Una encuesta del Centro de Investigaciones de los Asuntos Públicos de la Associated Press llegó a la conclusión de que los estadounidenses de 40 años o más, tienen la idea de que sus familiares van a cuidar de ellos en el caso de que lo necesiten, ya que la mitad de los encuestados aseguran que en algún momento de sus vidas han cuidado de otro.
La encuesta mencionada fue realizada en forma telefónica entre los días 13 de marzo y 23 de abril al azar entre 1419 adultos de 40 años o más.
Sin embargo, la investigación también reveló que así como es común en las personas hablar de sus preferencias en el caso de su muerte, les cuesta mucho hablar de sus proyecciones en caso de que necesiten el cuidado de alguien en caso de enfermedad a largo plazo.
Si bien cuando hablan de la experiencia de cuidar a otro, 8 de cada 10 personas que han cuidado a otro lo recuerdan como una experiencia positiva, existe lo que se llama el estrés del cuidador, ya que suele ser algo muy difícil y a la vez doloroso.
El 30% de los encuestados asegura que creen que cuidarán a algún ser querido y que se sienten preparados para ello. Las mujeres viven más que los hombres, con lo cual lo más frecuente es que las personas terminen cuidando de sus madres.
Sin embargo, el mayor estrés reportado en la encuesta se relaciona en el cuidado de su esposo deteriora la relación y también las complica desde el punto de vista financiero.
Síntomas del estrés del cuidador
El proceso de cuidado de un ser cuidado puede comenzar con un simple movimiento de llevar a la persona al médico o de ayudar con alguna cosa o trámite de la casa, como el baño. Sin embargo, cada vez más los familiares a cargo de enfermos deben realizar tareas más específicas de enfermeros como aplicar inyecciones o el curado de heridas.
Con el alargamiento de las expectativas de vida y el aumento de la población, se calcula que 7 de cada 10 estadounidenses necesitarán cuidado a largo plazo en algún momento de sus vidas después de los 65 años. Sin embargo, la encuesta mencionada dice que sólo el 20% de los encuestados creen que necesitarán ese tipo de cuidado y el 39% están realmente preocupados por sobrecargar a las familias.
El hecho de cuidar a una persona requiere responder a una serie de exigencias, tareas, esfuerzos y tensiones derivadas de su cuidado, pudiendo llegar a repercutir, tanto en su propia persona como en el resto de su entorno, produciéndose algunos cambios en diferentes ámbitos (familiar, laboral y social) de su vida cotidiana.
Puede darse cambios en las relaciones familiares, ya que aparecen conflictos en el seno de la familia, desacuerdos en la atención e implicación de los familiares en el cuidado de la persona dependiente.
También puede producir cambios en emociones y sentimientos. Si bien puede darse la satisfacción por ayudar a un ser querido, también puede darse una sensación de impotencia, sentimientos de culpabilidad, rechazo hacia la persona dependiente, soledad,preocupación o tristeza.
El cuidado prolongado de un familiar puede terminar afectando a la salud de los cuidadores y desatar un cuadro de estrés. Es frecuente que estas personas se sientan cansadas y tengan síntomas como ansiedad como insomnio , irritabilidad, dolores muscular , cervicales, lumbares, alteraciones digestivas cefaleas.
Los cuidadores que trabajan también suelen experimentar un conflicto entre las tareas de cuidado y las obligaciones laborales. Se sienten mal por no poder cumplir tanto con el trabajo (por absentismo, falta de puntualidad, etc.) como en el cuidado del familiar (por no poderle dedicar más tiempo a su ser querido).
Una de las explicaciones posibles a los resultados de la encuesta es que en general entre esposos el cuidado es 24 horas al día, los 7 días de la semana y que la persona a cuidar es de una edad similar que la del cuidador, con lo cual la tarea se hace más pesada aún.
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