas genéticos de estos niños parten de estos casos de incesto que se ocultaron en el pasado.
En la mayoría de los casos, los infantes reciben aproximadamente la mitad de sus genes de su madre y la mitad de su padre. En el caso de incesto, como los miembros de la familia comparten su código genético, al contribuir cada uno con sus genes al embrión, el código resultante muestra una coincidencia en grandes bloques de ADN, ya que los genes heredados de la madre como del padre, resultan idénticos.
El Dr. Baudet explica en el estudio que: “En algunos casos, esas regiones idénticas llegan a representar hasta un cuarto del genoma, sobre todo en niños concebidos en una línea de parentesco directa, es decir cuando es el resultado de la unión entre padre e hija o entre hermanos”.
En ese mismo estudio, han logrado relacionar porciones idénticas de ADN que los niños han heredado de sus familiares, con lo cual según el experto, los investigadores se han enfrentado con problemas legales y éticos.
“La mayor preocupación surge de la posibilidad de que se descubra que niños han sido abusados sexualmente en sus casas, sobre todo niñas entre 12 y 16 años”, explicó el Dr. Beaudet en una entrevista telefónica publicada por la agencia de noticias Reuters.
Muchas veces, las madres están aterradas y niegan el abuso. Por ejemplo, explica el informe, cuando la madre es menor de edad, los médicos deben investigar si se trata de un caso potencial de abuso sexual, que de existir la sospecha, debe comunicarse a los servicios de protección al menor y eventualmente, a la policía ya que el embarazo pudo haber sido gestado a partir de una situación de abuso”.
La necesidad de informar a las autoridades no es tan clara cuando se trata de un adulto, en realidad es importante poder investigar si en el momento de la concepción, la madre del bebé era mayor o menor de edad.
Lo que hasta ahora era una sospecha, gracias a las nuevas investigaciones se convirtió en certeza. Antes, los médicos podían sospechar si un niño era producto de una relación incestuosa tomando varios datos y sacando conclusiones. Sin embargo, ahora tienen la certeza a través de lo que revelan los genes.
“Contamos con un examen de rutina que cuando lo aplicamos a niños, lo transforma en obvio”. Estos nuevos exámenes, en muchas ocasiones hasta sorprendieron a los investigadores. “Muchas veces no sospechamos el abuso y el resultado nos sorprende”, dijo Baudet.
Los investigadores recomiendan que cada institución establezca un comité de discusión para poder decidir qué hacer frente a todos los temas legales y éticos que pudieran surgir de ésta y otras situaciones.
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